miércoles, 28 de mayo de 2014

Luis César Amadori

El teatro y el cine fueron sus pasiones, constituyeron su oficio y también su medio de vida. Durante casi cincuenta años perteneció por talento a lo que se consideraba el mundo de las estrellas de entonces. Entreverarse en el territorio del cine y el teatro en aquellos años significaba comprometerse necesariamente con el tango. Además, Luis César Amadori era simpático, entrador y, lo más importante, sabía escribir, era un hombre de lecturas y preocupaciones literarias.
Supe de él en un debate acerca de la autoría del tango “Confesión”. Mi amigo sostenía que Amadori era el autor; yo afirmaba que era Discépolo. Los dos perdimos la apuesta, porque después nos enteramos de que ese formidable tango había sido escrito por los dos.
“Confesión” es un tango discepoliano desde la primera a la última letra. No hace falta leer la firma para saber que está en la misma línea de “Infamia”, “Secretos” o “Quien más quien menos”. La pregunta a hacerse en todo caso es la siguiente: ¿Cómo se puede escribir un tango tan personal entre dos personas? La respuesta no admitía dudas: el autor era Discépolo y Amadori se había prendido en los detalles o en algún procedimiento menor.
Es lo que pensaba hasta que escuché por la voz del Negro Alfredo Belussi el tango “Cobardía”, que sí estaba escrito del principio al fin por Amadori: “Yo sé que es mentira, todo lo que estás diciendo, que soy en tu vida sólo un remordimiento, yo sé que es de pena, que mentís pa no matarme, lo sé y sin embargo sin esa mentira no puedo vivir”. La conclusión era previsible: un tipo que escribe un poema de esa calidad no es un poeta menor o un simple acompañante.
Después lo escuché a Julio Sosa en “Quien hubiera dicho” y “Rencor”. Y a Charlo interpretando “Olvido”. Con esos antecedentes no hizo falta que luego me enterara de que Carlos Gardel le había grabado cinco tangos, entre los que se destacan “Madreselva” y “Fondín de Pedro Mendoza”.
Particular mención merece el tango “Portero suba y diga”, un tango que a mi tío le encantaba en la versión de Agustín Magaldi, aunque también merecen escucharse las versiones de Belussi, Argentino Ledesma y Ricardo “Chiqui” Pereyra. La escena es conocida. El hombre lo interpela al portero del edificio para que suba y le diga a la mujer que está trabajando en una “garsoniere” que él allí la espera, que no se va. Y hay una estrofa muy bien escrita: “Y diga a esos maulas, sotretas sin nombre que aquí hay un hombre si tienen valor, y dígale amigo que aquí yo la espero, que aquí yo me muero por ella de amor”.
Estos tangos fueron escritos entre 1928 y 1936. Son tangos cuya música pertenecen a Francisco Canaro, Luis Rubistein, Rodolfo Sciammarella, Enrique Delfino y Charlo, compositor, por ejemplo, de “Tormento”. Algunas letras están escritas en compañía de otros poetas. Es el caso que ya comentamos de “Confesión”, pero también de “Desencanto” o “Alma de bandoneón”. Una sociedad parecida establece con Ivo Pelay, para escribir en 1929 “Fondín de calle Mendoza”.
Se trata en la mayoría de los casos de letras destinadas a animar una pieza teatral o algún espectáculo de revista. De todas maneras, basta prestar atención a los poemas para coincidir en que estamos ante un poeta que trasciende al mero letrista de revistas que entre acto y acto improvisa alguna estrofa pintoresca más o menos rimada.
“Rencor”, por ejemplo, un tango escrito en 1932 y musicalizado por Charlo, tiene una estrofa antológica: “La odian mis ojos porque la miraron, mis labios la odian porque la besaron la odio con toda la fuerza de mi alma y es tan fuerte mi odio como fue mi amor” Para después rematar con “No repitas nunca lo que vi a decirte, rencor tengo miedo de que seas amor”.
