Se cree que el hombre conoció el fuego unos 500.000 años antes de Cristo y, aunque no hay datos que lo confirmen, seguramente unos días después del espectacular descubrimiento algún homínido “proto-argento” habrá tirado un animal sobre las brasas. Allí surgió el primer asado de la historia, aunque todavía sin aplausos para el asador.
Claro que el “asado argentino”, el de carne vacuna, marca de fábrica de las pampas y parte constitutiva del ser nacional, presenta algunos antecedentes que pueden ser recopilados por los revisionistas de la carne y que atribuyen a nuestros gauchos su implementación compulsiva.
Para referirse al primer asado en las tierras que tiempo después conformarían la Argentina hay que remontarse a 1556, cuando llegaron las vacas al Virreinato sin siquiera sospechar su destino de gloria. Años después fueron llevadas a la zona de Santa Fe y se cuenta que hacia 1580 miraron con ojos lánguidos de turistas la segunda fundación de Buenos Aires.
Las vacas, por condiciones de la naturaleza -y hasta quizás por aburrimiento-, comenzaron a reproducirse libremente y a desperdigarse por toda la pampa, que le ofrecía vastas llanuras repletas de pastizales. La compatibilidad que había entre el ganado y la tierra era tal que se calcula que en el siglo XVIII la pampa albergaba unos 40 millones de cabezas de ganado.
Hasta ese momento las vaquitas no eran ajenas, como mucho tiempo después escribiría don Atahualpa, ya que el ganado cimarrón no era propiedad de nadie. Cualquiera podía cazarlas con la condición de no pasarse de las doce mil cabezas.
Para realizar la zafra de los animales se organizaban “vaquerías”, grupos de paisanos que atrapaban las vacas cortándole los garrones con una lanza.
Concolorcorvo o Calixto Bustamante Carlos Inca, cronista vocacional del siglo XVIII, consignó sobre aquellos gauchos: "muchas veces se juntan de éstos, cuatro, cinco y a veces más con pretexto de ir al campo a divertirse, no llevando más prevención para su mantenimiento que el lazo, las bolas y un cuchillo. Se convienen un día para comer la picana de una vaca o novillo; lo enlazan, derriban y bien trincado de pies y manos, le sacan, casi vivo, toda la rabadilla con su cuero, y haciéndole unas picaduras por el lado de la carne la asan mal y medio cruda se la comen, sin más aderezo que un poco de sal, si la llevan por contingencia".
Concolorcorvo también especificó la forma en que asaban lenguas y matambres y cómo revolvían con un palito "los huesos que tienen tuétano" o "caracuses", actitudes que comenzaban a prefigurar al asador criollo de nuestros días.
Cayetano Cattaneo, un jesuita italiano que anduvo por estas latitudes a comienzos del siglo XVIII con ojos atentos y pluma veloz, consignó con algo de espanto las costumbres culinarias de los paisanos:"...no es menos curioso el modo que tienen de comer la carne. Matan una vaca o un toro, y mientras unos lo degüellan, otros lo desuellan y otros lo descuartizan (…). Enseguida encienden en una playa una fogata y con palos se hace cada uno un asador, en que ensartan tres o cuatro pedazos de carne que, aunque está humeando todavía, para ellos está bastante tierna. Enseguida clavan los asadores en la tierra alrededor del fuego, inclinados hacia la llama y ellos se sientan en rueda sobre el suelo. En menos de un cuarto de hora, cuando la carne apenas está tostada, se la devoran por dura que esté y por más que eche sangre por todas partes. No pasa una o dos horas sin que la hayan digerido y estén tan hambrientos como antes, y si no están impedidos por tener que caminar o cualquier otra ocupación, vuelven, como si estuvieran en ayunas, a la misma función".
La carne por entonces no era un bien escaso, como contó Cattaneo en su texto “Las vaquerías”, de 1729:“Para enviar cincuenta mil pieles a Europa matan ochenta mil toros, porque no todas las pieles son de medida. Y una vez que los mataron, fuera del cuero, y a lo sumo de la lengua, que utilizan, dejan todo lo demás. Otros por puro placer y sin necesidad van y matan millares de toros, vacas, terneros y sacando sólo la lengua, abandonan todo el resto en el campo. Mayor estrago hacen los que van a buscar grasa (…). Estos, hecha una copiosa mortandad de aquellos animales, sacan de aquí y allí un poco de gordura, y cuando han cargado bien sus carros, se vuelven sin cuidarse de lo demás”.
Fray Pedro José de las Parras relató el mismo fenómeno pocos años después:“Vi también en diversos días matar dos mil toros y novillos, para quitarles, sebo y grasa, quedando la carne por los campos. (…) de modo que yo he visto, en sólo una carrera (sin notar en el caballo detención alguna), matar un solo hombre ciento ventisiete toros. (…) Aprovechan, como se ha dicho, el sebo, la grasa y las lenguas y queda lo demás por la campaña...”
“Con su permiso voy a dentrar
aunque no soy convidado
pero en mi pago un asao
no es de naides y es de todos
yo voy a cantar a mi modo
después que haya churrasqueado”
(“Coplas del payador perseguido”, Atahualpa Yupanqui)
Matanzas a un lado, algunos cronistas también se detuvieron en la forma de preparación de la carne, como el inglés John Miers, que visitó la Argentina en 1818:”Es uno de los procedimientos favoritos de cocinar y se llama asado; de cualquier modo es muy bueno porque la rapidez de la operación evita la pérdida del jugo que queda dentro de la carne. No retiran el espetón del fuego, y a medida que se va asando cada uno corta tajadas o bocados bastante grandes, directamente del trozo; comodidades corno son mesas, sillas, tenedores, etc., les son desconocidas. Se ponen en cuclillas alrededor del fuego, cada uno desenvaina el cuchillo que invariablemente lleva encima día y noche, y se sirve a su gusto sin añadirle pan, sal o pimienta. Hicimos una excelente comida con el asado.”
Pablo Mantegazza, en su escrito “Carne asada y puchero”, de 1858, le dio una vuelta de tuerca al asunto que aparentemente desvelaba a nuestros visitantes y aseguró que “el verdadero gaucho no vive sino de carne, guisada o hervida; de la primera sobre todo, que, con el nombre de asado, constituye su plato predilecto y sin el cual no se sentaría a la mesa. (…) Muchísimos argentinos han vivido y aún viven muchos meses y años de carne sola, por lo que no debe asombrar, que, reducidos a este único régimen, devoren una cantidad enorme. No es raro ver a un grupo de cuatro o seis personas despacharse, en un abrir y cerrar de ojos, un ternero de un año. (…) En honor de la cocina de esos países diré que un asado con cuero, esto es, un pedazo de asado cubierto aún con la piel velluda y tostado sobre las brasas, es uno de los bocados más sabrosos del mundo...”
El asado, tipificado como tal, apareció entre nuestros platos de cabecera en el recetario de cocina popular argentina que elaboró la salteña Juana Manuela Gorriti en 1890. En el libro, titulado “Cocina ecléctica”, se describía un minucioso y detallado procedimiento para trozar, condimentar y preparar el “asado argentino”.
La cultura parrillera se terminó de expandir a principios del siglo XX cuando se conformó el renombrado “crisol de razas” que proclaman los manuales escolares y el asado llegó a las ciudades. Hacia 1950 se masificó la presencia de parrillas en las casas y las carnicerías brotaron como hongos, configurando ese “olorcito a patria” de los barrios que tan bien describe Martín Caparrós en su libro “Los Living”.
El asado, como está visto, es una de nuestras marcas de fábrica, y hasta el evolucionista Charles Darwin, de recorrida por nuestras tierras, reconoció en sus escritos que esos habitantes –nosotros- son –somos- los más carnívoros de todas las especies. En una carta a su hermana, de 1833, aseguró haberse convertido en "todo un gaucho”:”tomo mi mate y fumo mi cigarro y después me acuesto y duermo cómodo, con los cielos como toldo, como si estuviera en una cama de pluma. Es una vida tan sana, todo el día encima del caballo, comiendo nada más que carne y durmiendo en medio de un viento fresco, que uno se despierta fresco como una alondra".
No es casual, entonces, que el cuadro que resultara ganador de la “Primera Exposición Nacional de Pintura” -organizada por Domingo Faustino Sarmiento en 1871- se llamara ”Gaucho porteño en actitud de enseñar a un extranjero el modo peculiar que tiene de cortar el asado”
Para finalizar este recorrido por la historia del asado no se puede soslayar el Martín Fierro, compendio gauchesco en el que se describen con pericia los claroscuros del ser argentino. Allí, José Hernández (protagonista de un bochornoso asado que será motivo de otra historia de la carne) concluye con sabiduría y pragmatismo que en nuestras tierras “todo bicho que camina va a parar al asador”. Y ese bicho, generalmente es una vaca.
jueves, 1 de diciembre de 2016
sábado, 5 de noviembre de 2016
Rolando Rivas, taxista
El primer capítulo se emitió el 7 de marzo de 1972.
Protagonizada por Claudio García Satur, Soledad Silveyra y Nora Cárpena (quien reemplazó a Solita en la segunda de las dos temporadas), la tira centrada en la historia de amor entre el taxista y una pasajera, marcó además la innovación de contar con abundantes escenas en exteriores y hacer alguna referencia a la coyuntura social y política de los habitantes del Buenos Aires de entonces.
Para lograr ese cometido, el programa que se emitía los martes a las 22 y se extendió hasta el 27 de diciembre de 1973 sumando un total de 76 entregas, apeló a un lenguaje coloquial y sencillo que dotó de un inédito realismo al género.
Ese logro debe computarse a Migré, guionista y productor que falleció en marzo de 2006 a los 74 años y que también fue hacedor de otras telenovelas emblemáticas que marcaron a fuego toda una época de la TV argentina, como Un Extraño en Nuestras Vidas, Pobre Diabla, Piel Naranja, Dos a Quererse, Pablo en Nuestra Piel y Vos y Yo, Toda la Vida, entre más.
Realizado en blanco y negro y con dirección de Roberto Denis, el ciclo comenzó centrándose en la vida de Rolando, un porteño del barrio de Boedo, humilde y de buen corazón que era sostén de su familia con el trabajo que realiza con su taxi.
Aunque el muchacho está de novio con su vecina costurera Tere (Mabel Landó) quien vive junto a su padre, Don Félix (Antuco Telesca) que no ve con buenos ojos aquel noviazgo, la irrupción de la acomodada colegiala de 17 años Mónica Helguera Paz (Silveyra) que irrumpe en el taxi y genera un accidente, modifica las cosas.
La diferencia de edad y el abismo social entre ambos resultaron elementos de enorme atracción para los televidentes que apreciaron las aristas de un probado conflicto universal llevado hacia las calles de Buenos Aires.
