Corría el año 1995 cuando a los rumores de refacciones y aggiornamiento del Café La Paz movieron al Concejo Deliberante a preservar sus valores culturales tangibles e intangibles. Basta sin embargo leer las versiones taquigráficas para encontrar que lo valorado en ese momento y aún hoy es el recuerdo de su lugar de encuentro de la intelectualidad y de los estudiantes (especialmente los de la vieja Filosofía y Letras de la calle Viamonte), de las décadas de '60 y '70, atraídos por esa Avenida Corrientes que no dormía, con sus librerías abiertas y su oferta variada de teatros y cines.
Había sido inagurado en 1944 en Corrientes y Montevideo y terminó su remodelación en 1999. A pesar de los cambios, el bar mantiene la fachada original e incorporó numerosas mesas de pool y billar en el salón de su planta superior.
Pero los cambios fundamentales se han dado a nivel de su clientela habitual, ya no están aquellos intelectuales de vanguardia que querían tomar el cielo por asalto.
Sin embargo, su presencia y la placa de homenaje lo convierten en un hito urbano de esa Buenos Aires que los cambios políticos y sociales, dictaduras militares mediante, no pudieron borrar.
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