La dicotomía peronista en Argentina entre nacional y extranjero, popular y elitista, recuperada en los últimos años por el kirchnerismo, ha dado pie a la reaparición de una multitud de símbolos, a los que ahora se suma Amargo Obrero, el más peronista de todos los vermuts.
Este aperitivo, nacido en la ciudad de Rosario (centro del país) hace 125 años, se identificó desde un primer momento como "una bebida laburante (obrera), hecha por y para laburantes (trabajadores)" en contraposición a los cócteles dulces que preferían las clases argentinas más adineradas del momento.
"La dulzura es sinónimo de explotación laboral", podía leerse en uno de los primeros eslóganes de la bebida fabricada por Calatroni & Tacconi, quienes tomaron el rojo y negro del anarcosindicalismo para los colores originales de la etiqueta, a la que también añadieron el puño y la hoz comunista.
"El trago vistoso del hombre vigoroso", indicaba otro de sus anuncios y dejaba claro así que el público potencial de este aperitivo de casi 20 grados de graduación alcohólica era eminentemente masculino, tal y como es aún hoy en día, según confirmaron fuentes de la compañía.
Los vasos espumosos de Amargo Obrero mezclado con soda eran habituales en los bares en los que se reunían los trabajadores a la salida de las fábricas, un pasado dorado que hoy aspiran a recuperar los nuevos dueños de la marca, Cepas Argentinas.
"Representa la lucha por la dignidad, los afectos y los momentos compartidos. Su máximo esfuerzo está en defender la cultura nacional", dice la nueva campaña de prensa del vermut, con la que quieren relanzar el producto a escala nacional.
En sintonía con la corriente nacionalista actual, desde la empresa aseguran además que lo que distingue a este aperitivo de los demás es "su pasión por ser argentino".
Las juventudes kirchneristas han adoptado como propios símbolos distintivos de la época peronista, como los dos dedos en señal de victoria o El Eternauta, el protagonista de un cómic argentino de ciencia ficción, cuyo rostro original ha sido eclipsado por el del fallecido expresidente Néstor Kirchner, cuyos seguidores replican hasta la saciedad en paredes y muros porteños.
El renacer de los ideales peronistas ha devuelto al primer plano de la actualidad a pensadores y libros que fueron olvidados durante décadas, pero ha desatado en paralelo toda una fiebre comercial bajo el juego de palabras "Nac & pop" (nacional y popular).
Una cadena de comida rápida con ese nombre, bares temáticos presididos por gigantescas fotografías del expresidente Juan Domingo Perón y su segunda mujer, Eva Duarte, "Evita", e incluso tiendas por internet en las que se pueden adquirir "souvenirs" con imágenes de Kirchner y la presidenta Cristina Fernández han proliferado en los últimos años en el país suramericano.
En medio de los numerosos actos con los que se conmemoró el 60 aniversario del fallecimiento de Evita, Cristina Fernández anunció que el rostro de "la abanderada de los humildes" sustituirá a la del general Julio Argentino Roca en los billetes de cien pesos.
El deseo de poseer uno de ellos es tan grande, que los coleccionistas pagan más del doble de su valor por los primeros billetes con la cara de Eva Perón que se han puesto en circulación.
Contagiado por la fiebre peronista, Amargo Obrero aspira a "reivindicar los valores de la clase trabajadora" y romper el casi monopolio del fernet, la bebida estrella del momento.
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