Presten atención que tanto en “Cobardía” como en “Portero suba y diga” o “Rencor”, se narran historias de amores frustrados, historias en donde el fracaso del amor se confunde con la lástima, el odio o el resentimiento. El amor como una trampa, una tragedia, un destino doloroso. O el amor como una fatalidad a la que el hombre le resulta imposible renunciar.
Esta parece ser la constante en los poemas de Amadori. “Tormento”, está en esa misma línea: “Será verdad lo que dice la gente, que andás por ahí tirando mi cariño, será verdad que así cobardemente, te entretenés burlándote de mi querer. No puedo creer que seas tan poca cosa, que te olvidés que yo te he dao mi vida, será verdad que mi ilusión la más querida, me ha de fallar yo no lo puedo creer”. Se trata de un tango escrito en 1934 con una excelente versión de Charlo.
“Madreselvas en flor” posee otra estructura, pero se mantienen las mismas obsesiones. La evocación de la vieja pared se relaciona con la niñez, la pobreza y las lágrimas del primer amor. Después los años pasan con sus penas y desengaños. De amor y de los otros. “Así aprendí que hay que fingir para vivir decentemente, que amor y fe mentira son y del dolor se ríe la gente. Hoy que la vida me ha castigado y me ha enseñado su credo amargo, vieja pared con emoción me acerco a vos y te digo como ayer”.
Y si en la primera estrofa la madreselva es un testigo del primer amor, en la última estrofa ya no hay esperanzas. “Madreselvas en flor que me vieron nacer y en la vieja pared sorprendieron mi amor, tu humilde caricia es como el cariño primero y querido que nunca olvidé. Madreselvas en flor que trepándose van en tu abrazo tenaz y dulzón como aquel, si todos los años tus flores renacen, ¿por qué ya no vuelve mi primer amor?”. Gardel grabó este tango en 1931, pero la versión de Libertad Lamarque de 1938 es inolvidable.
Luis César Amadori nació en la localidad italiana de Pescara, el 28 de mayo de 1902. Llegó a la Argentina cuando tenía cinco o seis años de edad. La escuela primaria la cursó en Ballester, y el bachillerato con los hermanos Salesianos. Estudió Medicina en Córdoba durante dos años. Los rumores dicen que fue uno de los protagonistas de la Reforma Universitaria de 1918. Nada de esto está confirmado. Lo seguro es que mantuvo una buena amistad con algunos dirigentes del movimiento reformista y, muy en particular, con Enrique Barros y Gumersindo Sayago.
De todos modos, las tentaciones de la vida nocturna y la bohemia intelectual pudieron más que la fantasía de los padres de tener un hijo doctor. Iniciados los años veinte Amadori ya está entreverado en el mundo del periodismo y el teatro. Ha renunciado a su empleo de practicante en el hospital para trabajar de cronista en el diario Última hora. Después lo hará en Caras y Caretas y en la revista Plus Ultra. En 1926 es director del teatro Cervantes. Se dice que quien lo introdujo en el mundo de las tablas fue Ivo Pelay, con quien luego compartirán responsabilidades en el Teatro Comedia, donde organizarán las temporadas de revistas.
Si Pelay lo apadrinó en el teatro, diez años más tarde Mario Soffici lo hará en el cine. Su primera película es de 1936. Se trata de “Puerto nuevo”, donde actúan José Gola y Pepe Arias, y cantan Sofia Bozán y Charlo. La dirección de “Puerto nuevo” es compartida con Soffici.
Amadori filmó alrededor de setenta y ocho películas. Lo hizo en la Argentina hasta 1955, y después, perseguido por sus relaciones con el peronismo, se exilió en España donde filmó algunos sucesos taquilleros con Sarita Montiel como “La violetera” y “El último tango”.
En el cine nacional hay coincidencias en admitir que su gran película fue “Dios se lo pague”, filmada en 1947 y estrenada en el Gran Rex en marzo de 1948. Allí trabajan Arturo de Córdoba y la esposa de Amadori, Zully Moreno. “Dios se lo pague” trascendió las fronteras locales y fue elegida para participar en el Oscar.
Luis César Amadori murió el 5 de junio de 1977.