El suceso de la historia no impidió que Silveyra abandonara el proyecto al ser tentada para encabezar Pobre Diabla junto a Arnaldo André, pero su salida no afectó el impacto de Rolando Rivas…
La trama resolvió la partida de Helguera Paz con un “largo viaje” pero encontró en Natalia Riglos Arana (Cárpena) y en su hijo Quique (Marcelo Marcote) a otro perfil de mujer para mantener encendida la pasión y dotar de felicidad a la vida del taxista. El reparto de la serie sumó, además y por citar solamente a algunos, a Elena Sagrera, Pablo Codevilla, Leonor Benedetto, Dorys del Valle, Luis Politti, Beba Bidart, Arnaldo André, Guillermo Rico, Víctor Hugo Vieyra, Santiago Gómez Cou, Jorge Barreiro, Claudia Cárpena y Héctor Da Rosa.
Con el regreso de Silveyra, Rolando Rivas, Taxista tuvo su versión cinematográfica en 1974 con dirección de Julio Saraceni y guiones de Rodolfo M. Taboada y Roberto Talice y en 1979 pretendió tener una reedición que chocó contra la censura implementada por la dictadura militar e hizo quitar de la trama la pertenencia política de Quique Rivas, hermano de Rolando que era militante de la organización Montoneros.
La TV argentina también probó nuevas versiones de la mano de Ella contra Mí (en 1988 y con Gustavo Garzón, Carolina Papaleo y Liliana Weimer) y el formato sedujo a productores de Brasil y México que la adaptaron a sus lenguajes televisivos y, en 2008, la señal de cable Volver volvió a emitir las dos temporadas originales.
Tango Taxi mío, Música: Carlos Rodolfo Taboada. Letra: Rodolfo Taboada interpretado por Gaby “La voz sensual del Tango”
jueves, 13 de octubre de 2016
Campeonato de Primera División 1988-89:¡Independiente, un Gran Campeón!
El Campeonato de Primera División 1988/89 de fútbol, fue organizado por la Asociación del Fútbol Argentino entre el 11 de septiembre de 1988 y el 28 de mayo de 1989, con un paréntesis desde el 22 de diciembre al 28 de enero, en dos ruedas de todos contra todos.
Tuvo una reglamentación particular que establecía el desempate por tiros desde el punto penal de los partidos igualados, de tal manera que se otorgaban tres puntos por partido ganado, un punto por el empate y un punto extra para el equipo que ganara el desempate. Las tandas de penales se ejecutaban al finalizar el partido respectivo, lo que, en muchos casos, postergó la finalización de los encuentros de manera exagerada. Ésa y otras razones, como la falta de interés del público, hicieron que se tratara de un ensayo fallido, que se discontinuó en el siguiente torneo.
El campeón fue el Club Atlético Independiente, que clasificó a la Copa Libertadores 1990,con amplia ventaja sobre Boca Juniors. Independiente jugaba muy bien al fútbol ,tenía como abanderado al chaplinesco Ricardo Bochini rodeado de jugadores de buen pie como Carlos Alfaro Moreno, Miguel Ángel Ludueña, Rubén Insua,Marcelo Pepo Morales y Sergio Merlini.
Así mismo tenía al uruguayo Eduardo Pereira, aquel arquero de que se lucía con pantalones largos,al aguerrido defensor Rogelio Wilfrido Delgado, un volante todo terreno como el Chaucha José María Bianco y un goleador letal Marcelo Reggiardo.Fue el director técnico Jorge "El Indio" Solari.
Tuvo una reglamentación particular que establecía el desempate por tiros desde el punto penal de los partidos igualados, de tal manera que se otorgaban tres puntos por partido ganado, un punto por el empate y un punto extra para el equipo que ganara el desempate. Las tandas de penales se ejecutaban al finalizar el partido respectivo, lo que, en muchos casos, postergó la finalización de los encuentros de manera exagerada. Ésa y otras razones, como la falta de interés del público, hicieron que se tratara de un ensayo fallido, que se discontinuó en el siguiente torneo.
El campeón fue el Club Atlético Independiente, que clasificó a la Copa Libertadores 1990,con amplia ventaja sobre Boca Juniors. Independiente jugaba muy bien al fútbol ,tenía como abanderado al chaplinesco Ricardo Bochini rodeado de jugadores de buen pie como Carlos Alfaro Moreno, Miguel Ángel Ludueña, Rubén Insua,Marcelo Pepo Morales y Sergio Merlini.
Así mismo tenía al uruguayo Eduardo Pereira, aquel arquero de que se lucía con pantalones largos,al aguerrido defensor Rogelio Wilfrido Delgado, un volante todo terreno como el Chaucha José María Bianco y un goleador letal Marcelo Reggiardo.Fue el director técnico Jorge "El Indio" Solari.
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jueves, 6 de octubre de 2016
Norberto Madurga :caballero de fina estampa
Nació un 29 de Diciembre de 1944.
Tuvo un destacado paso por el Club Atlético Boca Juniors, club en el cual se mantuvo durante un total de 5 años y donde cosechó grandes actuaciones. Con el conjunto «xeneize» conquistó 3 títulos, el Torneo Nacional de 1969, el Torneo Metropolitano de 1970 y la Copa Argentina de 1969.
Fue autor de dos de los goles más importantes en la historia del Superclásico del fútbol argentino, cuando le convirtió dos tantos al Club Atlético River Plate que le permitieron al equipo «xeneize» consagrarse y dar la vuelta olímpica en el Monumental.
Fue internacional con la Selección de Fútbol de Argentina durante 11 encuentros, marcando 3 goles.
Volante derecho y central. Ganó 3 títulos: los Campeonatos Nacionales de 1969 y 1970, y la Copa Argentina 1969 con Boca Juniors. Jugó 11 encuentros en la Selección Argentina y marcó 3 goles, debutando el 4 de marzo de 1970 ante Brasil (2:0). Llegó desde Club Atlético Atlanta, gracias a Bernardo Gandulla.
Su debut en Boca Juniors fue en la Copa Libertadores de América de 1966, partido en donde le marcó 1 gol a River . Un jugador notable, bien dotado y que solía realizar habilitaciones por sorpresa. Reemplazó a Antonio Rattín (ídolo «xeneize») como volante central, aunque con otras características de juego.
Marcó la diferencia con sus apariciones en el ataque, como en los dos goles históricos que le marcó a River, el 14 de diciembre de 1969, cuando Boca dio la vuelta olímpica en el Monumental tras empatar A fines de 1971 fue transferido al Palmeiras de Brasil(donde fue campeón en el 72 ).
Vuelve en el 75 para jugar en Banfield.
En 1977 ya con más de 30 Madurga paseo su estampa con clase , jerarquía y goles en el Club Atlético Cerro de Uruguay.
Más de 40 partidos jugados y cerca de 15 goles fueron suficientes para engalanar la selecta nómina de argentinos que han pasado por este popular equipo uruguayo. Madurga jugó en Río Cuarto, en el club Estudiantes. En 1978. Vino para disputar el Regional con Rattín de técnico.Debutó en Enero ante San Martín de Merlo en goleada 7 a 1
En 1980, llegó a jugar un torneo Regional, de una categoría de las más bajas del país, para Gimnasia de Chivilcoy y también ese año se quedó para disputar el torneo de la liga local.
Fue tal la repercusión que tuvo como figura del fútbol, que su casamiento en 1970 fue televisado. y en 1971 intervino en el filme Paula contra la mitad más uno.
El "muñeco" Madurga donde camino dejó huellas y por donde pasó dejó recuerdos, por su humildad y forma de ser.
Fue internacional con la Selección de Fútbol de Argentina durante 11 encuentros, marcando 3 goles.
Volante derecho y central. Ganó 3 títulos: los Campeonatos Nacionales de 1969 y 1970, y la Copa Argentina 1969 con Boca Juniors. Jugó 11 encuentros en la Selección Argentina y marcó 3 goles, debutando el 4 de marzo de 1970 ante Brasil (2:0). Llegó desde Club Atlético Atlanta, gracias a Bernardo Gandulla.
Su debut en Boca Juniors fue en la Copa Libertadores de América de 1966, partido en donde le marcó 1 gol a River . Un jugador notable, bien dotado y que solía realizar habilitaciones por sorpresa. Reemplazó a Antonio Rattín (ídolo «xeneize») como volante central, aunque con otras características de juego.
Marcó la diferencia con sus apariciones en el ataque, como en los dos goles históricos que le marcó a River, el 14 de diciembre de 1969, cuando Boca dio la vuelta olímpica en el Monumental tras empatar A fines de 1971 fue transferido al Palmeiras de Brasil(donde fue campeón en el 72 ).
Vuelve en el 75 para jugar en Banfield.
En 1977 ya con más de 30 Madurga paseo su estampa con clase , jerarquía y goles en el Club Atlético Cerro de Uruguay.
Más de 40 partidos jugados y cerca de 15 goles fueron suficientes para engalanar la selecta nómina de argentinos que han pasado por este popular equipo uruguayo. Madurga jugó en Río Cuarto, en el club Estudiantes. En 1978. Vino para disputar el Regional con Rattín de técnico.Debutó en Enero ante San Martín de Merlo en goleada 7 a 1
En 1980, llegó a jugar un torneo Regional, de una categoría de las más bajas del país, para Gimnasia de Chivilcoy y también ese año se quedó para disputar el torneo de la liga local.
Fue tal la repercusión que tuvo como figura del fútbol, que su casamiento en 1970 fue televisado. y en 1971 intervino en el filme Paula contra la mitad más uno.
El "muñeco" Madurga donde camino dejó huellas y por donde pasó dejó recuerdos, por su humildad y forma de ser.
El jueves 12 de noviembre de 2015 , en La Botica del Ángel –reducto cultural legado por Eduardo Bergara Leumann- recibió distinción a la trayectoria del Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina (CEDICUPO)de manos del presidente de dicho organismo José Valle.
sábado, 17 de septiembre de 2016
Homenaje a Luis Sandrini en el ciclo "Historia y Tango en el Cine"
El próximo jueves 22 de septiembre a las 17 hs. se exhibirá en el Centro Cultural de la Cooperativa (Zelarrayán 560)de Bahía Blanca, con entrada libre y gratuita, el largometraje Don Juan Tenorio y, como de costumbre, será presentada por José Valle quien se referirá al filme y a su protagonista Luis Sandrini.
Don Juan Tenorio es una película de Argentina en blanco y negro dirigida por Luis César Amadori según el guion de Pascual Guillén sobre la obra homónima de José Zorrilla que se estrenó el 17 de febrero de 1949 y que tuvo como protagonistas a Luis Sandrini, Tita Merello, Virginia Luque, Jorge Salcedo y Ricardo Galache.
