Cementerio Mayor de Milán. Ni siquiera una placa recuerda al morador de la tumba 422.000. Está
registrado como Jorge Eduardo Leguizamón Vidal, un ciudadano paraguayo nacido en la década del ´30 y fallecido el 2 de diciembre de 1999 en el Hospital San Paolo, donde estuvo internado tras haber permanecido encarcelado un par de años por un intento de asalto en esa ciudad italiana.
Ese nombre no era el real, y en la causa judicial se pudo llegar a comprobar que quien había sido enterrado en ese lugar era alguien que había utilizado un pasaporte falso. Se trataba, en rigor, de un argentino llamado Jorge Eduardo Villarino, alias "El Rey de la Fuga".
Fue el final de uno de los delincuentes más famosos de la historia penal argentina, el hombre al que todos temían al promediar el siglo XX. Villarino fue el dueño del apellido que más veces se publicó en las páginas policiales de todos los diarios del país.
Nació el 19 de junio de 1931 en San Telmo. Sus padres eran Jesús Villarino e Inés Guimarei y tenía cinco hermanos, dos varones y tres mujeres. Ninguno de sus familiares tuvo la más mínima vinculación con el mundo del hampa, sólo él.
Don Jesús tenía un puesto en el Mercado y los muchachos repartían el tiempo entre el estudio y el trabajo en el negocio familiar.
Pero Jorge, desde muy chico, quiso ganar la plata fácil. Su primera actividad fue el contrabando, según él mismo confesaría en una entrevista que le realizaron cuando ya era un legendario delincuente.
El padre le había comprado un camioncito de reparto, con el que llevaba mercadería al Puerto, pero al regresar lo usaba para ingresar cigarrillos y whisky de contrabando. Pero fue más allá y comenzó a cometer robos a mano armada. En total, y en muy poco tiempo, cometió 14 asaltos, lo que lo hizo muy conocido en el mundo del delito. Por entonces, cuando aún no había terminado la década del ´50, le decían "El Intelectual del Hampa" o "El Rey del Boleto".
Esos robos planeados hasta el más mínimo detalle, lo hicieron famoso, pero también lo llevaron a la cárcel. En 1958 cayó preso y lo mandaron al complejo carcelario de Villa Devoto, de donde se escapó y comenzó a tejer el mito del hombre que podía fugarse de cualquier lado, que no había rejas o barrotes que lo detuvieran.
La huida, según las crónicas de entonces, fue por los techos del penal y descolgándose de los muros con sogas construidas con trozos de sábanas.
La libertad le duró poco, unos cuarenta días después cayó nuevamente preso. Y los diarios informaron cómo había sido atrapado el delincuente Villarino. Pero tiempo después sería nuevamente noticia: en mayo de 1960 se escapó de la Cárcel de Caseros. Aparentemente, esa fuga no fue tan cinematográfica como la anterior: sólo le pagó una coima a los guardiacárceles.
Villarino fue rápidamente capturado por una comisión de la Federal que comandaba el legendario comisario Evaristo Meneses. Es más, había sido ese célebre comisario el que lo había llevado a prisión por la seguidilla de asaltos.
Meses después, Villarino volvería a ser noticia. Se escaparía por tercera vez, pero en esta oportunidad de la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, en Palermo. Su vida siguió con una fuga a Brasil, donde finalmente lo atraparon y lo enviaron a la Argentina. Aquí lo condenaron a 20 años de cárcel por las fugas y los asaltos.
En prisión, el delincuente tuvo un cambio importante. En rigor, dejó por un tiempo los asaltos y se mudó a otra rama del delito: el narcotráfico. En la cárcel conoció a Francois Chiappe, un mafioso europeo que lo introdujo en su organización. En noviembre de 1976, en plena dictadura, Villarino tuvo un beneficio y fue liberado. Se marchó a Europa y trabajó para la mafia.
Pero volvería a prisión, en España.
En 1986 fue condenado a 26 años de cárcel por asesinar a un policía en un asalto en una joyería de la ciudad de Valencia. Y, aunque parezca increíble, en marzo de 1997 fue excarcelado. Era un hombre grande, pero que no conocía otra forma de vida más que la del delito.
Ese fue el momento en el que, el más famoso asaltante argentino decidió regresar a Buenos Aires. Poco a poco, comenzó a formar una banda para traficar drogas a Europa, lo que fue detectado y se abrió una causa penal que manejó el juez federal Canicoba Corral. En las escuchas telefónicas, quedó registrando dando órdenes para enviar un cargamento.
Pero Villarino seguía siendo el Rey de la Fuga. Cuando le dictaron la orden de captura, el viejo pistolero escapó con nombre falso y disfrazado a Uruguay y, desde allí, voló a Italia.
Sin dinero y con su familia en Francia, armó una banda para cometer un asalto en Milán. Pero los agentes de la Policía Federal que descubrieron el nombre que usó para fugar del país, le habían avisado a sus pares italianos sobre la presencia del ex convicto. Cuando estaba por cometer el atraco en el Instituto Bancario Cariplo los Carabineros lo estaban esperando. Fue la última jugada de Villarino, la que lo llevó definitivamente a prisión, y de la que saldría, enfermo de cáncer, en 1999 para morir en un hospital.
martes, 24 de diciembre de 2013
lunes, 2 de diciembre de 2013
HOMENAJE AL TANGO Y RECONOCIMIENTO A ROBERTO RUFINO EN EL CONGRESO NACIONAL
Los
distinguidos serán MARÍA CONCEPCIÓN CÉSAR, OSCAR LÓPEZ RUÍZ, MARIO VALDEZ,
ATILIO STAMPONE, JORGE DRAGONE, OSVALDO PIRO, SUSANA RINALDI, MARIA GARAY,
ESTEBAN MORGADO, RICARDO CHIQUI
PEREYRA, NESTOR FABIAN, DIEGO SOLIS, FERNANDO SOLER, GUILLERMO GALVE, ROBERTO
CHALEÁN, HÉCTOR DE ROSAS, OSVALDO RAMOS, RODOLFO LEMOS, los bailarines JULIO
DUPLÁA y JESÚS VELÁZQUEZ, GREGORIO PLOTNICKI (fundador del museo “Mano Blanca”),
el artista plástico y fileteador PEDRO ARAYA, COMISIóN CENTENARIO ANíBAL
TROILO, NOLO CORREA (conductor del programa televisivo “POR EL TANGO”), CACHO LEMOS (conductor del programa
radial “TALENTO CON T DE TANGO”), RICARDO ESPINOSA BELÉN (creador del Sitio web
“El portal del tango”) y CRISTINA LEIVA GUTIÉRREZ (creadora de “Tango y Café”
en Radio digital File).
Además podrá
disfrutarse de breves intervenciones musicales a cargo del Trío “Muñecas
Bravas” acompañado por Marcelo Baldonedo, Pablo Ramos, Mirta Uguet, Paula
Barrio, Livia Comerci, Carolina Martinez,
y Valeria Cotado junto a Eduardo Rotela. El himno Nacional Argentino
será interpretado por la cantante Gaby y la conducción estará a cargo de Juan
Imperial.
A PARTIR DE
LAS 17.45 SE ABRE LA ENTRADA AL PÚBLICO POR RIVADAVIA 1864.
martes, 5 de noviembre de 2013
ALFREDO DEL RIO LA VOZ DE TERCIOPELO DEL TANGO POR ABEL PALERMO
Fue una de las voces interesantes del tango, al que quizás llegó una década más tarde -cuando el tango ya iniciaba su etapa declinante- pero su recuerdo permanecerá siempre entre todos aquellos que lo conocimos y gozamos de su compañía. Sus grandes condiciones vocales, su especial sentido interpretativo, su disciplina y responsabilidad en el cuidado de su voz, hicieron de él un gran profesional.
Tuve la suerte de compartir con Alfredo, durante dos años, las clases de vocalización con el querido maestro Digiorgio, en Ciudadela, pero fundamentalmente su amistad.
Fueron inolvidables las noches de la Richmond en los años 1955 y 1956, donde hablábamos mucho de canto, sobre todo de Carlos Gardel, pero también donde me confesara su gran admiración por Agustín Magaldi.
Seguramente, esa era la causa de su estilo "magaldiano", aunque más tanguero. Sus versiones de "Triste destino" y "Disfrazados" certifican esta opinión.
Nació en el barrio de Parque Patricios, en la ciudad de Buenos Aires. Hijo de Eduardo Alfredo Pérez y Aurora Margarita Domínguez. Su padre guitarrero y cantor, no sólo le transmitió su vocación, además lo estimuló, lo acompañó y fue el mayor admirador de Alfredito.
A los 12 años de edad debuta en el histórico café de la calle Boedo "El arco iris", en 1945 continúa en "El parque goal", de la avenida de Mayo. Luego es requerido por el director Miguel Ángel Giordano.
En el año 1948 actúa con la orquesta de Enrique Alessio hasta que éste, en 1950, pasa a integrar como primer bandoneonista la orquesta de Juan D'Arienzo, en reemplazo de Héctor Varela.
A partir de entonces, prosigue su carrera como solista, hasta que el gran Pedro Laurenz, quien reaparece en 1952 con su orquesta, lo convoca, y con él llega al disco por primera vez, para el sello Odeón.
El 25 de junio de 1952, la orquesta graba el instrumental de Juan de Dios Filiberto "Quejas de Bandoneón", y en el acople, "Cuando me entres a fallar", de José María Aguilar y Celedonio Flores, con la voz de Alfredo del Río. Después seguirán: "La gayola" de Rafael Tuegols y Armando Tagini, "Puente Alsina" de Benjamín Tagle Lara y "Nunca es tarde (Todavía estas a tiempo)" de Eduardo Pereyra y Celedonio.
En octubre de 1954 se produce el acontecimiento más importante de su carrera, su incorporación a la orquesta dirigida por "El violín romántico del tango", don Alfredo Gobbi, por la desvinculación del exitoso cantor Jorge Maciel, quien se había pasado a la orquesta de Osvaldo Pugliese. El otro vocalista de Gobbi era otro gran cantor: Tito Landó.
Esta orquesta fue admirada no sólo por sus seguidores, sino también por directores y músicos del tango, como los casos de Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, quienes luego del fallecimiento de Gobbi, le dedicaran un tango cada uno, "Milonguero triste", Troilo y "Retrato de Alfredo Gobbi", Piazzolla.
La primera grabación fue en diciembre de 1954 para el sello Víctor, con el tango de Arturo Gallucci y Raúl Hormaza "El hijo cruel". Pero el hecho que marcaría al binomio Gobbi-Del Río, ocurriría al día siguiente, cuando registraron un tema que durante muchos años sería favorito del público y del que se vendieron miles de ejemplares: "Triste destino". Tango muy curioso, con una letra exótica que escapa a la temática común de los tangos y que pertenece a Agustín Magaldi, con la colaboración de su medio hermano Antonio Tello, y que el propio Magaldi, lamentablemente, no alcanzó a llevar al disco.
A partir de este momento, los discos del binomio tienen un gran éxito comercial. Luego vendrán dos obras maravillosas, de dos poetas contemporáneos, de alta sensibilidad y gran calidad poética: "Por una muñeca" de Manuel Barros y la milonga "A mis manos" de Julio Camilloni. Es de destacar que las melodías de esos poemas fueron compuestas por Emilio Balcarce y Alfredo Gobbi respectivamente.
Luego seguirán "Un tango para Chaplin", y en el reverso a dúo con Tito Landó el vals "Que nadie sepa mi sufrir", los tangos "Lágrimas de sangre", "Te estaba esperando", "Sin madre" y a dúo con Landó "Tuya" y el vals "El solitario", siendo este el último tema que graba en esta etapa con Gobbi.
A fines de 1956 es tentado, con un jugoso ofrecimiento económico, por el director Francisco Rotundo, y pasa a integrar su orquesta compartiendo el escenario con Enrique Campos.
Durante su paso con Rotundo dejo grabado para el sello Odeón "Dicha pasada", un tema que estaba olvidado por los intérpretes y que, a partir de esta grabación, comienza a tener nuevamente vigencia en los repertorios de la mayoría de los cantores.
Otros registros fueron : "Destino en flor", "Nunca es tarde" y el tango de Antonio Tello, de gran éxito en la década del ´30 por el gran Agustín Magaldi, "Disfrazados", en donde Alfredo realiza una interpretación memorable de gran calidad vocal.
A mitad de 1957 se desvinculó de Rotundo y junto al bandoneonista Eduardo Rovira, quien a su vez se separa de la orquesta de Gobbi, formaron el rubro Del Río-Rovira. Se presentaron en Radio Splendid y grabaron para el sello Allegro, dejando impreso en el surco los tangos: "Frente a un espejo" y "Yo quería ser feliz", junto al instrumental de Astor Piazzolla "Bando". Lamentablemente, funcionó poco tiempo, en los primeros meses de 1958 se disuelve la formación y Del Río vuelve a la orquesta "de sus amores", a la del querido maestro Gobbi.
Con Tito Landó vuelven a grabar las que serían las últimas piezas de una de las más brillantes orquestas de la historia del tango. Esta despedida se realizó en el sello Orfeo, en abril del 58 donde participa a dúo con Landó en el vals "Mi colegiala" y solo, en el hermoso tango "Dame tiempo", de Alberto Podestá, Cristóbal Ramos y Francisco Yoni. En 1959 Landó abandona la orquesta y entra en su lugar Ángel Díaz, "El paya", quien ya había estado en 1949.
En 1961, Alfredo es requerido por el maestro José Basso, para suplir a Alfredo Belusi. Con Basso graba tres temas, la milonga "Cobrate y dame el vuelto" y los tangos "Una historia más" y "Volver", el otro cantor de Basso era "El Tata" Floreal Ruiz.
Son los tiempos, en que el trabajo del tango comienza a reducirse a pequeños espectáculos, a casas de comida y a algunas giras. Prácticamente desaparecen las grandes orquestas y la actividad de la mayoría de los cantores era escasa.
La crisis también le llegó a Alfredo. Sus actuaciones eran esporádicas. Hasta que el 21 de septiembre de 1978, próximo a cumplir los 46 años, un síncope se lo llevó de este mundo. Dos días antes había realizado la que sería su última actuación en el "Club de los muchachos de Villa Madero", acompañado por el bandoneón de Eduardo Corti y las guitarras de los hermanos Cordone. El último tema que cantó fue la milonga "La duda", del guitarrista y payador Pedro Pombo.
Los temas grabados por Del Río fueron, 15 con Gobbi, 4 con Laurenz, 5 con Rotundo, 3 con Basso y 2 con Rovira.
Tuve la suerte de compartir con Alfredo, durante dos años, las clases de vocalización con el querido maestro Digiorgio, en Ciudadela, pero fundamentalmente su amistad.
Fueron inolvidables las noches de la Richmond en los años 1955 y 1956, donde hablábamos mucho de canto, sobre todo de Carlos Gardel, pero también donde me confesara su gran admiración por Agustín Magaldi.
Seguramente, esa era la causa de su estilo "magaldiano", aunque más tanguero. Sus versiones de "Triste destino" y "Disfrazados" certifican esta opinión.
Nació en el barrio de Parque Patricios, en la ciudad de Buenos Aires. Hijo de Eduardo Alfredo Pérez y Aurora Margarita Domínguez. Su padre guitarrero y cantor, no sólo le transmitió su vocación, además lo estimuló, lo acompañó y fue el mayor admirador de Alfredito.
A los 12 años de edad debuta en el histórico café de la calle Boedo "El arco iris", en 1945 continúa en "El parque goal", de la avenida de Mayo. Luego es requerido por el director Miguel Ángel Giordano.
En el año 1948 actúa con la orquesta de Enrique Alessio hasta que éste, en 1950, pasa a integrar como primer bandoneonista la orquesta de Juan D'Arienzo, en reemplazo de Héctor Varela.
A partir de entonces, prosigue su carrera como solista, hasta que el gran Pedro Laurenz, quien reaparece en 1952 con su orquesta, lo convoca, y con él llega al disco por primera vez, para el sello Odeón.