viernes, 23 de mayo de 2014

Día del Cine Nacional

Se celebra en homenaje a la primera película argumental, "La Revolución de Mayo", que fue estrenada en el Teatro Ateneo un 23 de mayo de 1909. El film estaba dividido en 15 cuadros de los cuales se conservan solo 9, cada uno de ellos precedido por un cartel. En el film se relatan los acontecimientos del 25 de Mayo de 1810 y los sucesos de los días precedentes.

El film tiene un lenguaje emparentado con el del cine francés de su tiempo. La acción es eminentemente teatral, los decorados pintados en telones (el Cabildo flamea al soplar el viento), la cámara toma el lugar de un espectador y la narrativa queda a cargo de los intertítulos, funcionando la imagen a la manera de la ilustración de un texto.

Al ser Gallo un inmigrante italiano, es natural que sus films utilizasen las formas de lenguaje que imperaban en ese momento en Europa, y resulta interesante que la elección argumental se inspirase en hechos de la historia argentina.

Insólitamente hoy se conserva una copia de esta película encontrada, casi de casualidad, en 1960 entre un montón de latas viejas. La misma fue restaurada y hoy puede ser disfrutada nuevamente.

Además de La Revolución de Mayo, Mario Gallo también se interesó por otros temas afines y filmó El Himno Nacional, La Batalla de San Lorenzo, La Batalla de Maipú, San Martín y Güemes y sus gauchos, aunque de ninguna se pudo conservar una copia.

martes, 13 de mayo de 2014

¿Por qué se cree que el martes 13 es de mala suerte?

"No te cases ni te embarques", dice el refrán. La explicación de la combinación del número 13 con el segundo día de la semana.
"Martes 13, no te cases ni te embarques", dice el refrán que remarca la negatividad con que es vivido este día. La relación de esta fecha y la mala suerte lleva cientos de años entre la comunidad de España, Grecia y América latina. ¿Por qué el martes 13?
Existen varias explicaciones para interpretar esta fecha como algo desagradable, la principal se relaciona por un lado al número y por otro al día:
Día 13, esta cifra está asociada a la última Cena de Jesucristo ya que entre los comensales estaban los 12 apóstoles y él, quien muere. En la biblia el capitulo 13 es el del Apocalipsis y la llegada del Anticrito. A esto se suma desde el judaísmo la Cabalá en la que el número 13 representa a espíritus malignos.
Martes, este día de la semana hace honor al planeta Marte y también al dios de la guerra homónimo. En la mitología romana Marte era quien regía la violencia la tensión y la agresividad.
Estas creencias calaron tan hondo en la actualidad que algunos edificios saltean los pisos del 12 al 14 (no hay ningún nivel llamado 13) y los aviones no tienen la fila 13. En algunas personas la aberración a la mala suerte de este día es tan fuerte que genera una especie de fobia llamada "Trezidavomartiofobia".

lunes, 12 de mayo de 2014

A 28 años de la muerte de Alicia Moreau de Justo

Alicia Moreau nació en Londres el 11 de octubre de 1885. Su padre, Armando Moreau, fue un revolucionario francés, que participó en la Comuna de París y que, luego de la derrota en 1871 y la cruenta represión subsiguiente, buscó refugio en Bélgica primero y Gran Bretaña después. En 1890, él y María Denanpont, su madre, migraron a la Argentina. Una vez radicado en Buenos Aires, el padre de Alicia se integró a los grupos socialistas que comenzaban a organizar el movimiento obrero argentino. Alicia solía acompañarlo a estas reuniones y actividades.

Realizó sus estudios secundarios en el Colegio Normal Nº 1 donde, ella misma recuerda, recibió una influencia decisiva de parte de Hipólito Yrigoyen, quien se desempeñaba allí como profesor de filosofía y que varios años más adelante se convertiría en el primer presidente democrático de la Argentina. Sin embargo en 1900, Alicia cuestionó severamente la participación de Yrigoyen en los levantamientos militares impulsados por el radicalismo, diciéndoselo personalmente

En 1906, cuando contaba con 21 años, Alicia Moreau fundó el movimiento feminista en Argentina. En oportunidad del Congreso Internacional del Libre Pensamiento que se realizó en Buenos Aires, la republicana española Belén de Sárraga le sugirió que las argentinas deberían organizar un movimiento en favor de los derechos políticos de la mujer [2]. Entonces, Moreau propuso la idea en una de las reuniones del Congreso y junto a otras mujeres, como Sara Justo, la Dra. Rawson Dellepiane, la Dra. Lantieri, entre otras, fundaron el Centro Feminista de Argentina y el Comité Pro-Sufragio Femenino. A partir del congreso, el Partido Socialista, que contaba con un activo Centro Femenino, comenzó a invitar a Alicia Moreau a dar conferencias a los simpatizantes en los diversos centros socialistas a través de la Sociedad Luz.