Luis Sandrini conquistó al público de nuestro país, del continente y aun el español con un estilo único, que mezclaba el humor con lo sentimental y que era el espejo de una sensibilidad más bonaerense que porteña, hecha de ingenuidad y picardía. Se lo comparaba con el mexicano Mario Moreno “Cantinflas” y se decía de él que era el Chaplin argentino.
Don Juan Tenorio es una película de Argentina en blanco y negro dirigida por Luis César Amadori según el guion de Pascual Guillén sobre la obra homónima de José Zorrilla que se estrenó el 17 de febrero de 1949 y que tuvo como protagonistas a Luis Sandrini, Tita Merello, Virginia Luque, Jorge Salcedo y Ricardo Galache.
Luis Sandrini conquistó al público de nuestro país, del continente y aun el español con un estilo único, que mezclaba el humor con lo sentimental y que era el espejo de una sensibilidad más bonaerense que porteña, hecha de ingenuidad y picardía. Se lo comparaba con el mexicano Mario Moreno “Cantinflas” y se decía de él que era el Chaplin argentino.
jueves, 15 de septiembre de 2016
Historia del Dulce de Leche
Se dice que el dulce de leche se originó en la Argentina en el año 1829, en Cañuelas provincia de Buenos Aires.
Juan Manuel de Rosas y Juan Lavalle se encontraban intentando dar el primer paso hacia la Organización Nacional.
Ambos habían firmado el 24 de junio el Tratado de Cañuelas con el fin de concluir las hostilidades y llamar a elecciones para integrar la Junta de Representantes. El 17 de julio, Lavalle (firme opositor “rosista”) llegó al campamento de Rosas muy cansado de cabalgar y pidió verlo para tratar asuntos pendientes. Como éste tardaba, no resistió la tentación de tomar una siesta en un catre de campaña que había a la mano, en el cual quedó profundamente dormido.
Cerca de allí, una sirviente mulata estaba preparando un mate de leche para esperar la llegada de Rosas, su patrón.
Bajo el calor de las brasas, la mulata echó un puñado de azúcar a la leche para que se fuera disolviendo.
Pero al ver a Lavalle dormido en el camastro de su patrón, la mulata se desesperó e intentó sacarlo de allí. Sin querer, estaba escribiendo, además de la historia, la receta "pasión de los argentinos".
Cuando llegó Rosas y vio la cara de desesperación de su mulata por la cama usurpada, tapó a Lavalle con su poncho y le dijo: "Déjalo, que es un valiente". Finalmente, cuando la mulata fue a buscar el jarro para preparar el mate, había pasado demasiado tiempo. En su lugar, encontró una crema color marrón claro, dulce y espesa: había nacido el dulce de leche.
Ambos habían firmado el 24 de junio el Tratado de Cañuelas con el fin de concluir las hostilidades y llamar a elecciones para integrar la Junta de Representantes. El 17 de julio, Lavalle (firme opositor “rosista”) llegó al campamento de Rosas muy cansado de cabalgar y pidió verlo para tratar asuntos pendientes. Como éste tardaba, no resistió la tentación de tomar una siesta en un catre de campaña que había a la mano, en el cual quedó profundamente dormido.
Cerca de allí, una sirviente mulata estaba preparando un mate de leche para esperar la llegada de Rosas, su patrón.
Bajo el calor de las brasas, la mulata echó un puñado de azúcar a la leche para que se fuera disolviendo.
Pero al ver a Lavalle dormido en el camastro de su patrón, la mulata se desesperó e intentó sacarlo de allí. Sin querer, estaba escribiendo, además de la historia, la receta "pasión de los argentinos".
Cuando llegó Rosas y vio la cara de desesperación de su mulata por la cama usurpada, tapó a Lavalle con su poncho y le dijo: "Déjalo, que es un valiente". Finalmente, cuando la mulata fue a buscar el jarro para preparar el mate, había pasado demasiado tiempo. En su lugar, encontró una crema color marrón claro, dulce y espesa: había nacido el dulce de leche.
viernes, 19 de agosto de 2016
LORCA 80º ANIVERSARIO DE SU MUERTE
"Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir", escribió de forma casi profética Federico García Lorca. La muerte encontró al poeta tal día como hoy hace 80 años. Estaba en casa de su amigo Luis Rosales y tenía, cuentan, un billete para viajar a México en el bolsillo. Le detuvieron en esos primeros días de la Guerra Civil y dos días después, tras "mucho café", le dieron el 'paseo'. Su cuerpo quedó en algún lugar entre Alfacar y Víznar, en su adorada Granada. Una tumba desconocida para el poeta más amado de las letras españolas. Una tierra cualquiera donde yacer, como tantos miles en las cunetas y fosas comunes de esta España, sin nombre pero tan vivo como entonces.
"No hay nada más vivo que un recuerdo", dejó también negro sobre blanco ese "escritor con alma de poeta y mano de músico", como lo define Luís Pasqual, que ha publicado su personal homenaje a su 'hermano' en 'De la mano de Federico' (Arpa Editores) y ha dirigido numerosos montajes de Lorca, entre ellos la primera y mítica puesta en escena de 'El público' en 1986. Porque el recuerdo, como la luz que todos los que le conocieron usaron para definirle, nunca se apaga. Lorca "era la lumbre misma", dijo José Luis Cano. Rafael Alberti decía que cuando entraba en una habitación era como si se iluminara. "Un ser nacido para la libertad", añadió Vicente Alexandre. "Traía la felicidad", remató Pablo Neruda. Lorca ha sido y es faro y misterio, además una de las grandes deudas que tiene este país con su memoria histórica y su cultura.
fue un poeta, dramaturgo y prosista español, también conocido por su destreza en muchas otras artes. Adscrito a la llamada Generación del 27, es el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del teatro español del siglo xx, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo. Murió fusilado tras el golpe de Estado que dio origen a la Guerra Civil Española.Entre sus poemas podemos encontrar Gacela de la terrible presencia, Alba, Alma ausente, La casada infiel, Muerto de amor y Ciudad sin sueño.
"No hay nada más vivo que un recuerdo", dejó también negro sobre blanco ese "escritor con alma de poeta y mano de músico", como lo define Luís Pasqual, que ha publicado su personal homenaje a su 'hermano' en 'De la mano de Federico' (Arpa Editores) y ha dirigido numerosos montajes de Lorca, entre ellos la primera y mítica puesta en escena de 'El público' en 1986. Porque el recuerdo, como la luz que todos los que le conocieron usaron para definirle, nunca se apaga. Lorca "era la lumbre misma", dijo José Luis Cano. Rafael Alberti decía que cuando entraba en una habitación era como si se iluminara. "Un ser nacido para la libertad", añadió Vicente Alexandre. "Traía la felicidad", remató Pablo Neruda. Lorca ha sido y es faro y misterio, además una de las grandes deudas que tiene este país con su memoria histórica y su cultura.
fue un poeta, dramaturgo y prosista español, también conocido por su destreza en muchas otras artes. Adscrito a la llamada Generación del 27, es el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del teatro español del siglo xx, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo. Murió fusilado tras el golpe de Estado que dio origen a la Guerra Civil Española.Entre sus poemas podemos encontrar Gacela de la terrible presencia, Alba, Alma ausente, La casada infiel, Muerto de amor y Ciudad sin sueño.
miércoles, 13 de julio de 2016
César Ratti
Hijo de padres inmigrantes milaneses,Nacido en Rosario (provincia de Santa Fe), el 24 de septiembre de 1889, se crió junto a sus cuatro hermanos (Emilio, Pablo, Clementino y José), se trasladó junto con su familia a Buenos Aires cuando apenas contaba con siete años. A la edad de doce años abandona sus estudios y se dedica enteramente al teatro. Por imposición de su padre aprendió el oficio de relojero y tuvo un reconocido negocio en la calle Cerrito.
César Ratti fue un maestro de actores que trabajó ininterrumpidamente durante 40 años. Junto a su hermano, Pepe Ratti encabezó varias compañías donde presentó populares obras cómicas.
Se inició en la escena teatral a mediados de 1905 en el Teatro Rivadavia, hoy llamado Liceo. Llegó al Teatro Grande de la mano de Jerónimo Podestá con quien estuvo por dos años para luego pasar a trabajar con Emilio Carreras. En 1912, el primer cómico, Florencio Parravicini, lo llevó al Teatro Argentino. En 1914 se sumó a la compañía de Angelina Pagano y Francisco Ducasse. A fines de ese año pasa a la compañía de Roberto Casaux- Salvador Rosich- Arsenio Mary dirigido por Joaquín de Vedia. En 1918 se unió a Lola Membrives con Felisa Mary.
Era un galán cómico, con una gran popularidad que tuvo un gran reconocimiento por parte de la Compañía cómico dramática César Ratti iniciada en 1920. Fue un gran director de teatro que le abrió puertas a grandes del cine, entre ellos, el primer actor Alberto Bello.
A fines de la década del '30 César Ratti emprendió un viaje de descanso que se prolongaría por un año, recorriendo la Costa Azul, Alemania,Italia, España, Bélgica y Oriente.
Además de su incursión en la pantalla grande argentina, también participó en algunos radioteatros, como Juan Cuello de 1940 junto aAngelina Pagano, Pedro Tocci, Blanca Podestá y Luis Arata.
Casado con la actriz Emma Martínez hasta su deceso, juntos adoptaron un hijo quien llevó su mismo nombre. Posteriormente se casó con la también actriz Chela Cordero.
Ya en el ocaso se lo vio disfrazado de mendigo pidiendo limosna para sociedades benéficas en Mar del Plata y en Córdoba.
"Yo tengo tantas ganas de vivir, que ya no puedo vivir"
dijo durante una entrevista. Enfermo y deprimido estuvo un año inactivo y cuando volvió se encontró con una sala fría y sin demasiado público. El 13 de junio de 1944 torturado con la idea de no volver a actuar al ver como retiraban su nombre de la marquesina del Apolo, se arrojó desde el décimo piso de su departamento en la calle Corrientes. Sus restos fueron velados frente a ese mismo teatro y descansan en el panteón de artistas del Cementerio del Oeste. César Ratti tenía 54 años.
César Ratti fue un maestro de actores que trabajó ininterrumpidamente durante 40 años. Junto a su hermano, Pepe Ratti encabezó varias compañías donde presentó populares obras cómicas.