El 25 de junio de 1952, la orquesta graba el instrumental de Juan de Dios Filiberto "Quejas de Bandoneón", y en el acople, "Cuando me entres a fallar", de José María Aguilar y Celedonio Flores, con la voz de Alfredo del Río. Después seguirán: "La gayola" de Rafael Tuegols y Armando Tagini, "Puente Alsina" de Benjamín Tagle Lara y "Nunca es tarde (Todavía estas a tiempo)" de Eduardo Pereyra y Celedonio.
En octubre de 1954 se produce el acontecimiento más importante de su carrera, su incorporación a la orquesta dirigida por "El violín romántico del tango", don Alfredo Gobbi, por la desvinculación del exitoso cantor Jorge Maciel, quien se había pasado a la orquesta de Osvaldo Pugliese. El otro vocalista de Gobbi era otro gran cantor: Tito Landó.
Esta orquesta fue admirada no sólo por sus seguidores, sino también por directores y músicos del tango, como los casos de Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, quienes luego del fallecimiento de Gobbi, le dedicaran un tango cada uno, "Milonguero triste", Troilo y "Retrato de Alfredo Gobbi", Piazzolla.
La primera grabación fue en diciembre de 1954 para el sello Víctor, con el tango de Arturo Gallucci y Raúl Hormaza "El hijo cruel". Pero el hecho que marcaría al binomio Gobbi-Del Río, ocurriría al día siguiente, cuando registraron un tema que durante muchos años sería favorito del público y del que se vendieron miles de ejemplares: "Triste destino". Tango muy curioso, con una letra exótica que escapa a la temática común de los tangos y que pertenece a Agustín Magaldi, con la colaboración de su medio hermano Antonio Tello, y que el propio Magaldi, lamentablemente, no alcanzó a llevar al disco.
A partir de este momento, los discos del binomio tienen un gran éxito comercial. Luego vendrán dos obras maravillosas, de dos poetas contemporáneos, de alta sensibilidad y gran calidad poética: "Por una muñeca" de Manuel Barros y la milonga "A mis manos" de Julio Camilloni. Es de destacar que las melodías de esos poemas fueron compuestas por Emilio Balcarce y Alfredo Gobbi respectivamente.
Luego seguirán "Un tango para Chaplin", y en el reverso a dúo con Tito Landó el vals "Que nadie sepa mi sufrir", los tangos "Lágrimas de sangre", "Te estaba esperando", "Sin madre" y a dúo con Landó "Tuya" y el vals "El solitario", siendo este el último tema que graba en esta etapa con Gobbi.
A fines de 1956 es tentado, con un jugoso ofrecimiento económico, por el director Francisco Rotundo, y pasa a integrar su orquesta compartiendo el escenario con Enrique Campos.
Durante su paso con Rotundo dejo grabado para el sello Odeón "Dicha pasada", un tema que estaba olvidado por los intérpretes y que, a partir de esta grabación, comienza a tener nuevamente vigencia en los repertorios de la mayoría de los cantores.
Otros registros fueron : "Destino en flor", "Nunca es tarde" y el tango de Antonio Tello, de gran éxito en la década del ´30 por el gran Agustín Magaldi, "Disfrazados", en donde Alfredo realiza una interpretación memorable de gran calidad vocal.
A mitad de 1957 se desvinculó de Rotundo y junto al bandoneonista Eduardo Rovira, quien a su vez se separa de la orquesta de Gobbi, formaron el rubro Del Río-Rovira. Se presentaron en Radio Splendid y grabaron para el sello Allegro, dejando impreso en el surco los tangos: "Frente a un espejo" y "Yo quería ser feliz", junto al instrumental de Astor Piazzolla "Bando". Lamentablemente, funcionó poco tiempo, en los primeros meses de 1958 se disuelve la formación y Del Río vuelve a la orquesta "de sus amores", a la del querido maestro Gobbi.
Con Tito Landó vuelven a grabar las que serían las últimas piezas de una de las más brillantes orquestas de la historia del tango. Esta despedida se realizó en el sello Orfeo, en abril del 58 donde participa a dúo con Landó en el vals "Mi colegiala" y solo, en el hermoso tango "Dame tiempo", de Alberto Podestá, Cristóbal Ramos y Francisco Yoni. En 1959 Landó abandona la orquesta y entra en su lugar Ángel Díaz, "El paya", quien ya había estado en 1949.
En 1961, Alfredo es requerido por el maestro José Basso, para suplir a Alfredo Belusi. Con Basso graba tres temas, la milonga "Cobrate y dame el vuelto" y los tangos "Una historia más" y "Volver", el otro cantor de Basso era "El Tata" Floreal Ruiz.
Son los tiempos, en que el trabajo del tango comienza a reducirse a pequeños espectáculos, a casas de comida y a algunas giras. Prácticamente desaparecen las grandes orquestas y la actividad de la mayoría de los cantores era escasa.
La crisis también le llegó a Alfredo. Sus actuaciones eran esporádicas. Hasta que el 21 de septiembre de 1978, próximo a cumplir los 46 años, un síncope se lo llevó de este mundo. Dos días antes había realizado la que sería su última actuación en el "Club de los muchachos de Villa Madero", acompañado por el bandoneón de Eduardo Corti y las guitarras de los hermanos Cordone. El último tema que cantó fue la milonga "La duda", del guitarrista y payador Pedro Pombo.
Los temas grabados por Del Río fueron, 15 con Gobbi, 4 con Laurenz, 5 con Rotundo, 3 con Basso y 2 con Rovira.
miércoles, 30 de octubre de 2013
EL BAR FUN FUN DE MONTEVIDEO
Inaugurado el 12 de diciembre de 1895 dentro del Mercado Central, ha permanecido por cuatro generaciones en manos de la familia del fundador. Uno de los pocos casos que conocemos en Montevideo y de los pocos que deben existir en el mundo, porque la tónica de este tipo de comercio es la de cambios de dueño. Fundado por Augusto López, le ha sucedido su hijo “Coco”, su nieta Mabel y desde el año 2000 su bisnieto Gonzalo Acosta López, quien ha sabido darle un nuevo giro para amoldarlo a los tiempos actuales. Podemos decir que en estos 115 años el FUN FUN se ha convertido en una tradición montevideana, asociado a la vida de la ciudad y comentario de turistas y visitantes de otras partes del mundo. También resulta referencia para la mayor parte de los autores que han escrito sobre el tema de los cafés como Puppo, Sisa, Michelena, Soto, Domínguez, Delgado Aparaín, etc, que han dado buena cuenta de sus virtudes y señalado sus peculiaridades. Lo han citado, asimismo, artículos de diarios, revistas y sitios web pero muchas veces se repiten unos a otros, palabras lindas pero con pocos datos nuevos por lo que hemos optado por una entrevista de primera mano a Gonzalo, el nombrado bisnieto del fundador y actual administrador, hombre joven pero profundamente imbuido del espíritu del local y respeto por su valor emblemático.
Sentados frente a frente, copa de Uvita de por medio, transcurrió una larga conversación con la finalidad de cotejar las referencias documentales con su visión testimonial. Para entender los orígenes del FUN FUN hay que remontarse a la época de esplendor del Mercado Central que fue inaugurado con gran pompa en el año 1869 para suplantar al de la Ciudadela, demolido pocos años después. La zona sur de la ciudad vivía por entonces un rápido crecimiento y el Mercado oficiaba de nexo entre el “bajo” de Yerbal y Camacuá con las activas arterias que rodeaban al nuevo mercado. Años después, hacia 1890, las viviendas y los comercios llegaban contra la costa del río de la Plata, tocando casi el murallón levantado para protegerlos del oleaje que a veces se mostraba embravecido. En el Mercado Central convergían los proveedores llegados de campaña con los dueños de los puestos y los clientes que venían a surtirse de frutas y verduras, carnes, embutidos y pescados. Un mundo que vibraba con pulso propio dentro de la ciudad como lo señalamos en nuestro libro “Mercado del Puerto. Historia, gastronomía y cultura en el corazón de Montevideo”,de próxima aparición. Un hormiguero desde el amanecer hasta la puesta del sol, que cerraba las puertas para dar cabida al silencio hasta la mañana siguiente. En ese entorno y para satisfacción de una clientela potencial de trabajadores y clientes fue que Augusto López, un español llegado muy joven desde su Galicia natal (no mercedario como lo repiten algunos artículos de prensa) dejó de vender bebidas en el carrito que arrastraba por las calles del puerto para pegar el gran salto que significaba alquilar un puesto dentro del Mercado. La leyenda familiar recuerda que, como Augusto estaba muy nervioso, acentuaba su natural tartamudez con la expresión repetida de Fun Fun cionará…con lo que quedó asegurado el nombre del negocio. Se trataba de un local interior, pequeño y oscuro, rodeado de puestos de todo tipo. Un mostrador alargado con una barra de estaño sobre la que se acodaban los clientes y contra la pared una chapa de bronce con la leyenda BAAR FUN FUN de AUGUSTO LOPEZ, elementos característicos que todavía se conservan y lustran con el orgullo del tiempo transcurrido. La clientela permanecía de pie o se acomodaba provisoriamente sobre cajones dados vuelta o rústicos taburetes.
El negocio fue creciendo en la preferencia de la gente que, de apurar las bebidas de un rápido sorbo pasó a la charla distendida y a la rueda de amigos, que lo tomaron como costumbre. Ir al Mercado, desde entonces, tenía el motivo de hacer las compras del día con el atractivo extra de premiarse con algún trago espirituoso y conversación amena. La bohemia lo descubrió poco después, valorando ese aire espontáneo y exótico que suelen tener los boliches pintorescos.
En cuanto a las bebidas, don Augusto como todo buen español, siempre supo de mezclas e invenciones. Lo común por entonces era servir caña o grappa, a veces con hierbas maceradas para acentuar el sabor. En su caso optó por el vino, al que le brindó un toque diferencial. Y de su gusto y probanza inventiva surgió la famosa Uvita, mezcla de vinos cuya fórmula se realiza artesanalmente y se mantiene bajo llave. Hubo otra especialidad, con el nombre de Pégulo, que se preparaba con grafiones, pequeños frutos que han desaparecido, por lo que hace años dejó de fabricarse. Todo acompañado de una buena picada de longaniza y quesos.
Tocando el tema de los visitantes famosos no hay más que mirar las paredes, tapizadas literalmente de fotos, recortes de diarios y revistas, diplomas, avisos de propaganda, banderines de clubes deportivos, anuncios de radios y periódicos que le da un aire de tasca madrileña, bistrot parisien o pub irlandés mientras que otros le asignan un aire de museo. Fotos de centenares de clientes que han pasado por el lugar, todo tipo de clientes, de los famosos y de los anónimos, desde presidentes nacionales o extranjeros hasta amigos en una despedida de solteros y turistas que quieren dejar recuerdo de su visita. Por supuesto que en lugar de privilegio destaca una foto desde la que Carlos Gardel muestra su amplia sonrisa de “mago” de la canción rioplatense, tacuaremboense de nacimiento y porteño por adopción, durante su visita en el año 1933. (Dicho sea de paso sería bueno establecer un itinerario de los lugares que Gardel visitó en Montevideo, entre ellos el café TUPÍ (viejo), el MONTERREY, el TEATRO ROYAL, el café AU BON MARCHÉ, el TEATRO 18 DE JULIO, entre otros). La noche de la visita, tras coronar algunos tangos cantados a capella le entregó una foto a “Coco”, el popular abuelo de Gonzalo con la siguiente leyenda: “Para el campeón de la Uvita y el Pégulo, sinceramente, Carlos Gardel, 1933”.
De personajes de la literatura y la vida bohemia entresacamos una lista de nombres representativos del 900 como Julio Herrera y Reissig, Acevedo Díaz, Javier de Viana, Pedro Figari, Carlos Reyles, etc. Y de tiempos posteriores destancan como habitués Julio Suárez “Peloduro”, Wimpi, El Hachero, Alfredo Mario Ferreiro, Humberto Frangella (popular fotógrafo, pintor y publicista), Raúl Durante, Maneco Flores Mora, el Ñato Pedreira, etc. Y del deporte personajes de la talla de Atilio García e Isabelino Gradin, y símbolos del carnaval como “Cachela” y “Pepino”.
Otra veta la conformaban los artistas argentinos que venían a actuar en Montevideo y solían llevarse de regreso botellas de Uvita de FUN FUN y del guindado de PEDEMONTE (2) , sobre la calle Sarandi. Los memoriosos recuerdan a Sofía Bozán, Alfredo Barbieri, Héctor Mauré, Marcos Kaplan, Juan D´Arienzo, Evaristo Carriego, Alfredo Pedernera, Ángel Labruna, Astor Piazzolla y Horacio Guaraní, entre otros.
Varias etapas y ubicaciones conoció el FUN FUN en su largo peregrinar dentro y fuera del Mercado, decisiones municipales mediante. Como dijimos, el primitivo nació en el interior pero años después hubo de mudarse en la vereda de enfrente. Las normas cambiaron y pudo regresar al interior y el contacto con su público de siempre. En 1964 el Mercado fue demolido, con pena de no haberse conservado parte de su estructura como área testimonial y centro cultural. Un edificio nuevo y amorfo suplantó sus entrañas y la falta de atractivos interiores se sumó al cambio de costumbres y la aparición del fenómeno del supermercadismo y los centros comerciales para explicar su decadencia. Por entonces, bien lo recuerdo por mis frecuentes visitas, el FUN FUN ocupaba varios locales formando rincones para comodidad de la clientela, separados por paneles de los que colgaban cuadros, fotos y diplomas. Más tarde el local se mudó a la calle Juncal, justo bajo el restaurant Morini, donde hoy se ubica el Centro Comunal. En el año 1988 fue trasladado a la ubicación actual, Juncal y Reconquista, al principio con entrada desde el propio Mercado y luego con salida directa hacia la calle para independizar su funcionamiento del resto del edificio.
Hoy podemos decir que hubieron dos FUN FUN: el clásico desde los primeros tiempos hasta fines del siglo XX y el nuevo, la segunda etapa desde el año 2000 en adelante.
Antes el horario era el mismo que el del Mercado, es decir desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche. La clientela, sobre todo en los primeros años era de gente mayor, con sentido locatario, que se reunía casi todos los días para charlar y beber o contar anécdotas. La mayoría se arrimaba al estaño, donde apoyaba las copas y los codos para estar más cerca del contertulio y también del dueño, el inolvidable Coco, uno más en las charlas y discusiones. A veces algún cliente se ponía a cantar espontáneamente, sin micrófono e incluso sin música y luego hacían circular la guitarra boca abajo para quienes quisieran depositara una propina.
Ahora, en esta nueva etapa, la cosa ha cambiado bastante. Abre de martes a sábados de 20 horas y cierra a las 4 de la mañana. Es otro el tipo de público, generalmente más jóvenes, que valoran la música en vivo y el uso de amplificadores para los instrumentos. Un deck de madera desde 1999 gana espacio para una terraza desde donde atender a los fumadores o disfrutar de las noches de verano. Ahora el renovado FUN FUN tiene aire de tangueria o de moderno café concert, pero manteniendo su espíritu tradicional y el aire de magia que integra al visitante. Según Gonzalo su carácter clásico se mantiene porque sigue teniendo una bebida típica, la UVITA que solo se vende en el local, no se aceptó la distribución ni venta en supermercados pese a las ofertas recibidas y ha sabido integrar a los clientes y visitantes a través de centenares de fotos y recortes que cubren las paredes y permiten que muchos clientes se vean reflejados e identificados con el lugar En los últimos años se ha valorado su aspecto patrimonial e integra la lista de bares patrimoniales de Montevideo.
Por último una referencia a los artistas amigos que concurren habitualmente como Dany Glover, Bryan Adams, Julio Bocca, Sabina (guitarrista argentino) y Dady Brieva (de los Midachis). A veces Ruben Rada se enrosca con Fattoruso y los tambores repican y se contestan en forma espontánea. Como conclusión, su vida y renovada energía proviene de una acertada adecuación a los cambios y las nuevas necesidades de la gente y la ciudad. De la charla con uno de sus clientes de siempre, tanto que forma parte de su espíritu, el periodista Carlos Soto, rescatamos dos perlas de su anecdotario: una que, como todo local que se precie, el FUN FUN tiene su propio tango, estrenado en 1963 por el “potrillo” César Zagnoli con la voz de César Pomar y una reflexión hasta de corte filosófico sobre el valor cultural de nuestros boliches en la vida ciudadana: el FUN FUN de antes era un lugar donde uno “con solo escuchar las conversaciones recibía una lección de vida, basada en una bohemia más aparente que real porque, aunque se tomaran copas y se charlara de todo, uno escuchaba anécdotas y recibía enseñanzas de comportamiento y de una forma de vida”.
(1) Hasta 1940 solia escribirse con doble a.
(2)Café y sandwichería situado sobre la calle Sarandí frente a la Catedral que bajó las cortinas hacia el año 2000 y abrió por breve temporada en un intento de segundo tiempo en la calle Bartolomé Mitre entre Sarandí y Rincón.
Sentados frente a frente, copa de Uvita de por medio, transcurrió una larga conversación con la finalidad de cotejar las referencias documentales con su visión testimonial. Para entender los orígenes del FUN FUN hay que remontarse a la época de esplendor del Mercado Central que fue inaugurado con gran pompa en el año 1869 para suplantar al de la Ciudadela, demolido pocos años después. La zona sur de la ciudad vivía por entonces un rápido crecimiento y el Mercado oficiaba de nexo entre el “bajo” de Yerbal y Camacuá con las activas arterias que rodeaban al nuevo mercado. Años después, hacia 1890, las viviendas y los comercios llegaban contra la costa del río de la Plata, tocando casi el murallón levantado para protegerlos del oleaje que a veces se mostraba embravecido. En el Mercado Central convergían los proveedores llegados de campaña con los dueños de los puestos y los clientes que venían a surtirse de frutas y verduras, carnes, embutidos y pescados. Un mundo que vibraba con pulso propio dentro de la ciudad como lo señalamos en nuestro libro “Mercado del Puerto. Historia, gastronomía y cultura en el corazón de Montevideo”,de próxima aparición. Un hormiguero desde el amanecer hasta la puesta del sol, que cerraba las puertas para dar cabida al silencio hasta la mañana siguiente. En ese entorno y para satisfacción de una clientela potencial de trabajadores y clientes fue que Augusto López, un español llegado muy joven desde su Galicia natal (no mercedario como lo repiten algunos artículos de prensa) dejó de vender bebidas en el carrito que arrastraba por las calles del puerto para pegar el gran salto que significaba alquilar un puesto dentro del Mercado. La leyenda familiar recuerda que, como Augusto estaba muy nervioso, acentuaba su natural tartamudez con la expresión repetida de Fun Fun cionará…con lo que quedó asegurado el nombre del negocio. Se trataba de un local interior, pequeño y oscuro, rodeado de puestos de todo tipo. Un mostrador alargado con una barra de estaño sobre la que se acodaban los clientes y contra la pared una chapa de bronce con la leyenda BAAR FUN FUN de AUGUSTO LOPEZ, elementos característicos que todavía se conservan y lustran con el orgullo del tiempo transcurrido. La clientela permanecía de pie o se acomodaba provisoriamente sobre cajones dados vuelta o rústicos taburetes.
El negocio fue creciendo en la preferencia de la gente que, de apurar las bebidas de un rápido sorbo pasó a la charla distendida y a la rueda de amigos, que lo tomaron como costumbre. Ir al Mercado, desde entonces, tenía el motivo de hacer las compras del día con el atractivo extra de premiarse con algún trago espirituoso y conversación amena. La bohemia lo descubrió poco después, valorando ese aire espontáneo y exótico que suelen tener los boliches pintorescos.
En cuanto a las bebidas, don Augusto como todo buen español, siempre supo de mezclas e invenciones. Lo común por entonces era servir caña o grappa, a veces con hierbas maceradas para acentuar el sabor. En su caso optó por el vino, al que le brindó un toque diferencial. Y de su gusto y probanza inventiva surgió la famosa Uvita, mezcla de vinos cuya fórmula se realiza artesanalmente y se mantiene bajo llave. Hubo otra especialidad, con el nombre de Pégulo, que se preparaba con grafiones, pequeños frutos que han desaparecido, por lo que hace años dejó de fabricarse. Todo acompañado de una buena picada de longaniza y quesos.
Tocando el tema de los visitantes famosos no hay más que mirar las paredes, tapizadas literalmente de fotos, recortes de diarios y revistas, diplomas, avisos de propaganda, banderines de clubes deportivos, anuncios de radios y periódicos que le da un aire de tasca madrileña, bistrot parisien o pub irlandés mientras que otros le asignan un aire de museo. Fotos de centenares de clientes que han pasado por el lugar, todo tipo de clientes, de los famosos y de los anónimos, desde presidentes nacionales o extranjeros hasta amigos en una despedida de solteros y turistas que quieren dejar recuerdo de su visita. Por supuesto que en lugar de privilegio destaca una foto desde la que Carlos Gardel muestra su amplia sonrisa de “mago” de la canción rioplatense, tacuaremboense de nacimiento y porteño por adopción, durante su visita en el año 1933. (Dicho sea de paso sería bueno establecer un itinerario de los lugares que Gardel visitó en Montevideo, entre ellos el café TUPÍ (viejo), el MONTERREY, el TEATRO ROYAL, el café AU BON MARCHÉ, el TEATRO 18 DE JULIO, entre otros). La noche de la visita, tras coronar algunos tangos cantados a capella le entregó una foto a “Coco”, el popular abuelo de Gonzalo con la siguiente leyenda: “Para el campeón de la Uvita y el Pégulo, sinceramente, Carlos Gardel, 1933”.
De personajes de la literatura y la vida bohemia entresacamos una lista de nombres representativos del 900 como Julio Herrera y Reissig, Acevedo Díaz, Javier de Viana, Pedro Figari, Carlos Reyles, etc. Y de tiempos posteriores destancan como habitués Julio Suárez “Peloduro”, Wimpi, El Hachero, Alfredo Mario Ferreiro, Humberto Frangella (popular fotógrafo, pintor y publicista), Raúl Durante, Maneco Flores Mora, el Ñato Pedreira, etc. Y del deporte personajes de la talla de Atilio García e Isabelino Gradin, y símbolos del carnaval como “Cachela” y “Pepino”.
Otra veta la conformaban los artistas argentinos que venían a actuar en Montevideo y solían llevarse de regreso botellas de Uvita de FUN FUN y del guindado de PEDEMONTE (2) , sobre la calle Sarandi. Los memoriosos recuerdan a Sofía Bozán, Alfredo Barbieri, Héctor Mauré, Marcos Kaplan, Juan D´Arienzo, Evaristo Carriego, Alfredo Pedernera, Ángel Labruna, Astor Piazzolla y Horacio Guaraní, entre otros.
Varias etapas y ubicaciones conoció el FUN FUN en su largo peregrinar dentro y fuera del Mercado, decisiones municipales mediante. Como dijimos, el primitivo nació en el interior pero años después hubo de mudarse en la vereda de enfrente. Las normas cambiaron y pudo regresar al interior y el contacto con su público de siempre. En 1964 el Mercado fue demolido, con pena de no haberse conservado parte de su estructura como área testimonial y centro cultural. Un edificio nuevo y amorfo suplantó sus entrañas y la falta de atractivos interiores se sumó al cambio de costumbres y la aparición del fenómeno del supermercadismo y los centros comerciales para explicar su decadencia. Por entonces, bien lo recuerdo por mis frecuentes visitas, el FUN FUN ocupaba varios locales formando rincones para comodidad de la clientela, separados por paneles de los que colgaban cuadros, fotos y diplomas. Más tarde el local se mudó a la calle Juncal, justo bajo el restaurant Morini, donde hoy se ubica el Centro Comunal. En el año 1988 fue trasladado a la ubicación actual, Juncal y Reconquista, al principio con entrada desde el propio Mercado y luego con salida directa hacia la calle para independizar su funcionamiento del resto del edificio.
Hoy podemos decir que hubieron dos FUN FUN: el clásico desde los primeros tiempos hasta fines del siglo XX y el nuevo, la segunda etapa desde el año 2000 en adelante.
Antes el horario era el mismo que el del Mercado, es decir desde las 8 de la mañana hasta las 11 de la noche. La clientela, sobre todo en los primeros años era de gente mayor, con sentido locatario, que se reunía casi todos los días para charlar y beber o contar anécdotas. La mayoría se arrimaba al estaño, donde apoyaba las copas y los codos para estar más cerca del contertulio y también del dueño, el inolvidable Coco, uno más en las charlas y discusiones. A veces algún cliente se ponía a cantar espontáneamente, sin micrófono e incluso sin música y luego hacían circular la guitarra boca abajo para quienes quisieran depositara una propina.
Ahora, en esta nueva etapa, la cosa ha cambiado bastante. Abre de martes a sábados de 20 horas y cierra a las 4 de la mañana. Es otro el tipo de público, generalmente más jóvenes, que valoran la música en vivo y el uso de amplificadores para los instrumentos. Un deck de madera desde 1999 gana espacio para una terraza desde donde atender a los fumadores o disfrutar de las noches de verano. Ahora el renovado FUN FUN tiene aire de tangueria o de moderno café concert, pero manteniendo su espíritu tradicional y el aire de magia que integra al visitante. Según Gonzalo su carácter clásico se mantiene porque sigue teniendo una bebida típica, la UVITA que solo se vende en el local, no se aceptó la distribución ni venta en supermercados pese a las ofertas recibidas y ha sabido integrar a los clientes y visitantes a través de centenares de fotos y recortes que cubren las paredes y permiten que muchos clientes se vean reflejados e identificados con el lugar En los últimos años se ha valorado su aspecto patrimonial e integra la lista de bares patrimoniales de Montevideo.
Por último una referencia a los artistas amigos que concurren habitualmente como Dany Glover, Bryan Adams, Julio Bocca, Sabina (guitarrista argentino) y Dady Brieva (de los Midachis). A veces Ruben Rada se enrosca con Fattoruso y los tambores repican y se contestan en forma espontánea. Como conclusión, su vida y renovada energía proviene de una acertada adecuación a los cambios y las nuevas necesidades de la gente y la ciudad. De la charla con uno de sus clientes de siempre, tanto que forma parte de su espíritu, el periodista Carlos Soto, rescatamos dos perlas de su anecdotario: una que, como todo local que se precie, el FUN FUN tiene su propio tango, estrenado en 1963 por el “potrillo” César Zagnoli con la voz de César Pomar y una reflexión hasta de corte filosófico sobre el valor cultural de nuestros boliches en la vida ciudadana: el FUN FUN de antes era un lugar donde uno “con solo escuchar las conversaciones recibía una lección de vida, basada en una bohemia más aparente que real porque, aunque se tomaran copas y se charlara de todo, uno escuchaba anécdotas y recibía enseñanzas de comportamiento y de una forma de vida”.
(1) Hasta 1940 solia escribirse con doble a.
(2)Café y sandwichería situado sobre la calle Sarandí frente a la Catedral que bajó las cortinas hacia el año 2000 y abrió por breve temporada en un intento de segundo tiempo en la calle Bartolomé Mitre entre Sarandí y Rincón.
jueves, 17 de octubre de 2013
Casimiro Aín
Conocido como "El Lecherito", "El Vasquito" o más popularmente "El Vasco Aín", fue un destacado bailarín
de tango que tras debutar el circo de Frank Brown, descolló en los escenarios de Europa y Nueva York. Cuenta una leyenda nunca comprobada que el 1 de febrero de 1924, por una iniciativa del entonces embajador argentino ante el Vaticano -muy preocupado por disipar el aura de la inmoralidad del tango y su prohibición eclesiástica-, "El Vasco" Aín, realizó una exhibición ante el papa Pío XI. Prudentemente, su pareja en esta oportunidad no fue la despampanante Edith Peggy, su compañera en el mítico cabaret El Garrón, de Montmartre, sino la traductora de la embajada, la mucho más recatada señorita Scotto. Y el tema elegido no fue "El Choclo" "íQué fideo!", "El fierrazo" o "Abanicáme la zona", que eran las más corrientes sino "Ave María", de Francisco Canaro, que aunque carece de connotación religiosa y alude a la voz de saludo, sonaba más adecuada para la ocasión. Parece ser que a Su Santidad el baile le resultó muy aburrido. No es para menos.
Nacido en Callao y Bartolomé Mitre, en pleno barrio de La Piedad un 4 de marzo de 1882, Casimiro Aín aprendió a bailar desde chico al compás de los organitos callejeros y fue bailarín del circo del payaso inglés Frank Brown, que tuvo mucho éxito en Buenos Aires.
En 1903 viajó a Europa en un buque de carga y a su regreso, tres años después, actuó en el teatro Ópera junto a su esposa. Durante los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo supo participar en algunos espectáculos y luego viajó a Francia con la orquesta típica que integraban el bandoneonista Vicente Loduca, el violinista Eduardo Monelos y el pianista Celestino Ferrer, verdaderos pioneros de la difusión del tango en el exterior. Corría 1913 cuando los músicos debutaron en luego el mítico Cabaret “El Garrón”.
Más tarde radicado por un tiempo en Nueva York, Casimiro regresó a Buenos Aires en 1916. En los años veinte viajó otra vez a París, donde ganó con su eventual compañera, Jazmín, el denominado “Campeonato Mundial de Danzas Modernas” que se realizó en el teatro Marigny con la participación de más de cien parejas de baile. Con la alemana Edith Peggy, junto a quien se lo ve en una de sus fotografías más conocidas, recorrió toda Europa.
s vasco anSe dice que el primero de febrero de 1924, por iniciativa del entonces embajador argentino ante el Vaticano, García Mansilla, el vasquito bailó ante el Papa Pío XI el tango “Ave María”, de Francisco y Juan Canaro. Su pareja habría sido en esa ocasión la bibliotecaria de la embajada, una señorita de apellido Scotto y el tango elegido recibió la aprobación del Papa. La anécdota fue narrada por el mismo Aín en un reportaje que se le realizó a su regreso de Italia. Algunos investigadores, en cambio, como el musicólogo Enrique Cámara, catedrático de la Universidad de Valladolid y con muchos años de residencia en Italia, no encontraron testimonio alguno sobre la presencia del bailarín porteño en los salones de la sede papal.
El periodista Abel Curuchet publicó en 1923 un artículo en el que resume las muchas conversaciones que mantuvo con Aín y que nos permite conocer un poco más acerca del personaje. “Es en realidad un hombre simpático que habla a grandes voces, ni joven ni viejo –decía el cronista-, que tendrá a lo sumo cuarenta años. De mediana estatura, viste con corrección aún cuando su elegancia es escasa. Al saber que soy cronista y que desconozco su obra y su prestigio, el hombre se desvive por ponerme al corriente de su vida”.
Contaba “el Vasco”: “Yo me dediqué al baile por casualidad. Fue una aventura de muchacho curioso y bohemio. Mi primera salida del país fue allá por 1903. No sabiendo qué hacer en Buenos Aires, me embarqué sin rumbo en un vapor que me condujo a Inglaterra. Estuve un mes en Londres y de allí pasé a París. Con dos amigos comenzamos a recorrer los bares y cabarets, con una guitarra raída y miserable y un violín destartalado, formamos un terceto errante y pintoresco. Yo comencé a bailar el tango criollo. El éxito que tuvimos fue rotundo, empezamos a ganar dinero a granel. De París fui a España…
z vasco an 2Casimiro recordaba que “En 1913, deseoso de conquistar fama y fortuna, hice mi segunda salida de la patria. En el vapor Sierra Ventana, partimos a la aventura, yo y tres muchachos amigos. Uno de ellos pianista, el otro cargaba su violín y el tercero con un bandoneón. (se refiere a Ferrer, Monelos y Loduca, viaje que fue costeado por Ramón Alberto López Buchardo, importante personaje de la sociedad porteña).