En 1907 ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, en una época en que la sociedad veía con rechazo que las mujeres estudiasen una profesión universitaria. Alicia Moreau perteneció al grupo de seis mujeres que se inscribieron por primera vez para estudiar medicina en Argentina. Desde sus años universitarios Alicia Moreau prestó atención a las enfermedades sociales relacionadas con la discriminación de la mujer y de los trabajadores.

Entre 1906 y 1914, Alicia Moreau escribió varios artículos sobre educación y política en la Revista Socialista Internacional dirigida por Enrique del Valle Iberlucea, quien años después sería elegido como primer senador socialista de América Latina. Algunos de esos artículos se titularon: La escuela nueva, La Comuna y la educación, Liga Internacional para la educación racional de la infancia, Internacionalismo escolar, Las universidades populares de Noruega, etc.

Por entonces Alicia Moreau expuso su tesis sobre la escuela nueva, en la que cuestionaba profundamente la escuela pública argentina, sosteniendo que los niños solo se pertenecen a sí mismos, y que ni los padres, ni la Iglesia, ni el Estado, tienen derecho a imponerle sus dogmas y convicciones.

En 1910 junto a Berta W. de Gerchunoff y su padre Armando Moreau, entre otros y otras, fundó el Ateneo Popular con el fin de promover la extensión secundaria y universitaria, funcionando en locales sindicales, socialistas y mutuales, que se convirtió en uno de los centros de educación popular más activos de la ciudad, además de hacerse cargo de la edición de la Revista Socialista Internacional, con el nombre de Humanidad Nueva, cuya secretaría recayó en Alicia Moreau. Ese mismo año organizó el Primer Congreso Femenino Internacional. En la revista Alicia prestó especial atención a que el pensamiento femenino se viera igual de representado que el pensamiento de los varones, difundiendo trabajos de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin, Carolina Muzzili, María Montessori, etc.

En 1914, al iniciarse la Primera Guerra Mundial, Alicia Moreau inició un amplio movimiento pacifista.

En 1915 obtuvo su diploma universitario con diploma de honor y una tesis titulada "La función endócrina del ovario", convirtiéndose en una de las primeras médicas de América Latina, especializándose en enfermedades femeninas. Ese mismo año publica el libro Evolución y Educación y comienza a dar clase como profesora de Fisiología en la Universidad Nacional de La Plata.

En 1919 dejó de publicarse Humanidad Nueva. Ese mismo año Alicia Moreau fue designada por las organizaciones feministas argentinas como delegada por las mujeres argentinas al Congreso Internacional de Obreras celebrado en Washington, donde se relacionó con el movimiento por el sufragio femenino norteamericano. Durante el mismo viaje participó también como delegada argentina al Congreso Internacional de Médicas, donde se destacó por su crítica a la prostitución y su defensa de una moral única para ambos sexos. Como resultado de este último congreso se fundó la Asociación Internacional de Mujeres Médicas, resultando Alicia Moreau electa para integrar su Comité Ejecutivo.


En 1920 Alicia Moreau fue una de las fundadoras de la Unión Feminista Nacional (UFN) con el fin de unificar las distintas organizaciones feministas que existían en ese entonces, como el Centro Socialista Femenino, la Agrupación Socialista Femenina, y el Consejo Nacional de Mujeres. La UFN tenía como objetivo organizar a las mujeres, a partir de centros en todo el país, para obtener la igualdad de derechos con los hombres, así como para mejorar las condiciones del trabajo femenino. La acción política de la UFN resultó decisiva para apoyar la sanción de muchas importantes leyes de reconocimiento de los derechos de la mujer y de protección del trabajo femenino. La UFN publicó mensualmente la revista Nuestra Causa. La UFN comenzó a organizar movilizaciones activas de mujeres durante los actos electorales, así como peticiones masivas dirigidos a los legisladores y acciones de lobby.

La UFN estaba dirigida entre otras mujeres por Alicia Moreau, quien fue elegida presidenta, Julia García Games, Angela Costa, Elsa Bachofen, Berta de Gerchunoff, Adela García Salaberry, Consuelo G. de García, Clotilde Rossi, Josefina L. de Mantecón. La poetisa Alfonsina Storni solía participar de los actos de la UFN. Ese mismo año Moreau es una de las creadoras del Comité Femenino de Higiene Social con el fin de combatir la trata de blancas.

Pocas semanas después la UFN establecía una alianza con el Comité pro Derechos de la Mujer, presidido por Elvira Rawson de Dellepiane, para reclamar activamente el reconocimiento del derecho a votar de las mujeres y apoyar al Partido Feminista Nacional que impulsaba la candidatura a diputada nacional de Julieta Lanteri. La prensa conservadora comenzó a utilizar el término "damas rojas" para referirse a las mujeres que reclamaban el derecho a voto.

En 1921 decide afiliarse al Partido Socialista y al año siguiente se casó con su fundador, Juan B. Justo, que fallecerá siete años después, y con quien tuvo tres hijos: Juan Justo, Luis Justo y Alicia Justo. Alicia Moreau de Justo alcanzó en esas décadas a integrar el Comité Ejecutivo del Partido Socialista y se convirtió en la primera mujer argentina en ocupar un cargo político. Desde su cargo directivo en el PS organizó exitosamente las "Agrupaciones Femeninas" en cada Centro Socialista, con el fin de organizar la acción política de las mujeres. Algunas agrupaciones crearon centros para los niños, para que más mujeres pudieran acercarse a la actividad política. El Partido Socialista se diferenció de los otros partidos políticos de la época por la gran cantidad de mujeres que militaban en sus filas.

En 1925 las feministas obtuvieron su primer triunfo parlamentario al lograr la sanción de la Ley 11.317 reglamentando el trabajo de las mujeres y los niños, en la que se establecía que las mujeres no podrían trabajar más de 8 horas diarias y 48 horas semanales, prohibición del trabajo nocturno y en tareas insalubres, prohibición del despido de mujeres embarazadas, licencia para amamantar y obligación de las empresas de tener guarderías.

En 1926, las feministas obtienen un nuevo y resonante triunfo con la Ley de Derechos Civiles de la Mujer que aunque no establecía la igualdad plena entre hombres y mujeres, establecía por primera vez el principio de que las mujeres y los hombres debían ser equiparados en términos de derechos.

En 1932 Alicia Moreau de Justo elabora un proyecto de ley de sufragio femenino que es presentado por el diputado socialista Mario Bravo y obtiene la aprobación de los diputados, en medio de una amplia movilización de mujeres y presión de las organizaciones feministas. Sin embargo el proyecto fue rechazado por el Senado, donde predominaban ampliamente los conservadores.

Durante la década 1930-1940 se desempeñó activamente en las campañas de solidaridad argentina en apoyo de la República durante la Guerra Civil Española. En 1936, cuando se realizó en Buenos Aires la Conferencia Panamericana de Cancilleres, organizó en forma paralela la Conferencia Popular por la Paz en América, en el Teatro Augusteo, a la que vinieron representantes de todo el continente.

Con la aparición del peronismo a partir de 1943, y durante los dos primeros gobiernos de Juan D. Perón, Alicia Moreau de Justo manifestó una clara posición opositora, en línea con la política del Partido Socialista, criticando los aspectos no democráticos del peronismo.

En 1946 escribió su libro La mujer en la democracia.

En 1947 el peronismo sancionó la ley del voto femenino, y en 1949 sancionó una nueva Constitución Nacional que establecía la igualdad plena de la mujer y el hombre y la responsabilidad compartida frente a la patria potestad. Alicia Moreau de Justo, a pesar de su oposición al peronismo, se alegró y apoyó esas decisiones, que concretaban el objetivo por el que había luchado durante 40 años. Cuenta Cecilia Lérici, una dirigente del Partido Socialista, que en aquel momento dijo: "¡Qué bueno!, aunque venga del gobierno peronista".

A pesar de su oposición al peronismo, nunca tuvo una actitud despectiva para con Eva Perón, a quien consideraba que, pese a que era utilizada por el sistema, "era una mujer muy rebelde,... (que) después, cuando se dedicó a aliviar la situación de los trabajadores, expresaba también ese mismo sentimiento de rebeldía de las que querían el sufragio".

Como parte de su larga lucha pacifista, en 1947,después de la Segunda Guerra Mundial, Alicia Moreau de Justo fundó la filial argentina del Acuerdo Mundial por la Paz que agrupaba "a todas las mujeres del mundo que desean luchar contra la guerra, con espíritu de justicia y solidaridad humanas". Fue representante de la Argentina en el Congreso Mundial Femenino que se celebró en París ese año.

En 1951, las mujeres argentina pudieron votar y ser votadas para cargos nacionales por primera vez en la historia. Alicia Moreau de Justo integró la lista de diputados nacionales junto a otras mujeres socialistas. Sin embargo, en el marco de la persecución del gobierno contra los opositores, Alicia Moreau de Justo fue detenida y, luego de liberada, y debió esconderse, por lo que no pudo votar.

Integrante de la Junta Consultiva, directora de La Vanguardia y división socialista.

Después del golpe militar que derrocó al Presidente Juan Perón en 1955, Alicia Moreau de Justo fue designada por el Partido Socialista como una de los cuatro miembros que le correspondían en la Junta Consultiva Nacional creada por el gobierno militar. Fue el único cargo público que desempeñó en su vida, pero personalmente no estaba de acuerdo, debido a su posición anti-militarista.

Después del golpe militar, el Partido Socialista se dividió internamente en dos grupos: un ala conservadora que apoyaba calurosamente al gobierno militar y exigía una drástica represión del peronismo, encabezado por Américo Ghioldi, y otra ala más popular, que sospechaba de los militares en el gobierno y pretendían establecer buenas relaciones con un peronismo democratizado. Este último grupo tenía como cabezas más visibles a Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo. Por entonces ella sostenía que peronistas y antiperonistas debían unirse para la transformación de una sociedad basada en la desigualdad económica.

En 1956 fue nombrada directora de La Vanguardia, el importante periódico del Partido Socialista, que tenía por entonces una tirada de 90.000 ejemplares. Moreau de Justo le imprimió al periódico partidario un contenido crítico del gobierno militar, que fue duramente cuestionado como populista por el ala conservadora del partido, llegando a acusarla de manejos delictivos.

En 1958 las diferencias entre ambos grupos era de tal magnitud que produjo la ruptura del Partido Socialista en el 44º Congreso. Se formaron entonces dos partidos: el Partido Socialista Argentino (hoy llamado Partido Socialista Auténtico, por una proscripción de la junta electoral que 1983 le prohibió utilizar la palabra "Argentino) y el Partido Socialista Democrático. 
Alicia Moreau de Justo, junto a Alfredo Palacios, José Luis Romero, Carlos Sánchez Viamonte, entre otros, integró el PSA. Continuó como directora de La Vanguardia hasta 1960, adoptando entre otras posturas la necesidad urgente de la reforma agraria y el apoyo a la Revolución Cubana. Debido a la oposición interna dentro del PSA, decidió renunciar a la dirección del periódico en 1960.

En 1972, cuando el Partido Socialista Argentino se fusionó con otros grupos socialistas para conformar el Partido Socialista Popular, Alicia Moreau de Justo se alejó del mismo, discrepando con su cercanía al peronismo, para formar la Confederación Socialista Argentina, junto a dirigentes como Héctor Polino, Alfredo Bravo y Elena Tchalidy, entre otros.