Se inició en la escena teatral a mediados de 1905 en el Teatro Rivadavia, hoy llamado Liceo. Llegó al Teatro Grande de la mano de Jerónimo Podestá con quien estuvo por dos años para luego pasar a trabajar con Emilio Carreras. En 1912, el primer cómico, Florencio Parravicini, lo llevó al Teatro Argentino. En 1914 se sumó a la compañía de Angelina Pagano y Francisco Ducasse. A fines de ese año pasa a la compañía de Roberto Casaux- Salvador Rosich- Arsenio Mary dirigido por Joaquín de Vedia. En 1918 se unió a Lola Membrives con Felisa Mary.
Era un galán cómico, con una gran popularidad que tuvo un gran reconocimiento por parte de la Compañía cómico dramática César Ratti iniciada en 1920. Fue un gran director de teatro que le abrió puertas a grandes del cine, entre ellos, el primer actor Alberto Bello.
A fines de la década del '30 César Ratti emprendió un viaje de descanso que se prolongaría por un año, recorriendo la Costa Azul, Alemania,Italia, España, Bélgica y Oriente.
Además de su incursión en la pantalla grande argentina, también participó en algunos radioteatros, como Juan Cuello de 1940 junto aAngelina Pagano, Pedro Tocci, Blanca Podestá y Luis Arata.
Casado con la actriz Emma Martínez hasta su deceso, juntos adoptaron un hijo quien llevó su mismo nombre. Posteriormente se casó con la también actriz Chela Cordero.
Ya en el ocaso se lo vio disfrazado de mendigo pidiendo limosna para sociedades benéficas en Mar del Plata y en Córdoba.
"Yo tengo tantas ganas de vivir, que ya no puedo vivir"
dijo durante una entrevista. Enfermo y deprimido estuvo un año inactivo y cuando volvió se encontró con una sala fría y sin demasiado público. El 13 de junio de 1944 torturado con la idea de no volver a actuar al ver como retiraban su nombre de la marquesina del Apolo, se arrojó desde el décimo piso de su departamento en la calle Corrientes. Sus restos fueron velados frente a ese mismo teatro y descansan en el panteón de artistas del Cementerio del Oeste. César Ratti tenía 54 años.
sábado, 9 de julio de 2016
Agustín Magaldi Hijo, el heredero de la leyenda por José Valle*
El apellido Magaldi me es familar desde la niñez. Mi padre es fanático de La voz sentimental de Buenos Aires y yo, con el tiempo y habiéndome interiorizado profundamente en la historia del genero, lo considero un personaje fundamental del mismo. La vida me regaló la posibilidad de tratar mucho a su hijo Agustín.
El único hijo del matrimonio de Don Agustín y la riocuartense "Lolita" Miserendino nació el 10 de septiembre de 1932 en la ciudad de Buenos Aires, vivían en calle Artigas 262 del Barrio de
Flores.
Luchó desde su adolescencia por abrirse un camino propio bajo la enorme sombra de su padre, al que muchos tangueros de ley comparan con el zorzal Criollo, Carlos Gardel.
Pero Agustín Magaldi hijo logro remontar su nombre, más allá de las inevitables comparaciones, y concretó en vida una sólida trayectoria artística. Es, quizás, uno de los pocos casos de hijos que siguen la carrera de sus padres en que no fue sólo el apellido el que sostenía su fama, sino sus propias aptitudes artísticas.
Fue actor y cantante. Realizó muy buenas grabaciones. Hizo exitosas giras por el exterior, especialmente una muy extensa y con gran éxito por Estados Unidos.
Tenía una mirada franca y una sonrisa cristalina y, por sobre todas las cosas, humildad, típica de los grandes de verdad.
Fue un burrero de ley, compartimos muchas tardes en las míticas arenas de "Molerpa", junto al flaco Calígula y Jorge Vidal entre otros.
El 27 de noviembre de 1981 Agustín Magaldi hijo contraía matrimonio con María Isabel Santos, en la Parroquia Inmaculado Corazón de María (Viamonte y Pte. Roca de Rosario).
Lo recuerdo de varias cenas en "La Churrasquita" de Av. Corrientes 1220, tras carreras sufridas y festejadas en el hipodromo de Palermo, con Alberto Moran, Tincho Zabala, Vicente Rubino, Roberto Rufino, Juan Carlos Lamas, Alberto Morán , Romualdo Quiroga y Rolando Chávez, entre otros.
Murió en Rosario el 3 de marzo de 1988 a los 55 años de edad. Sus restos descansan en el Cementerio del Salvador en la ciudad de Rosario.
Grabó su primer disco el 19 de mayo de 1960, "Triste Destino" con acompañamiento de guitarras, para el sello Odeón,
Fue autor de varios temas (letra y música): la ranchera "Pajarito", los valses “El maestro de mi vida”, "Amor, no puedo más", “Madre angelical”, “Inútil corazón” y la canción “Vuelvo a Moscú”, entre otros.
Don Agustin Magaldi padre había nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, el 1º de diciembre de 1898, formándose musicalmente en el conservatorio de esa populosa ciudad.
A los 18 años ya era un cantor profesional; forma dúos con Héctor Palacios, Nicolás Rossi y en el año 1925 con Pedro Noda, transformándose en uno de los mejores dúos de todos los tiempos. Estuvieron 10 años juntos, hasta que en 1936 Magaldi inicia su carrera como solista acompañado por las guitarras de Centeno, Ortiz, Francini, Carré y el arpa de Félix Pérez Cardozo.
Su color de voz era única, intima, triste y profundamente emotiva, a lo que le sumaba una dicción perfecta. Lo llamaban La voz sentimental de Buenos Aires.
Sus versiones de "Nieve", “La muchacha del circo”, “Libertad”, “Dios te salve m'hijo”, “Acquaforte”, “Berretín”, "Disfrazado", "Vagabundo", "Levantá la Frente", "No quiero verte llorar" y “Consejo de oro” son magistrales, verdaderas joyas del genero.
Magaldi fue el cantor preferido de los mas pobres y desprotegidos; era muy popular e idolatrado en el interior del país.
Agustín Magaldi murió a la edad de 39 años, una operación de vesícula en el Sanatorio Otamendi se complicó y lo llevó a la inmortalidad el 8 de septiembre de 1938. Fue enterrado en el Cementerio de la Chacarita en Buenos Aires. Una multitud lo lloró y acompañó hasta su última morada.
*El autor es historiador del tango, escritor, productor cultural, Director del Festival Nacional de tango "Carlos Di Sarli " de Bahía Blanca.
El único hijo del matrimonio de Don Agustín y la riocuartense "Lolita" Miserendino nació el 10 de septiembre de 1932 en la ciudad de Buenos Aires, vivían en calle Artigas 262 del Barrio de
Flores.
Luchó desde su adolescencia por abrirse un camino propio bajo la enorme sombra de su padre, al que muchos tangueros de ley comparan con el zorzal Criollo, Carlos Gardel.
Pero Agustín Magaldi hijo logro remontar su nombre, más allá de las inevitables comparaciones, y concretó en vida una sólida trayectoria artística. Es, quizás, uno de los pocos casos de hijos que siguen la carrera de sus padres en que no fue sólo el apellido el que sostenía su fama, sino sus propias aptitudes artísticas.
Fue actor y cantante. Realizó muy buenas grabaciones. Hizo exitosas giras por el exterior, especialmente una muy extensa y con gran éxito por Estados Unidos.
Tenía una mirada franca y una sonrisa cristalina y, por sobre todas las cosas, humildad, típica de los grandes de verdad.
Fue un burrero de ley, compartimos muchas tardes en las míticas arenas de "Molerpa", junto al flaco Calígula y Jorge Vidal entre otros.
El 27 de noviembre de 1981 Agustín Magaldi hijo contraía matrimonio con María Isabel Santos, en la Parroquia Inmaculado Corazón de María (Viamonte y Pte. Roca de Rosario).
Lo recuerdo de varias cenas en "La Churrasquita" de Av. Corrientes 1220, tras carreras sufridas y festejadas en el hipodromo de Palermo, con Alberto Moran, Tincho Zabala, Vicente Rubino, Roberto Rufino, Juan Carlos Lamas, Alberto Morán , Romualdo Quiroga y Rolando Chávez, entre otros.
Murió en Rosario el 3 de marzo de 1988 a los 55 años de edad. Sus restos descansan en el Cementerio del Salvador en la ciudad de Rosario.
Grabó su primer disco el 19 de mayo de 1960, "Triste Destino" con acompañamiento de guitarras, para el sello Odeón,
Fue autor de varios temas (letra y música): la ranchera "Pajarito", los valses “El maestro de mi vida”, "Amor, no puedo más", “Madre angelical”, “Inútil corazón” y la canción “Vuelvo a Moscú”, entre otros.
Don Agustin Magaldi padre había nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, el 1º de diciembre de 1898, formándose musicalmente en el conservatorio de esa populosa ciudad.
A los 18 años ya era un cantor profesional; forma dúos con Héctor Palacios, Nicolás Rossi y en el año 1925 con Pedro Noda, transformándose en uno de los mejores dúos de todos los tiempos. Estuvieron 10 años juntos, hasta que en 1936 Magaldi inicia su carrera como solista acompañado por las guitarras de Centeno, Ortiz, Francini, Carré y el arpa de Félix Pérez Cardozo.
Su color de voz era única, intima, triste y profundamente emotiva, a lo que le sumaba una dicción perfecta. Lo llamaban La voz sentimental de Buenos Aires.
Sus versiones de "Nieve", “La muchacha del circo”, “Libertad”, “Dios te salve m'hijo”, “Acquaforte”, “Berretín”, "Disfrazado", "Vagabundo", "Levantá la Frente", "No quiero verte llorar" y “Consejo de oro” son magistrales, verdaderas joyas del genero.
Magaldi fue el cantor preferido de los mas pobres y desprotegidos; era muy popular e idolatrado en el interior del país.
Agustín Magaldi murió a la edad de 39 años, una operación de vesícula en el Sanatorio Otamendi se complicó y lo llevó a la inmortalidad el 8 de septiembre de 1938. Fue enterrado en el Cementerio de la Chacarita en Buenos Aires. Una multitud lo lloró y acompañó hasta su última morada.
*El autor es historiador del tango, escritor, productor cultural, Director del Festival Nacional de tango "Carlos Di Sarli " de Bahía Blanca.
martes, 5 de julio de 2016
¿Sabés que significan los colores del poncho salteño?
El poncho salteño o poncho güemesiano es una prenda folclórica y autóctona de la provincia de Salta, Argentina.
Se trata de una tela en forma de rombo con una abertura circular o triangular en el centro. Se lo viste con una de las esquinas hacia el frente, otra hacia atrás y las otras dos, que comúnmente son circulares, hacia los costados. Tradicionalmente son de color rojo o borravino, con dos franjas negras y flecos negros en los bordes. También se los puede encontrar de color café o marrón, como se hacían antiguamente, aunque sin las franjas negras. La bandera de Salta está inspirada en el poncho salteño color borravino.
Sus dimensiones van de 1,50cm a 1,80cm por 1,90cm a 2,30cm, dependiendo de la estatura de quien lo use. Está compuesto por dos paños cosidos a mano con punto zigzag. Estos dos paños pueden ser de lana de oveja, vicuña, guanaco, alpaca o llama o de hilos industriales, demerino, seda etc. También solía hacerse con hilo de algodón mezclado con seda, de trama muy ajustada. De esta forma servía como rompevientos e impermeable.
El poncho ya era utilizado por varios clanes indígenas, como los diaguitas o los atacamas, desde antes de la llegada de los españoles a América, siendo estos en su mayoría de distintos tintes de café o marrón, aunque también en menor medida se han encontrado ponchos de color rojo y otros de color azul. Se han hallado algunos ejemplares con líneas hechas con hilos de oro o plata.
Durante la guerra gaucha, los soldados del general Martín Miguel de Güemes, llamados «infernales» a causa de su característico poncho rojo, combatieron por el bando patriota contra los realistas en en norte. Tras el asesinato de Güemes, se agregaron las dos franjas negras en señal de luto
En la antigüedad, a los ponchos se los teñía de color rojo mediante la cochinilla, un insecto que habita en los cactus y se encuentra desde Ecuador hasta la Provincia de Catamarca, Argentina. También lo teñían con "rocú", un vegetal que habita en el sur de Bolivia y en el Noroeste argentino.
En la actualidad se los tiñe con tintura roja o se los confecciona con lana o hilo de color rojo
Sus dimensiones van de 1,50cm a 1,80cm por 1,90cm a 2,30cm, dependiendo de la estatura de quien lo use. Está compuesto por dos paños cosidos a mano con punto zigzag. Estos dos paños pueden ser de lana de oveja, vicuña, guanaco, alpaca o llama o de hilos industriales, demerino, seda etc. También solía hacerse con hilo de algodón mezclado con seda, de trama muy ajustada. De esta forma servía como rompevientos e impermeable.
El poncho ya era utilizado por varios clanes indígenas, como los diaguitas o los atacamas, desde antes de la llegada de los españoles a América, siendo estos en su mayoría de distintos tintes de café o marrón, aunque también en menor medida se han encontrado ponchos de color rojo y otros de color azul. Se han hallado algunos ejemplares con líneas hechas con hilos de oro o plata.
Durante la guerra gaucha, los soldados del general Martín Miguel de Güemes, llamados «infernales» a causa de su característico poncho rojo, combatieron por el bando patriota contra los realistas en en norte. Tras el asesinato de Güemes, se agregaron las dos franjas negras en señal de luto
En la antigüedad, a los ponchos se los teñía de color rojo mediante la cochinilla, un insecto que habita en los cactus y se encuentra desde Ecuador hasta la Provincia de Catamarca, Argentina. También lo teñían con "rocú", un vegetal que habita en el sur de Bolivia y en el Noroeste argentino.
En la actualidad se los tiñe con tintura roja o se los confecciona con lana o hilo de color rojo
martes, 28 de junio de 2016
Juan Carlos Thorry, el gran seductor del cine nacional por José Valle (*)
A Juan Carlos Thorry me lo presentó ese gran actor y estupenda persona que fue Vicente Rubino, fue por diciembre de 1984 en la Munich de Recoleta, que estaba al lado de La Biela, en la calle Roberto M. Ortiz 1871; ese día almorzamos y charlamos varias horas, Thorry era un tipo de gran cultura, sumamente elegante, simpático, entrador y gran contador de anécdotas.
Nos tratamos hasta su muerte, me presentó a mucha gente del ambiente artístico y compartimos innumerables charlas y varias comidas.
Juan Carlos relataba que había nacido en Coronel Pringles (Prov. de Buenos Aires); por esos juegos del destino su padre, Antonio Torrontegui, se enamoró de una bella italiana, Rosa Cappa, y con ella se fugó a ese pueblo del sur bonaerense donde nació Thorry, el 28 de junio de 1908. Al poco tiempo, a pedido de la aristocrática familia paterna, se instalaron en Mendoza, pero debido a la bohemia del padre y al desprecio de la familia por su madre, fue criado por su tía María.
Uno de sus tíos, famoso médico, pretendía que su sobrino siguiese su misma carrera, pero a Juan Carlos le tiraba la noche y la bohemia. Asimismo, a los fines de que le habilitaran algún dinero, cursó primero dos años de la carrera de medicina y uno y medio en abogacía pero el mundo del espectáculo y la noche ganaron la batalla.
En el legendario cabaret Tabarís (que estaba en Corrientes 829), conoció al bandoneonista, compositor y director de orquesta de tango, Osvaldo Fresedo, también conocido como "El pibe de La Paternal", con quien mantendría una amistad durante toda la vida.
Tiempo después se transforma en el chansonnier de la popular orquesta de jazz Santa Paula Serenades, dirigida por Raúl Sánchez Reynoso.
En el año 1932 Enrique Santos Discépolo lo contrata para actuar en el espectáculo «Mis canciones 1932». El elenco estaba encabezado por Tania y se efectuaba en el teatro Monumental.
También participaba como locutor en varias radios como Belgrano, Splendid y El Mundo y fue partenaire en diferentes programas de Niní Marshall.
Manuel Romero escribió junto con Luis Bayón Herrera “El caballo del pueblo”, el guión de una película que iba a ser interpretada por Gardel, aludiendo a la relación que tenía con su pingo favorito, "Lunatico", pero la trágica muerte del Zorzal Criollo en Medellín, dio por tierra con esa idea. Luis César Amadori recomienda a Thorry para el papel principal, Romero acepta y Juan Carlos debuta en el cine como protagonista e interpreta los tangos “El Zorzal” y “Tangazo”, compartiendo elenco con elenco con Olinda Bozán, Irma Córdoba, Enrique Serrano y Pedro Quartucci. El estreno fue el 15 de agosto de 1935.
Desde aquel momento filmó casi sesenta films, en los que acompañó a las actrices jóvenes de más popularidad de las décadas del cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta, como en "Los martes orquídeas", “Piantadino”, “Elvira Fernández, vendedora de tienda” ,"Dos amigos y un amor", "Maestro Levita", "Villa Discordia", "Senderos de fe", "Cándida", junto a la impagable Niní Marshall, "El solterón", "Isabelita", "Yo quiero ser bataclana", "Cuando besa mi marido", "El retrato", "La hostería del Caballito Blanco", "La casta Susana", "El demonio es un ángel", "Concierto de bastón", “La serpiente de cascabel”, "Especialista en señoras" y "La pequeña señora de Pérez" entre muchas otras.
A su madre la creyó muerta hasta que tuvo 40 años: "Durante años me mintieron. Yo tenía 40 años y conducía Grandes Valores del Tango. Un día llega una señora muy viejita y me dice: ´Vengo de parte de su madre, que está en Mendoza´.
“La saqué corriendo. Pero mi primo, que era mi abogado, me terminó confesando que era cierto. Entonces, viajé a Mendoza donde la conocí. Mi madre se llamaba Rosita Kappa y cuando abrió la puerta sólo dijo: Soy tu madre y me abrazó.
“Fue muy extraño. Porque, a pesar de verla seguido, nunca pude sentirla como mi mamá", confesó años más tarde.
En televisión actuó en Petit café (1953), J.C. Buenos Aires-Roma-París (1964), Pequemos un poquito (1971), El humor de Niní Marshall (1977), Fortín Quieto (1979), Un día 32 en San Telmo (1980), ¡Dale Loly! (1993), Aprender a volar (1994).
Además fue el conductor del recordado ciclo Grandes Valores del Tango de 1964 a 1972.
Escribió los tangos “Bulincito estudiantil” y “Pensando en ti” con letra y música propias,“Hasta cuándo” con música de Pedro Maffia,“Indiferencia” con música de Rodolfo Biagi, “Mi serenata” con música de Edgardo Donato, “Qué importa” con música de Ricardo Tanturi,“Tu amor y mi obsesión” con música de Leo Lipesker (Riel), “Vida querida” con música de Eduardo Scalise y el vals “Mamá yo quiero casarme” con música de Julio De Caro y Carlos Marcucci.
Compró un hotel en Necochea, pero fue un mal negocio, lo vendió al poco tiempo.
Tuvo siete esposas: María Elisa Spoti, María Zubarriain (hermana de Olga Zubarry), Analía Gadé (con quien vivió 7 años en España), Susana Dasso, Regina Fernández y Dinka, hasta que llegó la última, el gran amor de su vida (lo decía siempre y se le llenaban los ojos de lágrimas), Alma Vélez (escritora, actriz de cine, radio, teatro y televisión). Se casaron el 6 de agosto de 1985 y convivieron en una hermosa casona en San Antonio de Padua, Merlo, en la zona Oeste del Gran Buenos Aires, hasta que por graves problemas de salud Juan Carlos fue internado en la Residencia geriátrica "San Juan", donde falleció a los 91 años el 12 de febrero de 2000.
Juan Carlos Thorry fue una de las figuras de más mayor trayectoria y vigencia artística de nuestro país y, además, una de las personas más queridas y respetadas.
*El autor es historiador de tango, escritor, productor cultural.
martes, 24 de mayo de 2016
Anécdotas de Niní Marshall
Sus personajes recorrían toda la gama de lo humano. Había brutos, engreídos, atropellados y hasta crueles. Pero Niní también era capaz de reflexionar sobre sí misma.
"La madre es el ser que ha dado el ser "dice Catita en una conferencia titulada La madre", y cuida de nuestro ser, como debe ser, a saber: de pequenios, alimantándolos personalmente, o sea, dándoles el busto, y de adúlteros, dándoles sabios consejos, pa'efetuar la másima que dice: "Manzana en córpores sanos".
"Niní se había retirado, pero a principios de los setenta la convencí de que debía volver al escenario. Lo hizo en El Gallo Cojo, un café-concert que teníamos en San Telmo. Le iba muy bien, pero una noche le tocó un señor que, sentado en una mesa junto al escenario, casi ni vio el show ni aplaudió. Cuando terminó la función, Niní se desmaquilló en el camarín, en menos de cinco minutos, salió a la calle y corrió al espectador irrespetuoso hasta cerca de la esquina, lo paró y le dijo: "Mire señor, yo soy Niní Marshall, soy una dama y usted es un maleducado". Los taxistas que pasaban gritaban: "Dale, Catita, reventalo!", y la gente aplaudía. El tipo no sabía adónde meterse. Lo que quedó en evidencia fue la popularidad de la cual gozaba Niní. Pese aunque ella siempre decía que sólo sabía hacer reír, a veces también era capaz de enojarme. (Lino Patalano, empresario, ex manager de Niní Marshall.)