“Llegamos a Bulogne Sur Mer y ni bien desembarcamos tomamos el tren rápido a París que llegó a las doce de la noche. Era una noche de un invierno cruel y lo primero que decidimos fue marchar a Montmartre. Encontramos el primer cabaret y nos metimos, estaba rebosante de gente. Y llegado el momento nos metimos con lo nuestro, atrajimos al público que nos tiraba unos francos, tantos que los cuatro vivimos muy bien durante un mes. Hubo suerte, porque aquel cabaret era el “Princesa”, famoso luego cuando en manos de Manuel Pizarro se transformó en “El Garrón”. «También anduve por Dinamarca, Alemania, Rusia y Portugal. Por el momento no creo que regrese al Viejo Mundo. Aquí he reunido una fortuna respetable que me permite vivir rodeado de comodidades. Además están mi familia, mi madre, mi esposa y mis hijos”.
Aín vivió otra vez en Argentina desde 1930 y partió al otro mundo a los cincuenta y ocho años, desde su ciudad natal, el 17 de octubre de 1940.
Nacido en Callao y Bartolomé Mitre, en pleno barrio de La Piedad un 4 de marzo de 1882, Casimiro Aín aprendió a bailar desde chico al compás de los organitos callejeros y fue bailarín del circo del payaso inglés Frank Brown, que tuvo mucho éxito en Buenos Aires.
En 1903 viajó a Europa en un buque de carga y a su regreso, tres años después, actuó en el teatro Ópera junto a su esposa. Durante los festejos del Centenario de la Revolución de Mayo supo participar en algunos espectáculos y luego viajó a Francia con la orquesta típica que integraban el bandoneonista Vicente Loduca, el violinista Eduardo Monelos y el pianista Celestino Ferrer, verdaderos pioneros de la difusión del tango en el exterior. Corría 1913 cuando los músicos debutaron en luego el mítico Cabaret “El Garrón”.
Más tarde radicado por un tiempo en Nueva York, Casimiro regresó a Buenos Aires en 1916. En los años veinte viajó otra vez a París, donde ganó con su eventual compañera, Jazmín, el denominado “Campeonato Mundial de Danzas Modernas” que se realizó en el teatro Marigny con la participación de más de cien parejas de baile. Con la alemana Edith Peggy, junto a quien se lo ve en una de sus fotografías más conocidas, recorrió toda Europa.
s vasco anSe dice que el primero de febrero de 1924, por iniciativa del entonces embajador argentino ante el Vaticano, García Mansilla, el vasquito bailó ante el Papa Pío XI el tango “Ave María”, de Francisco y Juan Canaro. Su pareja habría sido en esa ocasión la bibliotecaria de la embajada, una señorita de apellido Scotto y el tango elegido recibió la aprobación del Papa. La anécdota fue narrada por el mismo Aín en un reportaje que se le realizó a su regreso de Italia. Algunos investigadores, en cambio, como el musicólogo Enrique Cámara, catedrático de la Universidad de Valladolid y con muchos años de residencia en Italia, no encontraron testimonio alguno sobre la presencia del bailarín porteño en los salones de la sede papal.
El periodista Abel Curuchet publicó en 1923 un artículo en el que resume las muchas conversaciones que mantuvo con Aín y que nos permite conocer un poco más acerca del personaje. “Es en realidad un hombre simpático que habla a grandes voces, ni joven ni viejo –decía el cronista-, que tendrá a lo sumo cuarenta años. De mediana estatura, viste con corrección aún cuando su elegancia es escasa. Al saber que soy cronista y que desconozco su obra y su prestigio, el hombre se desvive por ponerme al corriente de su vida”.
Contaba “el Vasco”: “Yo me dediqué al baile por casualidad. Fue una aventura de muchacho curioso y bohemio. Mi primera salida del país fue allá por 1903. No sabiendo qué hacer en Buenos Aires, me embarqué sin rumbo en un vapor que me condujo a Inglaterra. Estuve un mes en Londres y de allí pasé a París. Con dos amigos comenzamos a recorrer los bares y cabarets, con una guitarra raída y miserable y un violín destartalado, formamos un terceto errante y pintoresco. Yo comencé a bailar el tango criollo. El éxito que tuvimos fue rotundo, empezamos a ganar dinero a granel. De París fui a España…
z vasco an 2Casimiro recordaba que “En 1913, deseoso de conquistar fama y fortuna, hice mi segunda salida de la patria. En el vapor Sierra Ventana, partimos a la aventura, yo y tres muchachos amigos. Uno de ellos pianista, el otro cargaba su violín y el tercero con un bandoneón. (se refiere a Ferrer, Monelos y Loduca, viaje que fue costeado por Ramón Alberto López Buchardo, importante personaje de la sociedad porteña).
“Llegamos a Bulogne Sur Mer y ni bien desembarcamos tomamos el tren rápido a París que llegó a las doce de la noche. Era una noche de un invierno cruel y lo primero que decidimos fue marchar a Montmartre. Encontramos el primer cabaret y nos metimos, estaba rebosante de gente. Y llegado el momento nos metimos con lo nuestro, atrajimos al público que nos tiraba unos francos, tantos que los cuatro vivimos muy bien durante un mes. Hubo suerte, porque aquel cabaret era el “Princesa”, famoso luego cuando en manos de Manuel Pizarro se transformó en “El Garrón”. «También anduve por Dinamarca, Alemania, Rusia y Portugal. Por el momento no creo que regrese al Viejo Mundo. Aquí he reunido una fortuna respetable que me permite vivir rodeado de comodidades. Además están mi familia, mi madre, mi esposa y mis hijos”.
Aín vivió otra vez en Argentina desde 1930 y partió al otro mundo a los cincuenta y ocho años, desde su ciudad natal, el 17 de octubre de 1940.
martes, 15 de octubre de 2013
Carlos Bahr, uno de los grandes poetas del tango por Manuel Adet
La primera vez que oí hablar de Carlos Bahr fue en un local nocturno que entonces funcionaba en un callejón vecino a la actual Plaza del Soldado. Esa noche estaba Alfredo Belussi y cantó “Muriéndome de amor”. Todavía me parece recordar la escena, la penumbra algo azulada, la barra del local, los hombres acomodados con su copa en la mano, el cigarrillo y alguna dama en las cercanías, Belussi de traje gris haciendo de las suyas y sobre todo esa estrofa: “Hay algo siempre en tí que me provoca, hay algo siempre en mí que me apasiona y en medio de los dos la furia loca que enciende la pasión de nuestras bocas...”. Pregunté por el autor de la letra y allí supe de la existencia de Carlos Bahr.
No terminan allí los recuerdos. Algunos años después, un amigo lo menciona para probarme que en el tango también había tipos de izquierda. Según sus palabras, en 1936 Bahr se sumó a las famosas brigadas internacionales que fueron a pelear a España contra el fascismo. Como se dice en estos casos, el hombre se fue en aprontes, porque no pudo aprobar un examen médico y quedó varado en Montevideo, pero, también como se dice en estos casos, la intención estuvo.
Después lo fui conociendo porque no había manera de eludirlo. “Mañana iré temprano” es una de las grandes letras del tango. Él es el autor y la música es del violinista Enrique Francini. El tango se estrenó en agosto de 1943 y esa noche en el escenario se lucieron Osmar Maderna en el piano, Armando Pontier con el fueye y Francini en el violín. La interpretación estuvo cargo de Raúl Iriarte. El público de los años cuarenta disfrutaba con frecuencia de esos privilegios exclusivos y envidiables.
A “Mañana iré temprano”, lo cantó luego Oscar Serpa, acompañado de la orquesta de Osvaldo Fresedo, pero el que lo instaló definitivamente en el bronce fue Julio Sosa, cuando lo grabó en 1961 con la orquesta de Leopoldo Federico. La historia que cuenta este poema es muy triste, desoladoramente triste, pero está muy bien contada. “Desde hace un mes estoy postrado, cuantos domingos que me extrañas, y hoy es tu día bien amada, te faltarán mis flores y no estaré a tu lado”. Él está enfermo por lo menos desde hace un mes y ella ha muerto, tal vez hace seis meses. ¿Por qué murió ella? ¿Por qué él está enfermo? El poema no lo dice, pero la buena poesía se hace con esos silencios, con esas preguntas sin respuestas.
Si José María Contursi entró por la puerta grande del bolero con “Sombras nada más”, Carlos Bahr lo hizo con “Pecado”. La música es de Francini y Pontier y el tema fue grabado por Rodolfo Lesica y la orquesta de Alberto Di Paulo. En el mundo del bolero, “Pecado” fue interpretado por Los Panchos, cuando atravesaban su mejor momento. También se le animaron Caetano Veloso y Betanhia. El poema valía la pena. “Yo no sé si este amor es pecado que tiene castigo, si es faltar a las leyes honradas del hombre y de Dios. Sólo sé que me aturde la vida como un torbellino, que me arrastra y arrastra a tus brazos con ciega pasión”, y ese final, “aunque sea pecado te quiero, te quiero lo mismo, aunque todo me niegue el derecho, me aferro a ese amor”.
Valgan los fragmentos de estos poemas para advertir que estamos ante un poeta magnífico, un escritor que domina los recursos de su oficio, un creador en el sentido más justo de la palabra.
Carlos Andrés Bahr nació el 15 de octubre de 1902 en el barrio de la Boca, en una modesta casa de la calle Almirante Brown y murió el 23 de julio de 1984. Como la mayoría de los habitantes de Buenos Aires de principios del siglo XX, era hijo de extranjeros. Su padre, Augusto Bahr, había nacido en Hamburgo y su madre, Colette Dierken, era francesa.
Según se cuenta, cuando en 1914 se inició la guerra, don Augusto, que era propietario de un barco ballenero, decidió ponerlo al servicio de Alemania y, dicho y hecho, cruzó el Atlántico para cumplir con su promesa. Nunca más se supo algo de él. Desapareció del mapa y hace unos años su nieto intentó hacer algunas averiguaciones, pero todo en vano. Ausente el padre, los problemas económicos de la familia se agravaron. Apremiados por las necesidades, se trasladaron a Bernal. Ya para entonces, Carlos había ganado la calle por su cuenta, afición que nunca abandonó.
Callejero y escritor, ésa es la fórmula que en su juventud mejor lo podría definir. Y a decir verdad, escribir a Bahr le gustó desde siempre. Se dice que alguna vez publicó unos cuentos que se perdieron en el aire; también se dice que cuando estaba inspirado escribía estrofas para las murgas del carnaval del barrio. Lo cierto es que con los años la calle y la lectura lo fueron fogueando. Mientras tanto, se ganaba la vida con lo que le salía al cruce. Fue vendedor, empleado, cadete. Los oficios fueron diversos, pero poeta fue siempre. Por vaya uno a saber qué motivos, en aquellos años un muchacho de la calle no necesariamente se degradaba o era ganado por la delincuencia. Bahr en ese sentido fue un ejemplo. Se formó como un autodidacta, a los ponchazos, leyendo de prestado, preguntando y aprendiendo. Debe haber poseído una inteligencia notable y una voluntad de hierro, para que antes de los treinta años dominara tres idiomas, el alemán, el francés y el italiano, además del español, al cual lo trabajaba con la delicadeza y la pulcritud de un artista.
Ya para principios de los años treinta, Bahr era un personaje conocido en la bohemia nocturna de la ciudad. En sus itinerarios nocturnos se relaciona con poetas, músicos y cuenteros. Poco a poco, con esfuerzo y talento, comienza a ganarse su lugarcito en un ambiente donde nunca fue fácil entrar. En Radio Porteña conoce a quien será primero su novia y luego su esposa: Lina Ferro con quien se casará en 1942 y tendrá dos hijos. Carlos Alberto e Inés María.
También en esos años inicia sus célebres duplas con músicos talentosos. Uno escribe el poema y el otro le escribe la música. La primera sociedad la forma con Alfonso Gagliano. “Cuentas viejas” es una creación de esos años. La otra gran sociedad es con Roberto Garza. “Fracaso” y “Maldición”, estrenados por Mercedes Simone, pertenecen a ese período. En 1938 gana un concurso de milongas organizado por Sadaic. El poema se llama “Milonga compadre”. En mayo de ese año lo graba Pedro Laurenz con la voz de Juan Carlos Casas.
O sea, que al iniciarse la década del cuarenta, Bahr es un poeta muy bien calificado por sus pares. Para esa época inicia su dupla con el pianista Mario Sucher, dupla que al juicio de sus biógrafos es la más productiva. Temas como “Muriéndome de amor” y “Nada más que un corazón”, se escriben en esos años. También gana la calle el tema “¿Dónde estás?”, con ese inicio tan triste y resignado. “Todo es en mi vida una mentira que te niega y que suspira por volverte a acariciar”
Tal vez uno de los poemas más difundidos y trascendentes de esos años, fue “Soledad la de Barracas” interpretada en su momento por Tita Merello. “La cosa fue por Barracas, la llamaban Soledad, no hubo muchacha más guapa, Soledad la de Barracas que me trajo soledad”. Otro tango conocido es “Corazón no le hagas caso”, para no mencionar “Prohibido”, con música de Manuel Sucher. Hay que escucharlo. “No es culpa si la vida en sus designios cruzó nuestros caminos al andar, ni es culpa si este amor que está prohibido, ha entrado en nuestras almas sin llamar”.
La poética principal de Bahr gira alrededor de la soledad, la muerte y el dolor. Los temas son difíciles, porque la trampa de los lugares comunes y la sensiblería están a la vuelta del camino. Bahr elude con elegancia esas celadas y escribe, lo hace con sobriedad, pulcritud, sin caer en sentimentalismos cursis o en golpes bajos. Por lo menos, es lo que hace con los poemas que trascendieron, porque también se debe decir que en alguna que otra ocasión el hombre cedió a las presiones del mal gusto y la venta fácil.
Como no podía ser de otra manera, alguna vez fue convocado para el cine. El responsable fue Leopoldo Torres Nilsson, con “La Tigra”, basada en un texto de Florencio Sánchez. La película se terminó de filmar en 1954, pero recién pudo proyectarse diez años más tarde. Trabajaban allí Duilio Marzio, Diana Maggi y Elcira Olivera Garcés. Bahr y Sucher participan en el film con un poema que lleva el mismo nombre de la película. Nobleza obliga, hay que decir que la película es mala sin atenuantes, pero el poema de Bahr merece ser leído.
martes, 1 de octubre de 2013
Pablo Giussani, recordado autor de Montoneros la soberbia armada
Pablo Giussani nació en Oruro, Bolivia, en 1927. A los doce años se radicó en la Argentina.
Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires y desde los veintiséis años se dedicó al periodismo. Fue fundador y director de la revista Che a principios de los 60, redactor de la agencia The Associated Press en Buenos Aires (1964-1973) y Nueva York (1977-1978), secretario de redacción del diario Noticias (1973-1974) y columnista político de La Opinión (1974-1976). Debió exiliarse en octubre de 1976. En Roma fue editor y luego jefe de redacción de la agencia Inter Press Service. Regresó al país en 1984, para hacerse cargo de una columna diaria en La Razón. Colaboró en el diario Tiempo Argentino y en las revistas Expreso, El Ciudadano, Humor y Noticias. En 1984 publicó Montoneros. La soberbia; en 1986, Los días de Alfonsín; en 1987, ¿Por qué, doctor Alfonsín?; y en 1990, Menem, su lógica secreta. La última fecha que consigna el inconcluso Diario de mi muerte es el 30 de setiembre de 1991. Murió el 1 de octubre de ese año
.http://periodicotribuna.com.ar/14142-descarga-gratis-el-libro-montoneros-la-soberbia-armada.html#.UksUktIyIbI
Estudió filosofía en la Universidad de Buenos Aires y desde los veintiséis años se dedicó al periodismo. Fue fundador y director de la revista Che a principios de los 60, redactor de la agencia The Associated Press en Buenos Aires (1964-1973) y Nueva York (1977-1978), secretario de redacción del diario Noticias (1973-1974) y columnista político de La Opinión (1974-1976). Debió exiliarse en octubre de 1976. En Roma fue editor y luego jefe de redacción de la agencia Inter Press Service. Regresó al país en 1984, para hacerse cargo de una columna diaria en La Razón. Colaboró en el diario Tiempo Argentino y en las revistas Expreso, El Ciudadano, Humor y Noticias. En 1984 publicó Montoneros. La soberbia; en 1986, Los días de Alfonsín; en 1987, ¿Por qué, doctor Alfonsín?; y en 1990, Menem, su lógica secreta. La última fecha que consigna el inconcluso Diario de mi muerte es el 30 de setiembre de 1991. Murió el 1 de octubre de ese año
.http://periodicotribuna.com.ar/14142-descarga-gratis-el-libro-montoneros-la-soberbia-armada.html#.UksUktIyIbI
jueves, 19 de septiembre de 2013
HACE 30 AÑOS MORIA ANGEL LABRUNA, MAXIMO IDOLO DE RIVER PLATE
Se cumplen 30 años del falleciemiento de Angel Amadeo Labruna, el máximo ídolo de la
historia de River Plate y el mayor goleador del fútbol argentino con 293 conquistas, junto al paraguayo Arsenio Erico.
