Este año 2012 el productor artístico JOSÉ VALLE ha decido
realizar un merecido homenaje al pianista y compositor JUAN CARLOS COBIÁN, que
tendrá como eje las tres ciudades que marcaron su vida: Pigüé donde nació,
Bahía Blanca donde se inicio profesionalmente y Buenos Aires donde logró la
consagración definitiva.
El 31 de mayo en Bahía Blanca se realizará la colocación de una obra en homenaje al 116º aniversario del nacimiento de JUAN CARLOS COBIAN, en calle Moreno al 300 (esquina Castelli), como parte del ciclo “BAHIA BLANCA NO OLVIDA”. La misma consistirá en el 1er ejemplar de las que denominaremos “Baldosas que no olvidan”, en esta ocasión materializada en un baldosón de 0.75 m de largo por 0.75 m de ancho con un párrafo de la letra de “La casita de mis viejos”.
El 31 de mayo en Bahía Blanca se realizará la colocación de una obra en homenaje al 116º aniversario del nacimiento de JUAN CARLOS COBIAN, en calle Moreno al 300 (esquina Castelli), como parte del ciclo “BAHIA BLANCA NO OLVIDA”. La misma consistirá en el 1er ejemplar de las que denominaremos “Baldosas que no olvidan”, en esta ocasión materializada en un baldosón de 0.75 m de largo por 0.75 m de ancho con un párrafo de la letra de “La casita de mis viejos”.
GABY "La voz sensual del tango" |
En el mes de agosto, en Buenos Aires, se homenajeará a Juan Carlos Cobián y su obra en marco del 14º Festival Mundial de Tango de la ciudad de Buenos Aires.
La casita de mis viejos
Hay, entre tantas casas perdidas en el tiempo,
una que en Bahía Blanca adquiere una dimensión singular. Estaba ubicada en
calle Moreno al 300, a pocos metros de la esquina con calle Castelli, y en ella
vivía, desde fines del siglo XIX, la familia de los Cobián. En ella vivió,
llegado junto con su familia desde Pigüé cuando tenía 3 años de edad, quien
sería uno de los grandes compositores y ejecutantes más destacados del tango:
Juan Carlos Cobián. Luego de completar la escuela primaria y estudiar música en
el Conservatorio Williams, Cobián se marchó a la Capital Federal, para probar
suerte con su pasión musical. Era apenas un adolescente, pero su nombre se
grabaría para siempre entre los grandes creadores del tango. Luego de mucho
trajinar, Cobián encontró un ladero de lujo en Enrique Cadícamo, con quien
compuso, entre otros temas, los tangos Los
Maredos, Nostalgias y La Casita de Mis Viejos. Precisamente este
último tema da cuenta a esta historia. Porque la letra de La Casita... fue escrita por Cadícamo en referencia a la particular
historia de Cobián, quien tras alejarse de Bahía Blanca en 1913 no regresó sino
luego de 22 años , para visitar a sus padres, en 1930. La historia recién se
hizo pública en 1976, cuando en una nota en TV el propio Cadícamo señaló que la
letra del tango estaba inspirada en ese hecho. Ese mismo año, un periodista de
La Nueva Provincia se acercó al lugar para conocer la de pronto "singular"
casona y solo encontró... escombros: había sido demolida unas semanas antes
para dar lugar a la construcción de un edificio en altura. Para la historia, la
modesta referencia histórica que al menos da cuenta al ocasional transeúnte de
tan trascendente circunstancia.
"Vuelvo
vencido a la casita de mis viejos,
cada cosa es un
recuerdo que se agita en mi memoria,
mis veinte
abriles me llevaron lejos...
locuras
juveniles, la falta de consejo.
Hay en la casa un
hondo y cruel silencio huraño,
y al golpear,
como un extraño, me recibe el viejo criado...
Habré cambiado
totalmente, que el anciano por la voz
tan sólo me
reconoció.
Pobre viejita la
encontré
enfermita; yo le
hablé
y me miró con
unos ojos... Con esos ojos
nublados por el
llanto
como diciéndome
por qué tardaste tanto...
Ya nunca más he
de partir
y a tu lado he de
sentir el calor de un gran cariño...