"Ya sé lo que le conviene "le dice la judía Doña Pola, que ha puesto una agencia matrimonial, a su interlocutor": Esther Kuminsky, que es dentista. Y qué dentista! Cualquiera le hace una dentadura completa, de 32 dientes, por 50.000 pesos. Esther le hace una dentadura más completa, de 64 dientes, por la mitad."
"En Qué linda es mi familia teníamos que bailar durante las escenas de un casamiento. Como yo me cuidaba mucho para no molestarla, bailaba casi sin moverme. Entonces ella me zamarreaba y me empujaba para hacerlo más gracioso. Y durante el rodaje se le ocurrían cosas que no estaban en el libro. Entonces, con mucho respecto, preguntaba si se podían agregar sus ideas, que siempre eran muy divertidas. (Palito Ortega)
"Hola, Dolores "dice la gallega Cándida, hablando por teléfono". ¿Sabes quién se está por morir? Paco, el relojero. Se le está acabando la cuerda. Anda medio muerto, por eso la mujer se ha puesto de medio luto. Y la que se morió fue la Firmina. De un aire! Qué cosa más tonta! Se hobiera muerto de un ventarrón."
En 1986 se editó un disco con el texto completo de Y se nos fue redepente, en el que el personaje de Catita decía el famoso monólogo "del cual, por supuesto, la misma Niní era la autora". La presentación se hizo en La Capilla, un teatrito que funcionaba en la calle Suipacha. Sobre el escenario se armó la escenografía de un velorio, con el féretro, las velas y las coronas. Un transeúnte despistado que se enteró de que en La Capilla estaba la actriz, atinó a entrar. Cuando vio a Niní sentada cerca del presunto finado, se acercó y le dio el pésame.
"¿Sabe ande asistimo anoche? A un concierto "cuenta Catita". Salió un melenudo y se puso a aporrear el piano, que yo pensaba: `Dale nomá... Cómo se ve que el piano no es tuyo! Si te agarra Jacobo Fisher...' Porque el piano tenía el monograma del dueño: Jacobo Fisher".
"Durante una temporada en Rosario, en 1980, fuimos a conocer a una señora que, según ella, había iniciado sexualmente a la mitad de la ciudad. Se llamaba Rita y trabajaba en un cabaret del puerto. Cuando comenzó el show, Niní se subió arriba de una mesa y no paró de gritarle, incluso se sacó fotos con ella. Rita estaba completamente desnuda, pero eso a Niní no le importó." (Patalano)
"Desde que alquilaron el Colón, no pienso pisarlo en mi vida! "protesta Mónica, la niña bien". Yo me quedé `frappée'. Alquilar ese glorioso escenario. Es como si alquilaran una bóveda en la Recoleta para enterrar a un pizzero!
"La madre es el ser que ha dado el ser "dice Catita en una conferencia titulada La madre", y cuida de nuestro ser, como debe ser, a saber: de pequenios, alimantándolos personalmente, o sea, dándoles el busto, y de adúlteros, dándoles sabios consejos, pa'efetuar la másima que dice: "Manzana en córpores sanos".
"Niní se había retirado, pero a principios de los setenta la convencí de que debía volver al escenario. Lo hizo en El Gallo Cojo, un café-concert que teníamos en San Telmo. Le iba muy bien, pero una noche le tocó un señor que, sentado en una mesa junto al escenario, casi ni vio el show ni aplaudió. Cuando terminó la función, Niní se desmaquilló en el camarín, en menos de cinco minutos, salió a la calle y corrió al espectador irrespetuoso hasta cerca de la esquina, lo paró y le dijo: "Mire señor, yo soy Niní Marshall, soy una dama y usted es un maleducado". Los taxistas que pasaban gritaban: "Dale, Catita, reventalo!", y la gente aplaudía. El tipo no sabía adónde meterse. Lo que quedó en evidencia fue la popularidad de la cual gozaba Niní. Pese aunque ella siempre decía que sólo sabía hacer reír, a veces también era capaz de enojarme. (Lino Patalano, empresario, ex manager de Niní Marshall.)
"Ya sé lo que le conviene "le dice la judía Doña Pola, que ha puesto una agencia matrimonial, a su interlocutor": Esther Kuminsky, que es dentista. Y qué dentista! Cualquiera le hace una dentadura completa, de 32 dientes, por 50.000 pesos. Esther le hace una dentadura más completa, de 64 dientes, por la mitad."
"En Qué linda es mi familia teníamos que bailar durante las escenas de un casamiento. Como yo me cuidaba mucho para no molestarla, bailaba casi sin moverme. Entonces ella me zamarreaba y me empujaba para hacerlo más gracioso. Y durante el rodaje se le ocurrían cosas que no estaban en el libro. Entonces, con mucho respecto, preguntaba si se podían agregar sus ideas, que siempre eran muy divertidas. (Palito Ortega)
"Hola, Dolores "dice la gallega Cándida, hablando por teléfono". ¿Sabes quién se está por morir? Paco, el relojero. Se le está acabando la cuerda. Anda medio muerto, por eso la mujer se ha puesto de medio luto. Y la que se morió fue la Firmina. De un aire! Qué cosa más tonta! Se hobiera muerto de un ventarrón."
En 1986 se editó un disco con el texto completo de Y se nos fue redepente, en el que el personaje de Catita decía el famoso monólogo "del cual, por supuesto, la misma Niní era la autora". La presentación se hizo en La Capilla, un teatrito que funcionaba en la calle Suipacha. Sobre el escenario se armó la escenografía de un velorio, con el féretro, las velas y las coronas. Un transeúnte despistado que se enteró de que en La Capilla estaba la actriz, atinó a entrar. Cuando vio a Niní sentada cerca del presunto finado, se acercó y le dio el pésame.
"¿Sabe ande asistimo anoche? A un concierto "cuenta Catita". Salió un melenudo y se puso a aporrear el piano, que yo pensaba: `Dale nomá... Cómo se ve que el piano no es tuyo! Si te agarra Jacobo Fisher...' Porque el piano tenía el monograma del dueño: Jacobo Fisher".
"Durante una temporada en Rosario, en 1980, fuimos a conocer a una señora que, según ella, había iniciado sexualmente a la mitad de la ciudad. Se llamaba Rita y trabajaba en un cabaret del puerto. Cuando comenzó el show, Niní se subió arriba de una mesa y no paró de gritarle, incluso se sacó fotos con ella. Rita estaba completamente desnuda, pero eso a Niní no le importó." (Patalano)
"Desde que alquilaron el Colón, no pienso pisarlo en mi vida! "protesta Mónica, la niña bien". Yo me quedé `frappée'. Alquilar ese glorioso escenario. Es como si alquilaran una bóveda en la Recoleta para enterrar a un pizzero!
jueves, 5 de mayo de 2016
Ciclo Remembranzas LINA AVELLANEDA presenta “Maestras”
El próximo sábado 07 de mayo desde las 21.30 hs en el Café Histórico de Bahía Blanca(Av. Colón 602) en una nueva cita del Ciclo mensual de Tango “Remembranzas” de Dandy Producciones se presentará la reconocida cantante nacional Lina Avellaneda junto a las guitarras de Eduardo Lucente y Ricardo Blanco.Lina llegará a la ciudad por segunda vez en la historia de este ciclo cultural para dar cátedra de buen gusto y extensa trayectoria sobre los escenarios del mundo presentando su renovado espectáculo “Maestras... y otros clásicos”. Se trata de un show homenaje a Nelly Omar y a Mercedes Sosa. El repertorio incluye “La flor azul”, “Zambita de los humildes”, “Y dicen que no te quiero”, “Parece mentira”, “Después”, “Manoblanca”, “Jacinto Chiclana”, “Muchacho”, “Para Cándido Portinari”, “Si llega a ser tucumana” y “Arana”. Además, Lina interpretará clásicos de su repertorio como “Silueta porteña” que da nombre a uno de los discos más festejados.
Nació en Villa Domínico, Provincia de Buenos Aires, en la clínica de la calla Azara y Mitre y es hija de inmigrantes españoles e italianos. Recibió de herencia de su padre, José María, el amor por el tango. Su apellido paterno es una referencia en el universo de nuestra música porteña, el bandoneonista Julio Pane es uno de sus primos. Asimismo, su madre, Hermelinda Rosa Rocha sigue cantando, todavía, las tonadillas españolas de cuando joven.
Cursaba aún la escuela primaria y ya actuaba en el Teatro Roma de Avellaneda. Se inició como cantante de temas folclóricos. Sin embargo, con los años sobrevino el tango y la necesidad de expresar una nueva problemática social y cultural.
Hoy, se luce en unipersonales de tango y humor, con monólogos y anécdotas profusas en teatralidad, fruto de tantos años de camino recorrido de la mano de grandes maestros.
Formada en la Escuela de Bellas Artes, completó sus estudios con Sebastián Piana en armonía y composición y con los más prestigiosos maestros de canto del país. Estudió teatro en el Centro Cultural Rojas. Egresó en Técnicas de la voz e Iniciación teatral en los cursos de la Universidad de Buenos Aires.
En su larga trayectoria ha sido distinguida como Vecina Ilustre de Avellaneda y ha sido nominada al ACE 94, a los Kilmes de Honor 94 y 95 y, finalmente, premiada en el 98. Ha recibido nueve premios en poesía, incluido el primer premio de Mitominas, de la mano de la poeta y ensayista argentina Tamara Kamenszain.
En el 2005, dio a conocer Marrón y plata, un libro homenaje al Río de la Plata. Tiene 8 discos grabados y editados, por diferentes compañías discográficas.
Como artista reconocida ha sido convocada en tres oportunidades para hacer programas radiales afines al género, y los ha realizado en Radio Splendid, Radio Belgrano y FM Avellaneda.
Sus poesías y letras fueron musicalizadas por grandes compositores: Roque Martínez, Nicolás Ledesma, Daniel Binelli, Antonio Tarragó Ros, Juan Falú, Alejandro Devries, Hugo Díaz, José Ogivieki, Pablo Mainetti y muchos más.
En sus discos participaron las formaciones dirigidas por los pianistas Jorge Navarro y Nicolás Ledesma. Hizo presentaciones acompañada de grandes músicos: Walter Ríos, Antonio Agri, Pablo Mainetti, Horacio Romo, Quique Guerra, Jorge Rutman. También cantó con la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto y, a nivel internacional, con la Orquesta Juvenil de El Salvador y la Sinfónica Nacional de Guatemala.
Sus obras han sido arregladas por Roberto Pansera, Nicolás Ledesma, Daniel Binelli, Pablo Mainetti y Virgilio Expósito entre otros. Realizó muchos shows y espectáculos imposibles de enumerar. Mencionaremos alguno de ellos: El inmortal del sur, con el actor Daniel Miglioranza; De la raíz a la copa, con el guitarrista Juan Falú; Ciudadana, con Antonio Agri; Ahí va Lucas Romero, con Armando Tejada Gómez, Tangolina, en Café Homero con Rubén Juárez y Julio Pane; Silueta porteña, en La Revuelta, con Ledesma, Guerra, Romo y Ogivieki.
En sus últimos cinco años, se presentó en temporadas consecutivas en Café Homero y en La Revuelta. Su presencia en el Centro Cultural San Martín, el Teatro Alvear, el Teatro San Martín, el Centro de la Cooperación, el Teatro Cervantes, es una constante en el panorama musical de nuestra ciudad.
En 2003, participó en la película Yo no sé qué me han hecho tus ojos, dedicado a Ada Falcón y dirigida por Sergio Wolf y Lorena Muñoz.
Sus discos: Como la gente (1987), con Lucho Servidio, Raúl Barboza, Domingo Cura y Mateo Villalba; Marrón y plata (1991), con Daniel Díaz; Frágil (1994), con Hugo Díaz; Ciudadana (1997), con Virgilio Expósito, Jorge Navarro, Lucho González, Daniel Binelli, Antonio Agri; Tangolina (2001), con el Mono Hurtado, Walter Ríos, Osvaldo Burucuá; Silueta porteña (2003), con Nicolás Ledesma, Quique Guerra, Horacio Romo; La docena (2005), con Pablo Mainetti, y Entre las cuerdas (2007), con Osvaldo Burucuá.
viernes, 22 de abril de 2016
Salón de Arte MARIO IAQUINANDI Primer Recital de la temporada
Con el auspicio del Consejo Profesional y Colegio de Graduados en Ciencias Económicas y el Instituto Cultural, el Salón de Arte MARIO IAQUINANDI, anuncia el Primer Recital de la temporada a llevarse a cabo el sábado 30 de abril a las 21.30 en la sala auditorio de Moreno 219, con entrada libre y gratuita. Habrán de participar el escritor WALTER SOSA, lectura de poemas con WALTER SPAGGIARI, la plástica ROXANA COMERON, la pareja de tango integrada por NATALIA ACOSTA y SEBASTIÁN
CARDILLO, el Grupo ARTESTUDIO dirigido por FACUNDO FALABELLA, la cantante folklórica SONIA LUSARRETA con la guitarra de DANIEL CORDOVA y la actuación de la cantante NORA ROCA acompañada en piano por VÍCTOR VOLPE.
Este salón vio la luz el 31 de agosto del ´90, cumpliendo así el último deseo del poeta y compositor bahiense Mario Ianquinandi, quien cerrara sus ojos poco tiempo antes, el 29 de junio de ese año. Su afán era crear un espacio que aglutinara la expresión artística de escritores que tuvieran allí un territorio para hacer conocer la riqueza en palabras, de sus textos.
Sus amigos encabezados por los incansables Mariel Estrada y Antonio Germani tomaron la posta de este sueño y formaron entonces un lugar que alberga desde hace 26 años a poetas, músicos, bailarines, actores y artistas plásticos que dan forma mensualmente a un espectáculo coronado por la fiel concurrencia de un público masivo que colma el auditorio del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, en Moreno 219, los últimos sábados de cada mes, de abril a noviembre.En sus albores, el Salón funcionó en la trastienda de la librería “Pampa-Mar” y luego lo hizo por dos años en el Salón Rosa del Hotel Muñiz, hasta recalar finalmente en el cálido albergue que de la actualidad.
jueves, 14 de abril de 2016
Un libro para entender qué leen los chicos
La periodista María Luján Picabea, que en su libro "Todo lo que necesitas saber sobre literatura para la infancia" recorre las temáticas, disparadores y recursos que exploran las narraciones del género, sostiene que los chicos suelen decodificar las historias de una manera distinta a las que fueron imaginadas por un escritor y remarca la importancia de que los pequeños lectores cuenten con un interlocutor para compartir sus experiencias literarias.
"Quería contar cómo abordar ciertos temas a través de la literatura y también cómo ésta puede ser una excusa para exteriorizar sentimientos", explica Picabea .
Dividido en cuatro ejes -"Invitar a leer", "Entre anaqueles", "Un cuarto propio" y "Afuera todo es misterio"- la autora realiza un repaso de los temas que aborda la literatura para niños: miedos, muerte, naturaleza, familias, migraciones e inclusión, entre otros.
¿Por qué el libro habla de 'literatura para la infancia' y no literatura infantil? "Me molesta mucho tildar al género de infantil porque ninguna literatura es infantil", refuta Picabea y cita a Ana María Machado, una de las mejores autoras de la literatura brasileña contemporánea, "quien decía algo así como 'hay que escribir de tal manera que hasta los chicos disfruten leer'".
"La literatura para la infancia tiene esto de maravilloso de poder decir algo muy profundo en una frase, un trazo, un color que marca la diferencia y eso hace que uno dispare a otros lugares o se haga preguntas profundísimas".
En el texto editado por Paidós, la periodista -nacida en Rojas, provincia de Buenos Aires, ex redactora del diario Clarín y autora del libro "José Bleger, las batallas de un hombre en construcción- recorre la producción de autores de la talla de María Elena Walsh, María Teresa Andruetto, Isol, Márgara Averbach, Antje Damm, Aleksandra Mizielinska y Philippe Lechermeier, entre otros tantos.
El cuento del escritor alemán Wolf Erlbruch "El pato y la muerte", es uno de los que está incluido en la extensa biografía del libro: la muerte es la protagonista de la historia que se presenta personificada como tal y entabla un diálogo, mezcla de emoción y miedo, con el pato que un día la descubre persiguiéndolo.
"La muerte es uno de los temas que más le cuesta abordar a la literatura al igual que la enfermedad y lo que está asociado al dolor. Y eso está muy presente en los chicos pero somos los adultos quienes los alejamos. En mi recorrido por bibliotecas personales, de amigos y hasta tirada en el piso de las librerías donde ubican los libros para chicos, me encontré con varios libros que abordan este tema".
"Creo que los adultos no hablamos de esos temas fundamentales frente a los chicos porque no tenemos todas las respuestas que nos hacen y hay que afrontar que es así. El miedo pasa porque a los adultos nos asusta admitir delante de los chicos que no tenemos todas las respuestas", sostiene.
"En los temas de género -muy en boga en los últimos tiempos- se presenta el conflicto de contar algo que no sea trillado -'rosa para las mujeres o celeste para los varones', por ejemplo- sino que se buscan textos que rompan con los estereotipos", puntualiza la especialista.
Otro de los capítulos tratados por la autora es el apego: la escritora cuenta en su libro que "podríamos recorrer unos cuantos títulos que con más o menos gracias presentan personajes en el duro trance de dejar el chupete, la mamadera, los pañales, pero preferimos centrarnos en otros que habla del proceso desde una perspectiva más amplia, mas profunda y con más matices".
Así es como con estos datos, la periodista desgrana algunos cuentos como "Quiensabedonde" (Cristina Valentini), "Arciboldo" (Perla Suez) y "La lagartija y su cola" (Chanti) para entender cómo esos autores trataron el tema del desapego de una manera amena y empática para los chicos.
"El enganche de los pequeños con la literatura es poder identificarse con los personajes de los libros -explica-. Los pequeños se van enganchando en la medida que al personaje le pasen o no, cosas similares que no las pueden expresar o no las identifican como tales; pero al verse en el espejo del personaje comprenden que sus inquietudes van por ese lado".
A lo largo del libro, la escritora brinda un apartado bajo el título "Sabías qué... y cuenta por ejemplo que "a los 18 años María Elena Walsh pasó una temporada en los Estados Unidos con el poeta español Juan Ramón Jiménez, quien le acercó a Emily Dickinson y a Erza Pound; o que Márgara Averbach escribe siempre a mano la primera versión de sus cuentos y que dice que no le salen si no dibuja las letras; o que Ana María Shua empezó a recopilar relatos populares para sus hijas porque no encontraba entre los cuentos infantiles ninguno que planteara verdaderos conflictos".
¿Recordás cuál fue el primer libro que te hizo lectora? "No fue uno en especial, fue mi hermana quien recitaba poesía por las noches y yo repetía como loro sin saber qué decía o a qué autor pertenecía mi balbucear", recuerda entre risas. En honor a esos primeros juegos con palabras llenas de musicalidad, Picabea le rinde un homenaje con "Arrorró (Ruth Kaufman), "Cocorococó" (Didí Grau) y "Una traza de duendes" (Cecilia Pisos), entre otros.
La periodista habla de la importancia del rol del adulto en el momento de la lectura, aún en chicos que sepan leer. "Uno plantea un disparador pero el niño avanza a otras historias llenas de vivencias propias y ajenas que casi siempre están muy alejada a la interpretación del adulto".
"Cuando una historia cuenta algo lindo, bien narrado y con una bella ilustración siempre surgen ganas de compartirla con los demás, por eso es importante tener un interlocutor con quien involucrarse, charlar y hasta pensar la vida misma", finaliza.
"Quería contar cómo abordar ciertos temas a través de la literatura y también cómo ésta puede ser una excusa para exteriorizar sentimientos", explica Picabea .
Dividido en cuatro ejes -"Invitar a leer", "Entre anaqueles", "Un cuarto propio" y "Afuera todo es misterio"- la autora realiza un repaso de los temas que aborda la literatura para niños: miedos, muerte, naturaleza, familias, migraciones e inclusión, entre otros.
¿Por qué el libro habla de 'literatura para la infancia' y no literatura infantil? "Me molesta mucho tildar al género de infantil porque ninguna literatura es infantil", refuta Picabea y cita a Ana María Machado, una de las mejores autoras de la literatura brasileña contemporánea, "quien decía algo así como 'hay que escribir de tal manera que hasta los chicos disfruten leer'".
"La literatura para la infancia tiene esto de maravilloso de poder decir algo muy profundo en una frase, un trazo, un color que marca la diferencia y eso hace que uno dispare a otros lugares o se haga preguntas profundísimas".
En el texto editado por Paidós, la periodista -nacida en Rojas, provincia de Buenos Aires, ex redactora del diario Clarín y autora del libro "José Bleger, las batallas de un hombre en construcción- recorre la producción de autores de la talla de María Elena Walsh, María Teresa Andruetto, Isol, Márgara Averbach, Antje Damm, Aleksandra Mizielinska y Philippe Lechermeier, entre otros tantos.