El 19 de septiembre de 1983 y a pocos días de cumplir 65 años, Labruna, quien en la primera de River Plate jugó veinte años, en 533 partidos, fallecía de un paro cardíaco en un sanatorio porteño donde permanecía internado.
Por esos días, Labruna, que había dirigido hasta hacía poco a Argentinos Juniors, recibió la visita del ex arquero de River y Racing Ubaldo Fillol y, cuando se dirigía a caminar fuera de la habitación, se desplomó sin vida.
Sus restos fueron inhumados a las 16 horas del día 20 de septiembre en el Cementerio de Chacarita.
Su trayectoria deportiva está estrechamente vinculada a la historia de River Plate, de la misma manera en que es rechazado por los simpatizantes de Boca, ya que cada vez que visitaba el estadio de La Bombonera, `el Feo` (como lo apodaban) tenía la costumbre de taparse la nariz al ingresar en el campo de juego, en clara actitud provocativa.
Era hijo de un joyero italiano y había nacido el 28 de septiembre de 1918, debutando en la primera división de River el 18 de junio de 1939, en un partido contra Estudiantes de la Plata, debido a una huelga de futbolistas profesionales en el club a causa de una sanción a José Manuel Moreno, el `Charro`.
Labruna, quien toda su vida se confesó como un admirador de Bernabé `La Fiera ` Ferreyra, el recordado delantero de picante remate, obtuvo nueve títulos argentinos como jugador de la banda roja (1941, 1942, 1945, 1947, 1952, 1953, 1955, 1956 y 1957).
También consiguió tres Copas Aldao (1941, 1945 y 1947), tres Copas Ibarguren (1941, 1942 y 1952), y una Copa Escobar (1942) y fue en dos ocasiones máximo goleador del campeonato de Primera División (en 1943 con 23 goles y en 1945 con 25).
Labruna, quien tenía como cábala el mandar la pelota a la red en uno de los arcos antes de comenzar los partidos, integró el célebre equipo de `La Máquina` junto a Juan Carlos Muñoz, Adolfo Pedernera, Moreno y Félix Losteau.
También jugó en Rampla Juniors de Uruguay (1957); Rangers de Chile (1957), Talleres de Córdoba (1957-1959) y Platense (1960).
El ex crack riverplatense, quien cuando lo entrevistaban tenía la permanente costumbre de tocarse la nariz y usaba frases como "lo que ocurre en el verde césped", fue técnico de River consiguiendo el título del Metropolitano de 1975, tras 18 años de sequía para la entidad de Núñez.
También fue entrenador de Rosario Central (ganó el Nacional de 1971), Racing Club (1973) y Talleres de Córdoba (1971).
Labruna tuvo dos hijos, Daniel (que falleció siendo joven) y Omar, quien jugó en River, Quilmes, Platense y Sportivo Italiano, y también es entrenador.
historia de River Plate y el mayor goleador del fútbol argentino con 293 conquistas, junto al paraguayo Arsenio Erico.
El 19 de septiembre de 1983 y a pocos días de cumplir 65 años, Labruna, quien en la primera de River Plate jugó veinte años, en 533 partidos, fallecía de un paro cardíaco en un sanatorio porteño donde permanecía internado.
Por esos días, Labruna, que había dirigido hasta hacía poco a Argentinos Juniors, recibió la visita del ex arquero de River y Racing Ubaldo Fillol y, cuando se dirigía a caminar fuera de la habitación, se desplomó sin vida.
Sus restos fueron inhumados a las 16 horas del día 20 de septiembre en el Cementerio de Chacarita.
Su trayectoria deportiva está estrechamente vinculada a la historia de River Plate, de la misma manera en que es rechazado por los simpatizantes de Boca, ya que cada vez que visitaba el estadio de La Bombonera, `el Feo` (como lo apodaban) tenía la costumbre de taparse la nariz al ingresar en el campo de juego, en clara actitud provocativa.
Era hijo de un joyero italiano y había nacido el 28 de septiembre de 1918, debutando en la primera división de River el 18 de junio de 1939, en un partido contra Estudiantes de la Plata, debido a una huelga de futbolistas profesionales en el club a causa de una sanción a José Manuel Moreno, el `Charro`.
Labruna, quien toda su vida se confesó como un admirador de Bernabé `La Fiera ` Ferreyra, el recordado delantero de picante remate, obtuvo nueve títulos argentinos como jugador de la banda roja (1941, 1942, 1945, 1947, 1952, 1953, 1955, 1956 y 1957).
También consiguió tres Copas Aldao (1941, 1945 y 1947), tres Copas Ibarguren (1941, 1942 y 1952), y una Copa Escobar (1942) y fue en dos ocasiones máximo goleador del campeonato de Primera División (en 1943 con 23 goles y en 1945 con 25).
Labruna, quien tenía como cábala el mandar la pelota a la red en uno de los arcos antes de comenzar los partidos, integró el célebre equipo de `La Máquina` junto a Juan Carlos Muñoz, Adolfo Pedernera, Moreno y Félix Losteau.
También jugó en Rampla Juniors de Uruguay (1957); Rangers de Chile (1957), Talleres de Córdoba (1957-1959) y Platense (1960).
El ex crack riverplatense, quien cuando lo entrevistaban tenía la permanente costumbre de tocarse la nariz y usaba frases como "lo que ocurre en el verde césped", fue técnico de River consiguiendo el título del Metropolitano de 1975, tras 18 años de sequía para la entidad de Núñez.
También fue entrenador de Rosario Central (ganó el Nacional de 1971), Racing Club (1973) y Talleres de Córdoba (1971).
Labruna tuvo dos hijos, Daniel (que falleció siendo joven) y Omar, quien jugó en River, Quilmes, Platense y Sportivo Italiano, y también es entrenador.
sábado, 7 de septiembre de 2013
Un merecido homenaje: Jorge Porcel tiene su propia estatua en calle Corrientes
Al igual que Alberto Olmedo y Javier Portales, el capocómico Jorge Porcel recibió un reconocimiento en forma de estatua, en plena mítica calle Corrientes.
La figura fue dispuesta este viernes en avenida Corrientes y Uruguay, y se trata de una escultura de Don Mateo, el peluquero que el comediante supo interpretar en la década del 80, con su clásico sillón.
La peluquería de Don Mateo, era un segmento del programa La Noche del Domingo,creado por Gerardo Sofovich. El sketch también fue emitido en Operación Ja-Já y como programa propio.
Originalmente, el peluquero era interpretado por Porcel y Rolo Puente como cliente pero a lo largo de sus 40 años, fue encarnado por diferentes actores.
Ahora la flamante estatua ya es un atractivo para los vecinos y turistas que transitan la ciudad.El actor, que había nacido el 7 de septiembre de 1936 en Buenos Aires, se había ido a vivir con su familia a Estados Unidos hace unos 15 años.Su nombre completo era Jorge Raúl Porcel de Peralta. Su principal característica física, el exceso de peso, lo ayudó a formar sus personajes y siempre todos lo conocieron como el querido "Gordo" Porcel.
La peluquería de Don Mateo, era un segmento del programa La Noche del Domingo,creado por Gerardo Sofovich. El sketch también fue emitido en Operación Ja-Já y como programa propio.
Originalmente, el peluquero era interpretado por Porcel y Rolo Puente como cliente pero a lo largo de sus 40 años, fue encarnado por diferentes actores.
Ahora la flamante estatua ya es un atractivo para los vecinos y turistas que transitan la ciudad.El actor, que había nacido el 7 de septiembre de 1936 en Buenos Aires, se había ido a vivir con su familia a Estados Unidos hace unos 15 años.Su nombre completo era Jorge Raúl Porcel de Peralta. Su principal característica física, el exceso de peso, lo ayudó a formar sus personajes y siempre todos lo conocieron como el querido "Gordo" Porcel.
Desde muy joven se había dedicado al humor, aunque su debut en cine fue en 1962. Participó de casi 50 películas argentinas en las que compartió cartel con Susana Giménez y Moria Casán, entre otros artistas nacionales.
Junto a Alberto Olmedo formó una de las duplas cómicas más famosas y exitosas de la historia del cine y la televisión argentina. Entre sus programas de TV más recordados figuran, "Operación Ja Ja" y "Porcelandia".
Protagonista de "El gordo Villanueva" y "Maridos en vacaciones", Porcelera un fanático de Racing. Su último trabajo en la pantalla grande fuecon el mismísimo Al Pacino en Carlito�s Way (1993).
Durante los últimos años tuvo un cambio religioso y se convirtió al evangelismo. Inclusive se desempeñaba como pastor religioso. Económicamente se sostenía con un restorán que había instalado en la ciudad de Miami, siempre frecuentado por argentinos.
En sus últimas apariciones públicas se desplazaba en silla de ruedas porque también padecía problemas musculares. El "Gordo" Jorge Porcel había visitado Buenos Aires por última vez en el año 1999.
lunes, 2 de septiembre de 2013
LAS "MUÑECAS BRAVAS" SALEN A LA CANCHA
Desde el comienzo del certamen 2013 de la liga Balcarceña de Futbol el Club atlético San Agustín llevará en su pecho la publicidad del afamado trío femenino de tango “MUÑECAS BRAVAS” integrado por GABY “LA VOZ SENSUAL DEL TANGO”, PATRICIA MALANCA Y GERALDINE TRENZA COBRE.
Es la primera vez en la historia que un club de fútbol en su indumentaria oficial lleva una publicidad de ese tipo, se hizo realidad gracias a la gestión del historiador y productor musical José Valle, nativo del pueblo de donde es oriundo el club y ex jugador de la institución en sus años mozos.
Algo sobre el CLUB...
Club Atlético San Agustín se fundó el 28 de junio de 1925 como una iniciativa de un grupo de vecinos de la citada localidad. En ese momento la población superaba las 5 mil personas y la actividad social que se comenzó a desarrollar en las instalaciones era variada y muy importante.
Con el paso de algunos años se adquirieron terrenos para construir la sede en la cual pasarían a desarrollarse distintos deportes, tales como pelota-paleta (con un frontón construido allí) y fútbol, entre otros.
Al poco tiempo se comenzó a trabajar en la cancha donde durante años Atlético jugó como local en las recordadas participaciones que tuvo en la Liga Balcarceña, siendo un reducto muy complicado para todos los equipos de las localidades vecinas que la visitaban.
La participación futbolística de Atlético en la mencionada liga de fútbol estuvo marcada por grandes equipos, jugadores que aún son recordados, obteniendo su logro más importante en 1970 al consagrarse campeón con una campaña que quedó para siempre en la memoria de los fanáticos. Aquel plantel con Juan José Manestar, Alfredo Furno, Eduardo Rubén Molinero, Abel Alberto González, Roberto Torreira, José Antonio Labaroní, Roberto Oscar Monrroy, Carlos Alberto Negreira, Martín Enrique Esperati, Horacio A. Pérez, Hugo Antonio Gómez, Alfredo Néstor Fernández, Rubén Eden Nagore, Miguel Ángel Ranilla, Oscar Gérez y José Vicente Gómez fue el que se llevó los elogios de los amantes del buen fútbol al dar la vuelta olímpica.
Ese logro no fue el único, en 1958 asciende a 1º luego de haber descendido el año previo. En 1971 fue el primer equipo balcarceño que jugó un torneo regional clasificatorio para integrar la Primera División de AFA vs Kimberley (Mar del Plata), J. Newbery (Lobería), Est. Quequén (Necochea) y Atlético Cosme (Madariaga); luego, en la liga local, desciende para subir en 1982; vuelve a bajar al año siguiente y obtiene el último ascenso en 1989 donde jugó hasta 1991, último año de su participación. La actividad deportiva y social fue durante años la que mantuvo con vida a la Institución.
La década del ´90 marcó un quiebre en la vida de Atlético: dejó de participar en los torneos de la Liga Balcarceña por problemas económicos y con ello vio como sus puertas se cerraban a toda actividad.
El paso del tiempo hizo que esta situación comience a revertirse a través de un grupo de jóvenes vecinos que con mucho esfuerzo y trabajo comenzó a reformar y arreglar la sede que había sufrido varias inclemencias por el lógico paso de los años y a generar nuevos aunque escasos ingresos.
Este grupo de emprendedores buscaron también la recuperación de la actividad social y deportiva que parecía ya perdida en el tiempo. Así fue que Atlético San Agustín volvió a participar en la Liga Balcarceña de Fútbol con dos divisiones -Primera y Reserva- soñando que ese fuera el comienzo de un largo camino para reflotar la gloriosa historia del club; un camino que será duro pero, sin duda, posible.
San Agustín es una localidad del Partido de Balcarce, Provincia de Buenos Aires, Argentina. San Agustín está ubicado a 25 km de la ciudad de Balcarce y cerca de las ciudades de Mar del Plata, Necochea y Miramar. Principalmente las actividades económicas que allí se realizan devienen del sector agro-ganadero.
Fue fundada en 1909, pero antes de su fundación ya existían habitantes. Este tranquilo pueblo y la estación de ferrocarril llevan el mismo nombre que uno de los cerros cercanos ubicado en el pueblo vecino de Los Pinos. Su mayor auge llega en las décadas del´40 y '50 cuando alcanza un total de 5000 hab. Con el cierre del la Estación Ferrocarril la población se disipa a las grandes urbes en busca de trabajo.
San Agustín cuenta con el único balneario natural del partido, ubicado dentro del Parque Idoyaga Molina. Un pequeño dique forma el embalse con la aguas del arroyo El Malacara. Éste es concurrido mayormente en verano donde los turistas pueden gozar del lago, bufet y canchas de deportes.
Es la primera vez en la historia que un club de fútbol en su indumentaria oficial lleva una publicidad de ese tipo, se hizo realidad gracias a la gestión del historiador y productor musical José Valle, nativo del pueblo de donde es oriundo el club y ex jugador de la institución en sus años mozos.
Algo sobre el CLUB...
Club Atlético San Agustín se fundó el 28 de junio de 1925 como una iniciativa de un grupo de vecinos de la citada localidad. En ese momento la población superaba las 5 mil personas y la actividad social que se comenzó a desarrollar en las instalaciones era variada y muy importante.
Con el paso de algunos años se adquirieron terrenos para construir la sede en la cual pasarían a desarrollarse distintos deportes, tales como pelota-paleta (con un frontón construido allí) y fútbol, entre otros.
Al poco tiempo se comenzó a trabajar en la cancha donde durante años Atlético jugó como local en las recordadas participaciones que tuvo en la Liga Balcarceña, siendo un reducto muy complicado para todos los equipos de las localidades vecinas que la visitaban.
La participación futbolística de Atlético en la mencionada liga de fútbol estuvo marcada por grandes equipos, jugadores que aún son recordados, obteniendo su logro más importante en 1970 al consagrarse campeón con una campaña que quedó para siempre en la memoria de los fanáticos. Aquel plantel con Juan José Manestar, Alfredo Furno, Eduardo Rubén Molinero, Abel Alberto González, Roberto Torreira, José Antonio Labaroní, Roberto Oscar Monrroy, Carlos Alberto Negreira, Martín Enrique Esperati, Horacio A. Pérez, Hugo Antonio Gómez, Alfredo Néstor Fernández, Rubén Eden Nagore, Miguel Ángel Ranilla, Oscar Gérez y José Vicente Gómez fue el que se llevó los elogios de los amantes del buen fútbol al dar la vuelta olímpica.
Ese logro no fue el único, en 1958 asciende a 1º luego de haber descendido el año previo. En 1971 fue el primer equipo balcarceño que jugó un torneo regional clasificatorio para integrar la Primera División de AFA vs Kimberley (Mar del Plata), J. Newbery (Lobería), Est. Quequén (Necochea) y Atlético Cosme (Madariaga); luego, en la liga local, desciende para subir en 1982; vuelve a bajar al año siguiente y obtiene el último ascenso en 1989 donde jugó hasta 1991, último año de su participación. La actividad deportiva y social fue durante años la que mantuvo con vida a la Institución.
La década del ´90 marcó un quiebre en la vida de Atlético: dejó de participar en los torneos de la Liga Balcarceña por problemas económicos y con ello vio como sus puertas se cerraban a toda actividad.
El paso del tiempo hizo que esta situación comience a revertirse a través de un grupo de jóvenes vecinos que con mucho esfuerzo y trabajo comenzó a reformar y arreglar la sede que había sufrido varias inclemencias por el lógico paso de los años y a generar nuevos aunque escasos ingresos.
Este grupo de emprendedores buscaron también la recuperación de la actividad social y deportiva que parecía ya perdida en el tiempo. Así fue que Atlético San Agustín volvió a participar en la Liga Balcarceña de Fútbol con dos divisiones -Primera y Reserva- soñando que ese fuera el comienzo de un largo camino para reflotar la gloriosa historia del club; un camino que será duro pero, sin duda, posible.
San Agustín es una localidad del Partido de Balcarce, Provincia de Buenos Aires, Argentina. San Agustín está ubicado a 25 km de la ciudad de Balcarce y cerca de las ciudades de Mar del Plata, Necochea y Miramar. Principalmente las actividades económicas que allí se realizan devienen del sector agro-ganadero.
Fue fundada en 1909, pero antes de su fundación ya existían habitantes. Este tranquilo pueblo y la estación de ferrocarril llevan el mismo nombre que uno de los cerros cercanos ubicado en el pueblo vecino de Los Pinos. Su mayor auge llega en las décadas del´40 y '50 cuando alcanza un total de 5000 hab. Con el cierre del la Estación Ferrocarril la población se disipa a las grandes urbes en busca de trabajo.
San Agustín cuenta con el único balneario natural del partido, ubicado dentro del Parque Idoyaga Molina. Un pequeño dique forma el embalse con la aguas del arroyo El Malacara. Éste es concurrido mayormente en verano donde los turistas pueden gozar del lago, bufet y canchas de deportes.
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Emotivo Homenaje a la Radiofonía y Reparación Histórica a Carlos Di Sarli.
El Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación fue sede del Homenaje a la Radiofonía y Reparación Histórica A Carlos Di Sarli.
En ese acto, impulsado por la diputada Virginia Linares (GEN) y el empresario y productor José Valle, con adhesión del titular de la Cámara Baja, Julián Domínguez, se brindó homenaje a históricos referentes de la radiodifusión argentina.
Con la participación de Roberto Bascoy, el trío Muñecas Bravas, Florencia Albanesi, Pablo Gibelli, Valeria Cotado con Eduardo Rotela y las parejas de baile compuestas por Jesús Velázquez-Mariana Castro y Natalia Gastaminza-Gustavo Rodríguez.
También se distinguieron las trayectorias de “Cacho” Fontana, Antonio Carrizo, Lionel Godoy, Nora Perlé, Osvaldo Príncipi, Luis Landriscina, Horacio Pagani, Anselmo Marini, Abel Palermo, Marcelo Guaita, Osvaldo Guerra, Ernesto Pereyra, Donna Caroll, Pedro Domingo Suero, Roberto Quirno, Dante Zavatarelli, Hernán Santos Nicolini y Víctor Buchino.
Además, se destacaron los aniversarios de la Academia Porteña del Lunfardo (50 años), la Sociedad Argentina de Locutores (70) y La oral deportiva (Radio Rivadavia, 80 años ininterrumpidos al aire).
Entre los programas, se premiaron a Campeones en el Ring (Cadena Eco), Ring side (La Red),El sitio del Tango (Radio General Belgrano), Movida de tangos, Por la vuelta, El Arranque (La 2×4) y Aire de barrios” (Radio Activa de Concordia, Entre Ríos), LU AM(Bahía Blanca).
En ese acto, impulsado por la diputada Virginia Linares (GEN) y el empresario y productor José Valle, con adhesión del titular de la Cámara Baja, Julián Domínguez, se brindó homenaje a históricos referentes de la radiodifusión argentina.
Con la participación de Roberto Bascoy, el trío Muñecas Bravas, Florencia Albanesi, Pablo Gibelli, Valeria Cotado con Eduardo Rotela y las parejas de baile compuestas por Jesús Velázquez-Mariana Castro y Natalia Gastaminza-Gustavo Rodríguez.
También se distinguieron las trayectorias de “Cacho” Fontana, Antonio Carrizo, Lionel Godoy, Nora Perlé, Osvaldo Príncipi, Luis Landriscina, Horacio Pagani, Anselmo Marini, Abel Palermo, Marcelo Guaita, Osvaldo Guerra, Ernesto Pereyra, Donna Caroll, Pedro Domingo Suero, Roberto Quirno, Dante Zavatarelli, Hernán Santos Nicolini y Víctor Buchino.
Además, se destacaron los aniversarios de la Academia Porteña del Lunfardo (50 años), la Sociedad Argentina de Locutores (70) y La oral deportiva (Radio Rivadavia, 80 años ininterrumpidos al aire).
Entre los programas, se premiaron a Campeones en el Ring (Cadena Eco), Ring side (La Red),El sitio del Tango (Radio General Belgrano), Movida de tangos, Por la vuelta, El Arranque (La 2×4) y Aire de barrios” (Radio Activa de Concordia, Entre Ríos), LU AM(Bahía Blanca).
Nicolino Locche: Intocable
Jamás Don Felipe ni doña Nicolina se imaginaron que el sexto hijo del humilde matrimonio de los Locche,que nacía el 2 de septiembre de 1939 en el pueblo de Campo de los Andes, en el departamento mendocino de Tunuyán, sería, con el paso de los años, un símbolo del boxeo argentino.
Aquel Nicolino, que a los 8 años, de la mano de su madre ingresó por primera vez al gimnasio de boxeo Julio Mocoroa, de Don Paco Bermúdez, se convirtió en un personaje sin igual en el pugilismo argentino.
En un personaje que le agregó al boxeo, más allá de su talento, la espectacularidad, la alegría y el show, que esta actividad, basada sobre la entrega y el sudor, pocas veces tuvo.
Locche fue el último ídolo del boxeo argentino. Quizás, junto a Justo Suárez, el personaje supremo. El público le dio todo. Desde la ovación ante su arte: de esquive, visteo, de defensa notable y contragolpe justo. Y el perdón popular cuando la falta de preparación y profesionalismo lideó con Locche, en momentos clave de sus peleas.
Fue junto con Horacio Accavallo el púgil argentino que debió sobrellevar las más peleas difíciles y jerarquizadas para obtener su chance mundialista.
Curioso, los resultados logrados antes de la conquista del título fueron más importantes que los adversarios a los que enfrentó y en posesión de la corona.
Su primera pelea amateur fue con casi 16 años y 42 kilos. Tras 122 combates debutó como profesional el 11 de diciembre de 1958 noqueando en dos rounds al sanjuanino Luis García. Sus primeros pasos en el Luna Park fueron como "soporte" de su compañero de equipo, Cirilo Gil, en sus tiempos de gloria como campeón argentino y sudamericano welter.
Tras perder en su décima pelea el invicto frente al experimentado Vicente Derado, por puntos, en Mendoza, el 26 de febrero de 1960, Nicolino dio el gran golpe de su carrera al batir por puntos al cordobés Jaime Giné, quebrándole un invicto de seis años y 86 peleas sin reveses.
Eso proyectó a Nicolino como fondista al Luna Park para ganarle otra vez a Giné. Esta vez, por el título argentino de los livianos, en 1961. Luego también se consagró campeón sudamericano. Venció dos veces a Abel Laudonio, y también perdió una vez ante él, en su clásico local más popular.
A partir de 1966, una serie de rivales de primerísimo nivel lo pusieron a prueba, a Luna Park lleno.
Desafiar los límites fue uno de sus juegos preferidos. Arriba y abajo del ring. Desde aquella resistencia que el público le dio por su estilo personal y defensivo que anuló a campeones del mundo, como Carlos Ortiz, Ismael Laguna, Joe Brown o Sandro Lopópolo. Desde aquella afirmación que mantuvo con una convicción que parecía irritar a los que todo esperaban de él: "Tranquilos... Cuando llegue la chance, será campeón".
Necesitó una instancia tan grande como aquella noche de Tokio ante Paul Fujii para ganar la corona como nadie lo hizo. Conmoviendo a Oriente y sacudiendo al mundo por la brillantez de su boxeo. Quizás, su primer y último gran concierto boxístico.
Desarrolló su arte de "Intocable" en un tiempo en que la fantasía de la radio y la brillantez de relatores como Osvaldo Caffareli, Ricardo Arias, Manuel Sojit y Fioravanti "noqueaban" fácilmente al blanco y negro de una televisión prudente.
Hizo del boxeo algo más que un arte. Un show. Al que transformó en una ceremonia espectacular cada vez que subió al ring del Luna Park. Sus funciones únicas inocorporaban a las "aves más raras" al estadio de Corrientes y Bouchard cada vez que con su bata celeste y sacando pecho con paso corto se dirigía al centro del ring para que Norberto Florentino hiciera rugir el estadio anunciando: "La última pelea de la noche".
Fue junto a Justo Suárez, "El Torito de Mataderos", el boxeador más querido por el pueblo argentino. Y a ellos se les perdonó todo. No había prensa amarilla para Nicolino, capaz de descubrir las trasnoches de la calle Corrientes cuando sus amaneceres con "Pichuco" Troilo y "El Polaco" Goyeneche los transformaban en los reyes de la bohemia. No hubo golpes bajos para él, quizá porque con "El Intocable" se terminaron las épocas del respto total y el silencio cómplice para los ídolos del pueblo.
Conoció la pobreza digna de la mayoría de aquellas infancias. Supo de la riqueza del nuevo campeón y de la dureza y la ruina de la caída de los ídolos. Necesitó cosas simples para levantarse: tranquilidad, una compañía fiel, un ingreso elemental y un buen cigarrillo. Así escribió en Mendoza sus pacíficos últimos años de vida. Lejos del ruido y del boxeo de su tiempo.
La vida de Nicolino fue una nota musical. Una nota tanguera tan misteriosa como mágica que, si bien tuvo su obra propia en aquella canción de Chico Novarro, hoy, cuando se ha transformado en una estrella y en un recuerdo, sentencia a modo de melodía su adiós en aquello de "no habrá ninguno igual. Todos murieron".
PARA LA HISTORIA
Su récord fue de 136 combates, con 117 triunfos, 4 derrotas y 15 empates. Las fechas más salientes de su carrera fueron las siguientes: 11/12/1958, debut profesional, ganó KO2 a Luis García, en Mendoza; 6/11/59, perdió el invicto ante Vicente Derado, en Mendoza; 4/11/61, campeón argentino liviano al vencer a Jaime Giné, por puntos en 12 asaltos, en el Luna Park; 29/6/63, campeón sudamericano liviano al derrotar por puntos en 15 rounds al brasileño Sebastião do Nascimento; 12/12/68, campeón mundial welter junior de la AMB al imponerse por KOT10 al hawaiano Paul Fujii, en Tokio; retuvo el título en 5 ocasiones y lo perdió en la 6ª defensa, el 10/3/72 ante el panameño Alfonso Frazer por puntos en 15 vueltas, en Panamá; intentó reconquistar la corona el 17/3/73 y cayó por abandono en 10 rounds contra Kid Pambelé, en Venezuela; su última pelea fue el 7/8/76 y le ganó por puntos en 10 vueltas al chileno Ricardo Molina Ortiz, en Bariloche..Por Osvaldo Principi
Aquel Nicolino, que a los 8 años, de la mano de su madre ingresó por primera vez al gimnasio de boxeo Julio Mocoroa, de Don Paco Bermúdez, se convirtió en un personaje sin igual en el pugilismo argentino.
En un personaje que le agregó al boxeo, más allá de su talento, la espectacularidad, la alegría y el show, que esta actividad, basada sobre la entrega y el sudor, pocas veces tuvo.
Locche fue el último ídolo del boxeo argentino. Quizás, junto a Justo Suárez, el personaje supremo. El público le dio todo. Desde la ovación ante su arte: de esquive, visteo, de defensa notable y contragolpe justo. Y el perdón popular cuando la falta de preparación y profesionalismo lideó con Locche, en momentos clave de sus peleas.
Fue junto con Horacio Accavallo el púgil argentino que debió sobrellevar las más peleas difíciles y jerarquizadas para obtener su chance mundialista.
Curioso, los resultados logrados antes de la conquista del título fueron más importantes que los adversarios a los que enfrentó y en posesión de la corona.
Su primera pelea amateur fue con casi 16 años y 42 kilos. Tras 122 combates debutó como profesional el 11 de diciembre de 1958 noqueando en dos rounds al sanjuanino Luis García. Sus primeros pasos en el Luna Park fueron como "soporte" de su compañero de equipo, Cirilo Gil, en sus tiempos de gloria como campeón argentino y sudamericano welter.
Tras perder en su décima pelea el invicto frente al experimentado Vicente Derado, por puntos, en Mendoza, el 26 de febrero de 1960, Nicolino dio el gran golpe de su carrera al batir por puntos al cordobés Jaime Giné, quebrándole un invicto de seis años y 86 peleas sin reveses.
Eso proyectó a Nicolino como fondista al Luna Park para ganarle otra vez a Giné. Esta vez, por el título argentino de los livianos, en 1961. Luego también se consagró campeón sudamericano. Venció dos veces a Abel Laudonio, y también perdió una vez ante él, en su clásico local más popular.
A partir de 1966, una serie de rivales de primerísimo nivel lo pusieron a prueba, a Luna Park lleno.
Desafiar los límites fue uno de sus juegos preferidos. Arriba y abajo del ring. Desde aquella resistencia que el público le dio por su estilo personal y defensivo que anuló a campeones del mundo, como Carlos Ortiz, Ismael Laguna, Joe Brown o Sandro Lopópolo. Desde aquella afirmación que mantuvo con una convicción que parecía irritar a los que todo esperaban de él: "Tranquilos... Cuando llegue la chance, será campeón".
Necesitó una instancia tan grande como aquella noche de Tokio ante Paul Fujii para ganar la corona como nadie lo hizo. Conmoviendo a Oriente y sacudiendo al mundo por la brillantez de su boxeo. Quizás, su primer y último gran concierto boxístico.
Desarrolló su arte de "Intocable" en un tiempo en que la fantasía de la radio y la brillantez de relatores como Osvaldo Caffareli, Ricardo Arias, Manuel Sojit y Fioravanti "noqueaban" fácilmente al blanco y negro de una televisión prudente.
Hizo del boxeo algo más que un arte. Un show. Al que transformó en una ceremonia espectacular cada vez que subió al ring del Luna Park. Sus funciones únicas inocorporaban a las "aves más raras" al estadio de Corrientes y Bouchard cada vez que con su bata celeste y sacando pecho con paso corto se dirigía al centro del ring para que Norberto Florentino hiciera rugir el estadio anunciando: "La última pelea de la noche".
Fue junto a Justo Suárez, "El Torito de Mataderos", el boxeador más querido por el pueblo argentino. Y a ellos se les perdonó todo. No había prensa amarilla para Nicolino, capaz de descubrir las trasnoches de la calle Corrientes cuando sus amaneceres con "Pichuco" Troilo y "El Polaco" Goyeneche los transformaban en los reyes de la bohemia. No hubo golpes bajos para él, quizá porque con "El Intocable" se terminaron las épocas del respto total y el silencio cómplice para los ídolos del pueblo.
Conoció la pobreza digna de la mayoría de aquellas infancias. Supo de la riqueza del nuevo campeón y de la dureza y la ruina de la caída de los ídolos. Necesitó cosas simples para levantarse: tranquilidad, una compañía fiel, un ingreso elemental y un buen cigarrillo. Así escribió en Mendoza sus pacíficos últimos años de vida. Lejos del ruido y del boxeo de su tiempo.
La vida de Nicolino fue una nota musical. Una nota tanguera tan misteriosa como mágica que, si bien tuvo su obra propia en aquella canción de Chico Novarro, hoy, cuando se ha transformado en una estrella y en un recuerdo, sentencia a modo de melodía su adiós en aquello de "no habrá ninguno igual. Todos murieron".
PARA LA HISTORIA
Su récord fue de 136 combates, con 117 triunfos, 4 derrotas y 15 empates. Las fechas más salientes de su carrera fueron las siguientes: 11/12/1958, debut profesional, ganó KO2 a Luis García, en Mendoza; 6/11/59, perdió el invicto ante Vicente Derado, en Mendoza; 4/11/61, campeón argentino liviano al vencer a Jaime Giné, por puntos en 12 asaltos, en el Luna Park; 29/6/63, campeón sudamericano liviano al derrotar por puntos en 15 rounds al brasileño Sebastião do Nascimento; 12/12/68, campeón mundial welter junior de la AMB al imponerse por KOT10 al hawaiano Paul Fujii, en Tokio; retuvo el título en 5 ocasiones y lo perdió en la 6ª defensa, el 10/3/72 ante el panameño Alfonso Frazer por puntos en 15 vueltas, en Panamá; intentó reconquistar la corona el 17/3/73 y cayó por abandono en 10 rounds contra Kid Pambelé, en Venezuela; su última pelea fue el 7/8/76 y le ganó por puntos en 10 vueltas al chileno Ricardo Molina Ortiz, en Bariloche..Por Osvaldo Principi
sábado, 24 de agosto de 2013
Se celebra hoy en Argentina el Día del Lector
Argentina celebra hoy el Día del Lector de acuerdo a lo establecido en la Ley Nº 26.754, que instituye el día 24 de agosto como 'Día del Lector', en homenaje al natalicio del escritor argentino Jorge Luis Borges.
La ley aprobada por el Congreso argentino tiene como finalidad "promover la lectura y la democracia a través de la realización en dicha fecha de actos de divulgación de las letras y de reconocimiento a la obra y trayectoria de la máxima figura de la literatura nacional".
Borges, intelectual de vanguardia, fue creador de un estilo literario propio. Su obra incluye cuentos, ensayos y poesías.
Se trata de un reconocimiento a la obra y a la trayectoria de Borges más que merecido para un autor de gran dimensión en la literatura universal.
UN LECTOR
Que otros se jacten de las páginas que han escrito;
a mí me enorgullecen las que he leído.
No habré sido un filólogo,
no habré inquirido las declinaciones, los modos,
la laboriosa mutación de las letras,
la de que se endurece en te,
la equivalencia de la ge y de la ka,
pero a lo largo de mis años he profesado
la pasión del lenguaje.
Mis noches están llenas de Virgilio;
haber sabido y haber olvidado el latín
es una posesión, porque el olvido
es una de las formas de la memoria,
su vago sótano
la otra cara secreta de la moneda.
Cuando en mis ojos se borraron
las vanas apariencias queridas,
los rostros y la página,
me dí al estudio del lenguaje de hierro
que usaron mis mayores para cantar
espadas y soledades,
y ahora, a través de siete siglos,
desde la Ultima Thule,
tu voz me llega, Snorri Sturluson.
El joven, ante el libro, se impone una disciplina precisa
y lo hace en pos de un conocimiento preciso;
a mis años, toda empresa es una aventura
que linda con la noche.
No acabaré de descifrar las antiguas lenguas del Norte,
no hundiré las manos ansiosas en el oro de Sigurd;
la tarea que emprendo es ilimitada
y ha de acompañarme hasta el fin,
no menos misteriosa que el universo
y que yo, el aprendiz.
(Jorge Luis Borges)
Borges, intelectual de vanguardia, fue creador de un estilo literario propio. Su obra incluye cuentos, ensayos y poesías.
Se trata de un reconocimiento a la obra y a la trayectoria de Borges más que merecido para un autor de gran dimensión en la literatura universal.
UN LECTOR
Que otros se jacten de las páginas que han escrito;
a mí me enorgullecen las que he leído.
No habré sido un filólogo,
no habré inquirido las declinaciones, los modos,
la laboriosa mutación de las letras,
la de que se endurece en te,
la equivalencia de la ge y de la ka,
pero a lo largo de mis años he profesado
la pasión del lenguaje.
Mis noches están llenas de Virgilio;
haber sabido y haber olvidado el latín
es una posesión, porque el olvido
es una de las formas de la memoria,
su vago sótano
la otra cara secreta de la moneda.
Cuando en mis ojos se borraron
las vanas apariencias queridas,
los rostros y la página,
me dí al estudio del lenguaje de hierro
que usaron mis mayores para cantar
espadas y soledades,
y ahora, a través de siete siglos,
desde la Ultima Thule,
tu voz me llega, Snorri Sturluson.
El joven, ante el libro, se impone una disciplina precisa
y lo hace en pos de un conocimiento preciso;
a mis años, toda empresa es una aventura
que linda con la noche.
No acabaré de descifrar las antiguas lenguas del Norte,
no hundiré las manos ansiosas en el oro de Sigurd;
la tarea que emprendo es ilimitada
y ha de acompañarme hasta el fin,
no menos misteriosa que el universo
y que yo, el aprendiz.
(Jorge Luis Borges)
jueves, 15 de agosto de 2013
Irineo Leguisamo debuta en Palermo
Tras consagrarse como uno de los mejores jinetes aprendices en Uruguay, Irineo Leguisamo debuta en Argentina el 15 de agosto de 1922, en el Hipódromo de Palermo, perdiendo con la yegua Mina de Plata. Cinco días más tarde lograría su primer triunfo en tierras argentinas montando a Caid del Stud Atahualpa, que perteneció a la legendaria Juana Mautone («La Dama del Turf»), ganando el Gran Premio de Honor en el Hipódromo de Palermo. Al año siguiente, Leguisamo lograría conquistar la primera de 14 estadísticas consecutivas, las cuales sumadas a las otras 7 que logró más tarde, constituyen hasta el día de hoy el récord de estadísticas logradas por un jinete en Argentina, con 21. En 1935, Leguisamo ganó la primera carrera disputada en la historia del Hipódromo de San Isidro, durante la jornada de inauguración. En 1974 Leguisamo se retiró de la hípica con un triunfo en el Hipódromo de Maroñas, En Montevideo, montando a Fortimbrás, a la edad de 70 años. Considerado el mejor jinete rioplatense del siglo XX, iIrineo Leguisamo dejó de existir el 2 de diciembre de 1985 en Buenos Aires, a la edad de 82 años.
lunes, 12 de agosto de 2013
EL "FLACO" NORBERTO AROLDI HOY CUMPLIRIA 82 AÑOS
Arodi y H. Del Carril |
vida cronológicamente corta como la mayoría de ellos, y también abarcó mucho. Tal vez le faltó piolín para dejar escritos más tangos.
El teatro y el cine lo reclamaron y él prodigó su sonrisa de oreja a oreja y paseó sin retaceos su fealdad belmondiana (por Jean Paul Belmondo). En todos los frentes batalló con singular talento, demostró su capacidad de observación imbuida de color local: autor teatral, poeta, guionista de televisión y cine, actor.
Creó personajes entrañablemente ligados a Buenos Aires y su gente. Entre ellos, "Cacho de la esquina" y "Los chantas". Sabía reírse de sí mismo: «No hago casi sombra.», decía cachadoramente, y ante la prohibición del faso (cigarrillo), cortaba los cigarrillos en dos con el anhelo de fumar menos.
Anunció la crónica de su muerte por la televisión o en cuanto boliche le pidiera un poema. Solía recitar en El Viejo Almacén una poesía dedicada a sus hijos Sebastián y María Florencia.
Sentenció que no lo iban a poder atar al jonca (ataúd). Su alma enfilaría hacia el Obelisco. El parte médico determinó que fue víctima de una pancreatitis aguda. En 1977, había soportado una tremenda intervención quirúrgica que minó sus reservas.
Porteño hasta la médula, tanguero de ley, su primer tema lo escribió a los 16 años junto al músico Tito Ferrari, y lo tituló “Mi eterna cuna”. Este vals nos habla de su temprano mundo de ternura, forjado a golpes de poesía callejera.
Julio Sosa grabó con la orquesta Francini-Pontier su tango “Pa’ que sepan cómo soy”. Algunos de sus temas son: “Volvamos a la vida”, “Bien de bute”, “A los muchachos de mi barrio”, “Muchachos, a mí no me cambia nadie”.
Aroldi y E. Daniel |
(Publicado en Clarín el 21 de marzo de 1998. En la primer frase substituimos 1998 por 2008 y 20 años por 30.)
Nota de dirección: Aroldi hizo el guión de 20 películas, entre 1964 y 1981, entre ellas una de las más destacada fue “El andador” (1967) -de la que también es autor-, dirigida por Enrique Carreras. Un dato curioso, en el film la pareja estelar fue Tita Merello y Jorge Salcedo. Tiempo después, esta obra se estrenó en el teatro con la misma protagonista y su autor, Norberto Aroldi, en el papel masculino.
Otras películas: “Los muchachos de antes no usaban gomina” y “Amor libre” (ambas en 1969), “Amalio Reyes, un hombre”, también dirigida por Carreras, con la actuación protagónica de Hugo del Carril y “Con alma y vida”, de David Kohon (ambas en 1970), “En el gran circo” (1974).
Asimismo, escribió el argumento de “Los chantas” (1975). Y actuó en varios films, el más recordado: “Con alma y vida” (con música de Ástor Piazzolla) , donde hace el papel principal junto a la actriz María Aurelia Bisutti, con la actuación especial de Beba Bidart.
Su primer presentación en el cine fue en “Pobres habrá siempre”, en 1954. También hizo teatro y, a principios de los ’60, ganó una beca para viajar a Italia, donde se perfeccionó y conoció, además, al director Federico Fellini y a otros grandes creadores de Europa. También vivió en México, país donde inició su carrera de escritor y guionista.
El Flaco
( A la memoria de Norberto Aroldi )
Yo lo recuerdo al
Flaco
como lo ví una tarde
en la calle Castex,
con esa cara de
sabérselas todas
y la boca entreabierta,
fatigada de puchos.
Por su pinta de
duende desprolijo
le caminaba el sueño
con amagos de tango y
vino triste.
Tenía la mirada de
los que ya se van
pero no les importa.
Me dolió descubrirlo:
Un navegante roto,
con el alma empeñada.
Y esa calle tan suya
tan presente
tan penúltima y viva…
Después, alguna noche
un bandoneón lo
explicaría todo
y la memoria, pobre
mina desvelada,
lo traería de a ratos
como a un fantasma chanta,
Aquella tarde, en la
calle Castex,
fue la última vez que
lo ví.
Cuatro días más tarde
el Flaco me dejó..a
solas con el alba.
Mario Iaquinandi
viernes, 9 de agosto de 2013
El Mítico Sportivo Barracas
El Club Sportivo “Barracas” fundado el 30 de octubre de 1913 en el salón “Cavour”, previas reuniones en el café “de Campos”, por grupo de idealistas que asistían a las reuniones y por iniciativa de Antonio Albelleyra decidieron formar una entidad deportiva y social. Llego a un acuerdo ese mismo año con “Riachuelo”, que contaba entre sus valores destacados, a jugadores como Juan Hospital, “lolo” Perinetti, Janobelli, Fiorentino, Palazzo, Pesce y Aldea. Por ese convenio y con el nombre de la flamante entidad se le dio afiliación en esa categoría, contando con el concurso de muchos jugadores que habían pertenecido al ”Club Riachuelo”.Así nació el 30 de octubre de dicho año el Club Sportivo “Barracas”.
Es interesante transcribir una parte de la Memoria y Balance del Primer Ejercicio del Club ( 30-10-193 al 31-10-1914). Es la referente al “field de Foot-Ball” y dice: –”Vista la necesidad de obtener un field de foot-ball a la mayor brevedad, la C.D resolvió adquirir las instalaciones del C.A. Riachuelo, situado en la calle Iriarte y Santa Elena. Al efecto, hubo esta institución de hacerse cargo de la deuda de dicho club que ascendía a la suma de $2.733,96, recibiendo en cambio, en alquiler, el terreno y en propiedad de los alambrados, casillas, rollizos, etc., obteniendo también en esta forma, la antigüedad que ante la Asociación Argentina de Football, tenía el C.A. Riachuelo…” – agregándose luego: –”este deporte cuenta siempre con numerosos aficionados. En la presente temporada el club se halla representado en la A.A. de Foot-ball con un team de segunda intermedia, dos de segunda y dos de tercera, dos de cuarta y dos de quinta. En el mes de setiembre pasado, la Comisión resolvió disolver los teams de 2°A., 3°.B., y 4°.B., como medida moralizadora y velando por el buen nombre de la institución”.
En 1916 se gano el campeonato de su división, ascendiendo al círculo privilegiado. Bien vale recordar los nombres de aquellos jugadores vecinos que lograron tan preciado galardón: Muttoni,, Philippe y Bergalli; Genaro Aller, Jeronimo Cumo y Jordan Illan; Sevessi, Fiorito, Pedro Aller, Alberto Sisto y Tomas Inchausti, con su delegado Francisco Basurto. Fue tal la euforia del vecindario por ese trinfo de 2 a 0 ante Sportivo Buenos Aires – su rival de emergencia-* que los botines de los jugadores Sisto y Fiorito autores de los tantos, fueron exhibidos en la vidriera del bar “El Sultan”, en M. de Oca e Iriarte.
La campaña posterior del equipo no pudo ser más brillante. En 1917 y en 1918 sobre 21 y 20 conjuntos que participaron en los certámenes de la Asociación Argentina, se clasificó quinto en ambas en ambas oportunidades.
En fútbol lucieron la camiseta a rayas azules y blancas figuras como Felipe y Roberto Cherro, Marassi, Devita, Mario Evaristo, Mario Fortunato, Manuel Seijas y Alfredo Di Stefano.
En 1919, se construye el nuevo campo de deportes en la acera opuesto, con entrada principal por Iriarte 2870.
En 1920 Sportivo “Barracas” que para construir su nuevo estadio debió indemnizar a los quinteros que ocupaban los terrenos de propiedad de don Leandro Pereyra Iraola, procedió a inaugurarlo, sin imaginarse quizás sus dirigentes y simpatizantes, aun haciendo los cálculos más optimistas, que pronto habría de convertirse en el más glorioso del futbol argentino.
El 25 de mayo de ese año, ante 16.000 espectadores jugaron por la Copa de Competencia del Rio de la Plata, Boca Jrs y Nacional de Montevideo, venciendo el primero por 2 a0; pero la inauguración oficial de efectuó el 11 de junio, con un torneo en el cual participaron además los equipos de “N.O.Boys” y “Tiro Federal” de Rosario, dando el puntapié inicial el intendente Municipal, Dr. José Luis Cantilo. Ese mismo año, argentinos y uruguayos disputaron allí partido y desquite por la Copa Newton. En 1921 tuvo lugar aquel memorable certamen sudamericano en el que se batieron todos los records de entradas del continente y que Argentina gano manteniendo su valla invicta, en julio de 1922 jugaron los famosos vascos, que perdieron con los porteños por 4 a 0 y en 1923 tornaron a enfrentarse los eternos rivales del Rio de la Plata por la disputa de las “Copas Lipton” y “Gran Premio de Honor”.En 1923, se volvieron a colmarse las tribunas el día en que los argentinos vencieron al campeón de Italia 1922, el “Genoa Cricket and Footbal Club”; y la euforia futbolística se renovó en ese estadio que fue “mascota”, cuando se retuvo la “Copa Roca” contra los brasileños y el Trofeo “Rosa Chevallier Boutell”, con Paraguay.
Grandes equipos continuaron desfilando por la cancha de Iriarte y Luzuriaga…
En junio de 1926 se presento el “Real Deportivo Español” con el divino Zamaro, y también el combinado peruano. El 9 de julio de 1927 el “Real Madrid”; el 20 de mayo de 1928 el conjunto escoces “Motherwell” y el 4 de agosto del mismo año el “Barcelona F.C.” con el húngaro Platko y el mago Samitier.