Sólo una madre
nos perdona en esta vida,
es la única
verdad,
es mentira lo
demás"
(De La Casita de mis Viejos, fragmento, 1931,
Cobián y Cadícamo)
Fue estrenada en el año 1931 por Itala
Ferreira, un cancionista brasileña de la compañía revisteril “Tro-lo-lo”,
de Jardel Jercollis, en el desaparecido teatro Buenos Aires, de la calle
Cangallo.
Juan
Carlos Cobián fue un auténtico evolucionista del tango, tanto en su calidad de
ejecutante como de compositor. Como pianista, fue el primero en llenar con
adornos en los bajos de los silencios de la melodía –procedimiento que sería
luego sistematizado por Francisco De Caro-, además de su delicadeza en la interpretación.
Como
compositor es, junto con Enrique Delfino, el creador del denominado "tango-romanza";
en 1917 este último produjo "Sans Souci", y Cobián,
"Salomé", con los que abrieron el camino para el tango de avanzada. A
tal punto fue un evolucionista Cobián que las editoriales le rechazaban sus
tangos iniciales por considerarlos "mal compuestos". La realidad es
que estaban muy por encima de la música popular de la época.
Nació
lejos de la ciudad que lo consagró, en Pigüe (provincia de Buenos Aires), el 31
de mayo de 1896 –hijo de Manuel Cobián, español, y Silvana Coria, argentina- y
ya de pequeño se sintió irresistiblemente atraído por el piano de su casa, que
tocaba su hermana Dolores, cuando ya la familia estaba radicada en Bahía
Blanca. Admirada por lo que los dedos del pequeño conseguían arrancarle al
teclado, Dolores influyó con los padres para que lo hicieran estudiar música.
Así ingresó Juan Carlos en el Coservatorio Williams de esa ciudad, donde tuvo
como profesor a Numa Rossotti, quien a su vez, fue alumno de Vincent d'Indy, en
París, donde llegó a estrenar la "Berceuse heroïque", de
Debussy.
En
1913, ya recibido, Cobián arribaba a la ciudad de Buenos Aires, y se ganaba sus
primeros pesitos como pianista en un oscuro trajín por una cervecería alemana y
varios cines, en los que ponía la cuota de música al silencio de las películas.
Como
hombre de la noche, este bonaerense con cuerpo de atleta, y dedos brujos,
sentía atractivo especial por las mujeres, pero todos sus amores, que fueron
abundantes y a la vez fugaces, concluían siempre cuando se toca el tema
matrimonial. No obstante fue un amor...quien lo llevó a Nueva York. El amor se
deshizo pronto, pero la gran ciudad americana lo atrapó durante 4 años. No le
fue fácil, en un ambiente hostil a los latinoamericanos. Pero... Cobián tenía
luz propia, ese halo que acompaña a los ganadores, y pasado ese periodo
lúgrube, consigue trabajo en un lujoso hotel, donde allí se estabilizó
económicamente durante casi un año. Vuelve a Buenos Aires, mas pulido, con un
conocimiento mas profundo de la música y la vida, hablando un correcto Inglés, con
experiencias increíbles entre las que incluía el género Jazzístico que
ejecutaba al piano, como cualquier negro norteamericano.
De este genial compositor quedaron obras como: Rubí, La casita de mis viejos, Pico de oro, Nieblas del Riachuelo y
Nostalgias Mi Refugio,
Almita Herida, Los Dopados (Los Mareados), Snobismo, La Adivina, Una Droga, Salomé , Bohemia, Carne y Uña, Mujer Mosca Muerta,
A Pan y Agua, La Catanga, Pico de Oro, Shusheta, Piropos, Sea Breve, Viaje al
Norte, Mario, Hambre Vení,Vení; Lamento Pampeano, Mal Camino y
otros... El estilo Cobián había prendido muy fuerte entre los músicos del
Tango, fue quien le adosó la melodía al tango. La dio desde el piano, otra
marcación rítmica a las Orquestas
El 10 de diciembre de 1953, dejaba este mundo. Tenía 57 años, pero
había conocido la vida como si acabara de cumplir un siglo. "¿Había algo
que hacer en la tierra después de haberlo conocido todo?", dijo al
respecto Enrique Cadícamo, su colaborador de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario