Cuando Perfecto Rodríguez, nacido en Galicia, abrió su almacén en 1912, nunca se imaginó que su esquina seguiría dedicada al rubro gastronómico. En Crisólogo Larralde y Estomba, hace ya dos años y medio, surgió el restaurante Raíces. Y hoy es un éxito que se extiende desde Saavedra al resto de los barrios porteños.
Con la cocinera Fernanda Tabares dirigiendo el equipo, y su socio Mario Pinnel detrás de cada detalle, el lugar respira vitalidad y buena mesa. Vinculados a la pedagogía culinaria por su trayectoria en el Colegio de Cocineros del Gato Dumas, explican: “Cumplimos lo que nos habíamos propuesto al soñar un restaurante diferente: la gente se va feliz, sorprendida de haber probado un plato conocido pero con alguna vuelta de tuerca inesperada, como nuestras papitas en tempura, muy crocantes”. La idea motriz del proyecto fue rendirle culto a los sabores de la primera infancia, gentiles, abundantes, con secretos y recuerdos únicos, pero con intervenciones actuales que apelan a técnicas de todas las culturas.
El servicio, eficaz y rápido, está compuesto por un escuadrón de camareros entrenados para satisfacer, que estudian la carta, la prueban y aprenden a conocerla de memoria para poder asesorar a los clientes. Tabares, la cocinera detrás de la escena, es la persona más solicitada en el salón los domingos, cuando no quedan más mesas libres: los habitué quieren llevarse una receta, o necesitan conocer el relleno exacto de una pasta que probaron. Ella sale a conversar con sus comensales, recorre las mesas, sonríe, aconseja.
¿Qué comer? más allá de los nombres que figuran en la carta, hay sensaciones: carnes suculentas en el punto justo, tomates rellenos con queso, huevitos poché en lugares insospechados, sorrentinos como los come la chef, postres iguales a los de mamá, salsitas aquá y allá. Todo como para pasar el pan por el plato y pedir más, igual que se hacía en casa. O como para llegar temprano a la mañana, o a la hora de la merienda, y preguntar, con toda naturalidad, por el célebre mate con algo rico (la pastelería casera también es una de las especialidades de Raíces).
Hay precios amigables, buenos anfitriones y ese aire de intimidad que se respira en los clubes de barrio, entre amigos o en la propia casa. Dos años y medio desde que abrió Raices. Un triunfo para la cocina casera que perdura en las papilas y en el corazón.
Con la cocinera Fernanda Tabares dirigiendo el equipo, y su socio Mario Pinnel detrás de cada detalle, el lugar respira vitalidad y buena mesa. Vinculados a la pedagogía culinaria por su trayectoria en el Colegio de Cocineros del Gato Dumas, explican: “Cumplimos lo que nos habíamos propuesto al soñar un restaurante diferente: la gente se va feliz, sorprendida de haber probado un plato conocido pero con alguna vuelta de tuerca inesperada, como nuestras papitas en tempura, muy crocantes”. La idea motriz del proyecto fue rendirle culto a los sabores de la primera infancia, gentiles, abundantes, con secretos y recuerdos únicos, pero con intervenciones actuales que apelan a técnicas de todas las culturas.
El servicio, eficaz y rápido, está compuesto por un escuadrón de camareros entrenados para satisfacer, que estudian la carta, la prueban y aprenden a conocerla de memoria para poder asesorar a los clientes. Tabares, la cocinera detrás de la escena, es la persona más solicitada en el salón los domingos, cuando no quedan más mesas libres: los habitué quieren llevarse una receta, o necesitan conocer el relleno exacto de una pasta que probaron. Ella sale a conversar con sus comensales, recorre las mesas, sonríe, aconseja.
¿Qué comer? más allá de los nombres que figuran en la carta, hay sensaciones: carnes suculentas en el punto justo, tomates rellenos con queso, huevitos poché en lugares insospechados, sorrentinos como los come la chef, postres iguales a los de mamá, salsitas aquá y allá. Todo como para pasar el pan por el plato y pedir más, igual que se hacía en casa. O como para llegar temprano a la mañana, o a la hora de la merienda, y preguntar, con toda naturalidad, por el célebre mate con algo rico (la pastelería casera también es una de las especialidades de Raíces).
Hay precios amigables, buenos anfitriones y ese aire de intimidad que se respira en los clubes de barrio, entre amigos o en la propia casa. Dos años y medio desde que abrió Raices. Un triunfo para la cocina casera que perdura en las papilas y en el corazón.
Crisólogo Larralde 3995 (Saavedra, Capital Federal)
4541-4927/3198/
www.raicesccch.com.ar
Abiertos de 9 al cierre, de lunes a sábados. Domingos de 9 a 17 hs.
Cubierto promedio a la carta $95
4541-4927/3198/
www.raicesccch.com.ar
Abiertos de 9 al cierre, de lunes a sábados. Domingos de 9 a 17 hs.
Cubierto promedio a la carta $95
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