El basquetbol fue impuesto asimismo en el barrio por el Sportivo en 1921. Ese año comenzó a construirse la cancha en el campo de deportes. Luego a principios de 19223 se inauguro la instalada en el local social y al promediar 1936 se construyo en el “anexo-deportivo”, la que sirvió de marco para memorables torneos.
En la sede de Iriarte 2056, se fundó y tuvo su sede la Asociación Argentina de Basquetbol. Por afortunada coincidencia, fue su primer presidente un presagioso dirigente y caracterizado vecino don Ernesto de Gouvea; y represento al club en esa etapa inicial, Jose L. Zueta.
Allá por 1939, el club comenzó a practicar el basquetbol femenino y a partir de 1932 le dio gran incremento, juntamente con River Plate, Ima Sumac, Obras Sanitarias, Unión Telefónica, Estudiantes de la Plata, Harrod’s – Gath y Chaves.
Años siguientes varios clubes zonales, imitaron los pasos del Sportivo en la disciplina Basquetbol, como por ejemplo Sportivo Pereyra, Barracas Juniors y Sportsman.
Puede afirmarse que en los anales del atletismo argentino, jamás se dio el caso de una institución nucleara simultáneamente a una cantidad de figuras tan calificadas como las que representan a Sportivo Barracas. Desde 1927 a 1933 aproximadamente, sus atletas acumularon valiosos títulos y batieron infinidad de records tanto nacionales como sudamericanos. Basta citar los nombres de algunos de los integrantes de esa pléyade de propulsores, para formarse un concepto cabal de cuanto significaron en el orden deportivo local e internacional:
Juan C. Zabala (el extraordinario “ñandú criollo” que el 8 de agosto de 1932 ganara la Maratón Olímpica de Los Angeles”; los precursores Daniel Molina, Atilio y Jose Palumbo, Francismo Torregrossa, Alfredo Torresm y Vicente Cherro, entre otros tantos.
Y así prosiguió su marcha por la senda del deportes el veterano club, fijando rumbos: sus equipos de rugby, hurling y balón; sus clases de esgrima y de tiro al blanco, que nacieron junto con el club, su natatorio de moderna concepción y elegantes línea para la época fue inaugurado el 6 de diciembre de 1925, en el que impartió las primeras lecciones de natación el luego “navegante solitario” Vito Dumas, batió un record de Alberto Zorilla y braceaba una niña con futuro de campeona: Margarita Talamona.
HISTORIA DE BARRACAS. Enrique Horacio Puccia
Es interesante transcribir una parte de la Memoria y Balance del Primer Ejercicio del Club ( 30-10-193 al 31-10-1914). Es la referente al “field de Foot-Ball” y dice: –”Vista la necesidad de obtener un field de foot-ball a la mayor brevedad, la C.D resolvió adquirir las instalaciones del C.A. Riachuelo, situado en la calle Iriarte y Santa Elena. Al efecto, hubo esta institución de hacerse cargo de la deuda de dicho club que ascendía a la suma de $2.733,96, recibiendo en cambio, en alquiler, el terreno y en propiedad de los alambrados, casillas, rollizos, etc., obteniendo también en esta forma, la antigüedad que ante la Asociación Argentina de Football, tenía el C.A. Riachuelo…” – agregándose luego: –”este deporte cuenta siempre con numerosos aficionados. En la presente temporada el club se halla representado en la A.A. de Foot-ball con un team de segunda intermedia, dos de segunda y dos de tercera, dos de cuarta y dos de quinta. En el mes de setiembre pasado, la Comisión resolvió disolver los teams de 2°A., 3°.B., y 4°.B., como medida moralizadora y velando por el buen nombre de la institución”.
En 1916 se gano el campeonato de su división, ascendiendo al círculo privilegiado. Bien vale recordar los nombres de aquellos jugadores vecinos que lograron tan preciado galardón: Muttoni,, Philippe y Bergalli; Genaro Aller, Jeronimo Cumo y Jordan Illan; Sevessi, Fiorito, Pedro Aller, Alberto Sisto y Tomas Inchausti, con su delegado Francisco Basurto. Fue tal la euforia del vecindario por ese trinfo de 2 a 0 ante Sportivo Buenos Aires – su rival de emergencia-* que los botines de los jugadores Sisto y Fiorito autores de los tantos, fueron exhibidos en la vidriera del bar “El Sultan”, en M. de Oca e Iriarte.
La campaña posterior del equipo no pudo ser más brillante. En 1917 y en 1918 sobre 21 y 20 conjuntos que participaron en los certámenes de la Asociación Argentina, se clasificó quinto en ambas en ambas oportunidades.
En fútbol lucieron la camiseta a rayas azules y blancas figuras como Felipe y Roberto Cherro, Marassi, Devita, Mario Evaristo, Mario Fortunato, Manuel Seijas y Alfredo Di Stefano.
En 1919, se construye el nuevo campo de deportes en la acera opuesto, con entrada principal por Iriarte 2870.
En 1920 Sportivo “Barracas” que para construir su nuevo estadio debió indemnizar a los quinteros que ocupaban los terrenos de propiedad de don Leandro Pereyra Iraola, procedió a inaugurarlo, sin imaginarse quizás sus dirigentes y simpatizantes, aun haciendo los cálculos más optimistas, que pronto habría de convertirse en el más glorioso del futbol argentino.
El 25 de mayo de ese año, ante 16.000 espectadores jugaron por la Copa de Competencia del Rio de la Plata, Boca Jrs y Nacional de Montevideo, venciendo el primero por 2 a0; pero la inauguración oficial de efectuó el 11 de junio, con un torneo en el cual participaron además los equipos de “N.O.Boys” y “Tiro Federal” de Rosario, dando el puntapié inicial el intendente Municipal, Dr. José Luis Cantilo. Ese mismo año, argentinos y uruguayos disputaron allí partido y desquite por la Copa Newton. En 1921 tuvo lugar aquel memorable certamen sudamericano en el que se batieron todos los records de entradas del continente y que Argentina gano manteniendo su valla invicta, en julio de 1922 jugaron los famosos vascos, que perdieron con los porteños por 4 a 0 y en 1923 tornaron a enfrentarse los eternos rivales del Rio de la Plata por la disputa de las “Copas Lipton” y “Gran Premio de Honor”.En 1923, se volvieron a colmarse las tribunas el día en que los argentinos vencieron al campeón de Italia 1922, el “Genoa Cricket and Footbal Club”; y la euforia futbolística se renovó en ese estadio que fue “mascota”, cuando se retuvo la “Copa Roca” contra los brasileños y el Trofeo “Rosa Chevallier Boutell”, con Paraguay.
Grandes equipos continuaron desfilando por la cancha de Iriarte y Luzuriaga…
En junio de 1926 se presento el “Real Deportivo Español” con el divino Zamaro, y también el combinado peruano. El 9 de julio de 1927 el “Real Madrid”; el 20 de mayo de 1928 el conjunto escoces “Motherwell” y el 4 de agosto del mismo año el “Barcelona F.C.” con el húngaro Platko y el mago Samitier.
El basquetbol fue impuesto asimismo en el barrio por el Sportivo en 1921. Ese año comenzó a construirse la cancha en el campo de deportes. Luego a principios de 19223 se inauguro la instalada en el local social y al promediar 1936 se construyo en el “anexo-deportivo”, la que sirvió de marco para memorables torneos.
En la sede de Iriarte 2056, se fundó y tuvo su sede la Asociación Argentina de Basquetbol. Por afortunada coincidencia, fue su primer presidente un presagioso dirigente y caracterizado vecino don Ernesto de Gouvea; y represento al club en esa etapa inicial, Jose L. Zueta.
Allá por 1939, el club comenzó a practicar el basquetbol femenino y a partir de 1932 le dio gran incremento, juntamente con River Plate, Ima Sumac, Obras Sanitarias, Unión Telefónica, Estudiantes de la Plata, Harrod’s – Gath y Chaves.
Años siguientes varios clubes zonales, imitaron los pasos del Sportivo en la disciplina Basquetbol, como por ejemplo Sportivo Pereyra, Barracas Juniors y Sportsman.
Puede afirmarse que en los anales del atletismo argentino, jamás se dio el caso de una institución nucleara simultáneamente a una cantidad de figuras tan calificadas como las que representan a Sportivo Barracas. Desde 1927 a 1933 aproximadamente, sus atletas acumularon valiosos títulos y batieron infinidad de records tanto nacionales como sudamericanos. Basta citar los nombres de algunos de los integrantes de esa pléyade de propulsores, para formarse un concepto cabal de cuanto significaron en el orden deportivo local e internacional:
Juan C. Zabala (el extraordinario “ñandú criollo” que el 8 de agosto de 1932 ganara la Maratón Olímpica de Los Angeles”; los precursores Daniel Molina, Atilio y Jose Palumbo, Francismo Torregrossa, Alfredo Torresm y Vicente Cherro, entre otros tantos.
Y así prosiguió su marcha por la senda del deportes el veterano club, fijando rumbos: sus equipos de rugby, hurling y balón; sus clases de esgrima y de tiro al blanco, que nacieron junto con el club, su natatorio de moderna concepción y elegantes línea para la época fue inaugurado el 6 de diciembre de 1925, en el que impartió las primeras lecciones de natación el luego “navegante solitario” Vito Dumas, batió un record de Alberto Zorilla y braceaba una niña con futuro de campeona: Margarita Talamona.
HISTORIA DE BARRACAS. Enrique Horacio Puccia
Sergio Víctor Palma, 33 años después de la gloria
Sobresale la sonrisa eterna sobre su piel morocha. Sergio Víctor Palma, y empieza a recordar otra vez.
Proyecta a través de sus ojos verdes las imágenes del glorioso 9 de agosto de 1980;los puños que querían tocar el cielo de esa tarde-noche en la que conquistaba el título mundial de los supergallos. Aquel día, que la geografía presentó en sociedad a Spokane, una pequeña ciudad norteamericana lindante con Canadá, en la que el "inusual" boxeador chaqueño, ese que alternaba el gimnasio con la poesía y la guitarra, devastaba a un tal Leo Randolph.
"Randolph se pensaba que era el campeón mundial, pero yo era mejor. Me sorprendió que la pelea se hizo por la tarde y en un estadio más chico que el Luna Park", rememora Palma y advierte que su memoria no es buena a los 57 años. Mas a lo largo de la charla recordará nombres, ciudades y fechas con una precisión de relojería.
Aquel guerrero sin tanta pureza técnica, pero con un corazón que parecía imposible que entrara en sus 55 kilos, llegaba al paraíso pugilístico. Pasaba la frustración de ocho meses antes, cuando fue vencido por el colombiano Ricardo Cardona en Barranquilla. "A Cardona le gané, lo dejé KO parado. Pero le levantaron el brazo a él y yo aplaudí. Igual, interiormente sabía que el campeón mundial era yo", intenta convencer.
Dice que ese combate en Colombia fue una bisagra y se despacha con un bagaje de definiciones de vida que desnudan su pasión por la literatura ("Todos los que van a la humildad llegan a la soberbia"...; "Las virtudes son inalcanzables cuando se las persigue").
Era humilde por temor, asegura: "Mi esforzada modestia no era otra cosa que cobardía. Nunca decía que iba a ganar una pelea, porque tenía miedo a comprometerme".
Encaró de otra manera, entonces, el combate con Randolph. "Después de que le gane no va a tener ganas de volver a subirse a un ring", señaló extrañamente verborrágico. Ese cambio de personalidad desembocó en el principio del fin de la relación con su entrenador de siempre, Santos Zacarías. Pero la promesa se cumplió:noqueó en cinco rounds, trajo el título y Randolph, de 22 años, anunció su retiro tras la pelea.
Cuesta encasillarlo en los recuerdos de su día de gloria. Se apasiona debatiendo sobre historia;critica y pondera a San Martín, Juárez Celman, Roca, Menem...
Expone con orgullo su condición de multifacético y enumera sus actividades.Recorrió todas los estratos del periodismo: hizo radio, televisión y gráfica. Preparó a actores para papeles de boxeadores y grabó un disco con canciones propias.
Su sueño de casi dos años y cinco defensas como campeón del mundo se derrumbó con la Guerra de Malvinas en el aire. Fue el 12 de junio de 1982, en Miami, ante el dominicano Leo Cruz. "Lo de Malvinas me desbordó. Me la pasé llorando y Cruz me mató a trompadas los quince rounds. Antes de la pelea le había dicho a Zacarías que no quería que me entrene más. Y cuando él volvió de Miami -yo había regresado antes-, lo primero que hizo ante los micrófonos fue volcarme una bolsa de m...", cuenta con un dejo de bronca.
Una persistente lesión en la mano derecha lo retiró en 1990, con 62 peleas (52-5-5 y 19 KO). Repasa la realidad de sus cuatro hijos, menciona a Liliana, su actual mujer, y se niega a vivir del ayer: "Soy lo que soy hoy. Aquello ocurrió hace 33 años. Y una vez que pasaron no son nada..., pero pasaron y no vuelven. Y uno anda pa´ adelante, vio?"
"Randolph se pensaba que era el campeón mundial, pero yo era mejor. Me sorprendió que la pelea se hizo por la tarde y en un estadio más chico que el Luna Park", rememora Palma y advierte que su memoria no es buena a los 57 años. Mas a lo largo de la charla recordará nombres, ciudades y fechas con una precisión de relojería.
Aquel guerrero sin tanta pureza técnica, pero con un corazón que parecía imposible que entrara en sus 55 kilos, llegaba al paraíso pugilístico. Pasaba la frustración de ocho meses antes, cuando fue vencido por el colombiano Ricardo Cardona en Barranquilla. "A Cardona le gané, lo dejé KO parado. Pero le levantaron el brazo a él y yo aplaudí. Igual, interiormente sabía que el campeón mundial era yo", intenta convencer.
Dice que ese combate en Colombia fue una bisagra y se despacha con un bagaje de definiciones de vida que desnudan su pasión por la literatura ("Todos los que van a la humildad llegan a la soberbia"...; "Las virtudes son inalcanzables cuando se las persigue").
Era humilde por temor, asegura: "Mi esforzada modestia no era otra cosa que cobardía. Nunca decía que iba a ganar una pelea, porque tenía miedo a comprometerme".
Encaró de otra manera, entonces, el combate con Randolph. "Después de que le gane no va a tener ganas de volver a subirse a un ring", señaló extrañamente verborrágico. Ese cambio de personalidad desembocó en el principio del fin de la relación con su entrenador de siempre, Santos Zacarías. Pero la promesa se cumplió:noqueó en cinco rounds, trajo el título y Randolph, de 22 años, anunció su retiro tras la pelea.
Cuesta encasillarlo en los recuerdos de su día de gloria. Se apasiona debatiendo sobre historia;critica y pondera a San Martín, Juárez Celman, Roca, Menem...
Expone con orgullo su condición de multifacético y enumera sus actividades.Recorrió todas los estratos del periodismo: hizo radio, televisión y gráfica. Preparó a actores para papeles de boxeadores y grabó un disco con canciones propias.
Su sueño de casi dos años y cinco defensas como campeón del mundo se derrumbó con la Guerra de Malvinas en el aire. Fue el 12 de junio de 1982, en Miami, ante el dominicano Leo Cruz. "Lo de Malvinas me desbordó. Me la pasé llorando y Cruz me mató a trompadas los quince rounds. Antes de la pelea le había dicho a Zacarías que no quería que me entrene más. Y cuando él volvió de Miami -yo había regresado antes-, lo primero que hizo ante los micrófonos fue volcarme una bolsa de m...", cuenta con un dejo de bronca.
Una persistente lesión en la mano derecha lo retiró en 1990, con 62 peleas (52-5-5 y 19 KO). Repasa la realidad de sus cuatro hijos, menciona a Liliana, su actual mujer, y se niega a vivir del ayer: "Soy lo que soy hoy. Aquello ocurrió hace 33 años. Y una vez que pasaron no son nada..., pero pasaron y no vuelven. Y uno anda pa´ adelante, vio?"
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