En 1975 fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), convocada por Rosa Pantaleón, junto con el obispo de Neuquén don Jaime de Nevares, el rabino Marshall Meyer, el obispo Carlos Gatinoni, Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Susana Pérez Gallart, Adolfo Pérez Esquivel y Alfredo Bravo. La APDH desempeñó un importante papel de resistencia al terrorismo de estado durante la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983. En esos años Alicia Moreau de Justo acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo en sus famosas rondas frente a la casa de gobierno, presentaba peticiones de libertad a la junta militar y a los jueces.

En 1979, cuando la actividad política estaba prohibida, participó junto a dirigentes de la Confederación Socialista Argentina y el Partido Socialista Popular, un acto en el tradicional salón de la mutual socialista Unione y Benevolenza, de la Ciudad de Buenos Aires.

En 1980 fue una de las encargadas de recibir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, una de las acciones internacionales que más dañaron al Proceso de Reorganización Nacional.

100 años y promotora de la unidad socialista.

En 1981, aún en la clandestinidad, impulsó la reunificación del Partido Socialista mediante la creación de la Unidad Socialista en alianza con el Partido Socialista Popular y el Partido Socialista del Chaco, siendo elegida presidenta.

En 1982 fue una de las pocas dirigentes políticos que se opuso frontalmente a la Guerra de las Malvinas, consecuente con sus principios antimilitaristas.

En 1985 cumplió 100 años y fue el centro de un homenaje en Unione e Benevolenza, en el que participó todo el espectro político y social de la Argentina, y durante el cual dio su último discurso público, especialmente dirigido a los jóvenes y a las mujeres.
Falleció a los 100 años el 12 de mayo de 1986.

martes, 6 de mayo de 2014

Un 6 de Mayo de 1994 Fallece la actriz Malvina Pastorino.

Malvina Pastorino nació el 16 de noviembre de 1916. Hija de inmigrantes piamonteses de los cuales obtuvo una amplia educación con influencias europeas en lo artístico y literario; era prima de la modelo de alta-costura “Péle” Pellegrina Pastorino. Malvina contrajo matrimonio con el famoso actor y comediante Luis Sandrini.
Debutó en el cine en el año 1949 en la película Esperanza dirigida por Francisco Mujica acompañando a Aída Alberti y debido a este gran éxito ingresó a la década de oro del cine argentino filmando junto a los astros y estrellas del momento como Enrique Serrano en el film Don Fulgencio (1950) basado en la historieta creada por Lino Palacios. Posteriormente formó parte de la compañía de Luis Sandrini en el teatro con la obra Cuando los duendes cazan perdices, luego cuando la pareja se consolidó hicieron una serie de películas de enredos que tuvieron éxito en el público, como Payaso (1952), Cuando los duendes cazan perdices (1955),Chafalonias(1960), Cuando los hombres hablan de mujeres (1967), En mi casa mando yo (1968), La valija(1971) y Hoy le toca a mi mujer (1973), y como tercero en discordia se encontraba Jorge Porcel. Este cierre del ciclo fue dirigido por Enrique Carreras, número uno en materia de comedia familiar. Fueron ellos los que inauguraron en la decáda de 1960 el género picaresco con la película La cigarra no es un bicho, de 1964, de Daniel Tinayre. En la decáda de 1970 sus trabajos en el cine fueron disminuyendo haciendo pequeños papeles conocidos como cameos, ellos fueron Yo tengo fe (1974), La fiesta de todos (1978) de Sergio Renán que relataba los acontecimientos del Mundial de Argentina de 1978 y Frutilla (1980)
Cuando la televisión empezó a emitir los primeros shows en vivo Goar Mestre dueño de canal 13 la contrató para que protagonizara el show “Las tres caras de Malvina”, pero en este medio fue en el rubro de las telenovelas como “Un hombre como vos” (1982)fue escrita por Alberto Migré como logró un gran impacto en el público femenino esta misma dupla fue contratada por Alejandro Romay propietario de canal 9 donde realizó dos telenovelas más: “Solá” (1983)y “Tal como vos” (1984), una vez finalizado su contrato, canal 11 la toma en cuenta para realizar en 1986 las primeras novelas que incluían estrellas latinoamericanas como protagonistas esta obra fue “Claudia Morán” protagonizada por Anmeris Morales.