El cuento del escritor alemán Wolf Erlbruch "El pato y la muerte", es uno de los que está incluido en la extensa biografía del libro: la muerte es la protagonista de la historia que se presenta personificada como tal y entabla un diálogo, mezcla de emoción y miedo, con el pato que un día la descubre persiguiéndolo.
"La muerte es uno de los temas que más le cuesta abordar a la literatura al igual que la enfermedad y lo que está asociado al dolor. Y eso está muy presente en los chicos pero somos los adultos quienes los alejamos. En mi recorrido por bibliotecas personales, de amigos y hasta tirada en el piso de las librerías donde ubican los libros para chicos, me encontré con varios libros que abordan este tema".
"Creo que los adultos no hablamos de esos temas fundamentales frente a los chicos porque no tenemos todas las respuestas que nos hacen y hay que afrontar que es así. El miedo pasa porque a los adultos nos asusta admitir delante de los chicos que no tenemos todas las respuestas", sostiene.
"En los temas de género -muy en boga en los últimos tiempos- se presenta el conflicto de contar algo que no sea trillado -'rosa para las mujeres o celeste para los varones', por ejemplo- sino que se buscan textos que rompan con los estereotipos", puntualiza la especialista.
Otro de los capítulos tratados por la autora es el apego: la escritora cuenta en su libro que "podríamos recorrer unos cuantos títulos que con más o menos gracias presentan personajes en el duro trance de dejar el chupete, la mamadera, los pañales, pero preferimos centrarnos en otros que habla del proceso desde una perspectiva más amplia, mas profunda y con más matices".
Así es como con estos datos, la periodista desgrana algunos cuentos como "Quiensabedonde" (Cristina Valentini), "Arciboldo" (Perla Suez) y "La lagartija y su cola" (Chanti) para entender cómo esos autores trataron el tema del desapego de una manera amena y empática para los chicos.
"El enganche de los pequeños con la literatura es poder identificarse con los personajes de los libros -explica-. Los pequeños se van enganchando en la medida que al personaje le pasen o no, cosas similares que no las pueden expresar o no las identifican como tales; pero al verse en el espejo del personaje comprenden que sus inquietudes van por ese lado".
A lo largo del libro, la escritora brinda un apartado bajo el título "Sabías qué... y cuenta por ejemplo que "a los 18 años María Elena Walsh pasó una temporada en los Estados Unidos con el poeta español Juan Ramón Jiménez, quien le acercó a Emily Dickinson y a Erza Pound; o que Márgara Averbach escribe siempre a mano la primera versión de sus cuentos y que dice que no le salen si no dibuja las letras; o que Ana María Shua empezó a recopilar relatos populares para sus hijas porque no encontraba entre los cuentos infantiles ninguno que planteara verdaderos conflictos".
¿Recordás cuál fue el primer libro que te hizo lectora? "No fue uno en especial, fue mi hermana quien recitaba poesía por las noches y yo repetía como loro sin saber qué decía o a qué autor pertenecía mi balbucear", recuerda entre risas. En honor a esos primeros juegos con palabras llenas de musicalidad, Picabea le rinde un homenaje con "Arrorró (Ruth Kaufman), "Cocorococó" (Didí Grau) y "Una traza de duendes" (Cecilia Pisos), entre otros.
La periodista habla de la importancia del rol del adulto en el momento de la lectura, aún en chicos que sepan leer. "Uno plantea un disparador pero el niño avanza a otras historias llenas de vivencias propias y ajenas que casi siempre están muy alejada a la interpretación del adulto".
"Cuando una historia cuenta algo lindo, bien narrado y con una bella ilustración siempre surgen ganas de compartirla con los demás, por eso es importante tener un interlocutor con quien involucrarse, charlar y hasta pensar la vida misma", finaliza.
Nora Roca y Víctor Volpe en Concierto
La cita es el próximo sábado 16 de Abril 21:30hs. en El Núcleo Teatro. Las Heras 84 de Bahía Blanca
El repertorio es una selecciòn de los màs destacados autores y compositores de la dècada del 40,la popularmente denominada "Dècada de Oro del Tango" y de los correspondientes a la etapa vanguardista, hasta la actualidad: Eladia Blàzquez, Juanca Tavera-Rubèn Juàrez, Ferrer-Piazzolla. Alejandro Szwarcman-Nèstor Basurto.
Nora Roca es dueña de una voz límpida y cristalina, perfecta afinación, excelente fraseo y una gran capacidad para encontrar el tono adecuado para cada tema que interpreta y Victor Volpe es un pianista visceral y sanguíneo, de amplisima y destacada trayectoria.
El repertorio es una selecciòn de los màs destacados autores y compositores de la dècada del 40,la popularmente denominada "Dècada de Oro del Tango" y de los correspondientes a la etapa vanguardista, hasta la actualidad: Eladia Blàzquez, Juanca Tavera-Rubèn Juàrez, Ferrer-Piazzolla. Alejandro Szwarcman-Nèstor Basurto.
Nora Roca es dueña de una voz límpida y cristalina, perfecta afinación, excelente fraseo y una gran capacidad para encontrar el tono adecuado para cada tema que interpreta y Victor Volpe es un pianista visceral y sanguíneo, de amplisima y destacada trayectoria.
viernes, 26 de febrero de 2016
Dringue Farías
Juan Manuel Farías Torterolo (12 de marzo de 1914, Buenos Aires, - 26 de febrero de 1980, Buenos Aires,), más conocido como Dringue Farías, fue un actor argentino, especializado en teatro de revistas.
Descendiente directo de los Podestá, sus padres fueron los actores Juan Farías y Blanca Torterolo. Inició su carrera en el circo y luego, integró una compañía teatral que realizaba espectáculos infantiles junto a sus cuatro hermanos. Tiempo después participó de espectáculos musicales y después pasó al teatro de revistas, donde se destacó y compartió cartel con otras figuras del momento integrando las compañías de Olinda Bozán y la que dirigían Enrique Muiño y Elías Alippi (Muiño-Alippi).
Incursionó en el cine mudo en 1925, debutando en El caballero de la Rambla, de Francisco Pablo Donadío. Con la llegada del cine sonoro en Argentina, participó en La barra mendocina, con Alita Román y Marcelo Ruggero y El viejo doctor, donde cumplió pequeños papeles a mediados de los 30". Durante la década del 40" acompañó a Susana Canales, Enrique Serrano, Tito Gómez, entre otros en películas como Lucrecia Borgia, El barco sale a las 10, La locura de don Juan, donde compuso a Poroto, etc. En 1945, sin figurar en los créditos, participó en La cabalgata del circo, acompañando a Libertad Lamarque en un cuadro musical.
En 1953 interpretó a Carlos en el filme Intermezzo criminal dirigida por Luis José Moglia Barth, y en 1954 protagonizó con Carlos Castro (apodado Castrito) la fallida Dringue, Castrito y la lámpara de Aladino. Fue pionero de la televisión argentina, interviniendo en ésta casi desde sus comienzos, como la comedia Caras y morisquetas, con guiones de Landrú y la participación de Tato Bores. En 1960 se lució con su personaje del vagabundo Filemón Anchorena de Yo quiero vivir contigo, de Carlos Rinaldi, al igual que en La pérgola de las flores, de Román Viñoly Barreto, por la que obtuvo un premio como Mejor Actor otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina. En esta década también se destacó en TV, actuando en La familia Gesa se divierte, donde hacía comentarios políticos al lado del actor Carlos Fioriti, además interpretó el personaje de Coletti Press, que fue un verdadero suceso, al igual que su programa La revista de Dringue, por Canal 13, que se mantuvo varias temporadas. A su vez incursionó en otros ciclos: Show Rambler y La historia de Celia Pirán, con un gran elenco de artistas.
En teatro tuvo una gran carrera, destacándose su labor en la revista, donde formó dúo con el ya mencionado Carlos Castro haciendo imitaciones de personalidades famosas. Entre las obras en que participó se encuentran Coca Cola en marcha, La pérgola de las flores, que fue llevada al cine y My Fair Lady, donde encarnó al difícil personaje de Doolitle. A partir de los 70", y luego de incursionar en filmes de poco éxito, su trabajo cinematográfico comenzó a hacerse más escaso, a pesar de que en Juan que reía, su última película dirigido por Carlos Galettini, realizó uno de sus mejores labores componiendo a Benito Bevilacqua.
Falleció a los 66 años a las 8.10 hs del día 26 de febrero de 1980 en Buenos Aires, víctima de un infarto cardíaco. Su hermana, Cora Farías, fue actriz y vedette.
Descendiente directo de los Podestá, sus padres fueron los actores Juan Farías y Blanca Torterolo. Inició su carrera en el circo y luego, integró una compañía teatral que realizaba espectáculos infantiles junto a sus cuatro hermanos. Tiempo después participó de espectáculos musicales y después pasó al teatro de revistas, donde se destacó y compartió cartel con otras figuras del momento integrando las compañías de Olinda Bozán y la que dirigían Enrique Muiño y Elías Alippi (Muiño-Alippi).
Incursionó en el cine mudo en 1925, debutando en El caballero de la Rambla, de Francisco Pablo Donadío. Con la llegada del cine sonoro en Argentina, participó en La barra mendocina, con Alita Román y Marcelo Ruggero y El viejo doctor, donde cumplió pequeños papeles a mediados de los 30". Durante la década del 40" acompañó a Susana Canales, Enrique Serrano, Tito Gómez, entre otros en películas como Lucrecia Borgia, El barco sale a las 10, La locura de don Juan, donde compuso a Poroto, etc. En 1945, sin figurar en los créditos, participó en La cabalgata del circo, acompañando a Libertad Lamarque en un cuadro musical.
En 1953 interpretó a Carlos en el filme Intermezzo criminal dirigida por Luis José Moglia Barth, y en 1954 protagonizó con Carlos Castro (apodado Castrito) la fallida Dringue, Castrito y la lámpara de Aladino. Fue pionero de la televisión argentina, interviniendo en ésta casi desde sus comienzos, como la comedia Caras y morisquetas, con guiones de Landrú y la participación de Tato Bores. En 1960 se lució con su personaje del vagabundo Filemón Anchorena de Yo quiero vivir contigo, de Carlos Rinaldi, al igual que en La pérgola de las flores, de Román Viñoly Barreto, por la que obtuvo un premio como Mejor Actor otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina. En esta década también se destacó en TV, actuando en La familia Gesa se divierte, donde hacía comentarios políticos al lado del actor Carlos Fioriti, además interpretó el personaje de Coletti Press, que fue un verdadero suceso, al igual que su programa La revista de Dringue, por Canal 13, que se mantuvo varias temporadas. A su vez incursionó en otros ciclos: Show Rambler y La historia de Celia Pirán, con un gran elenco de artistas.
En teatro tuvo una gran carrera, destacándose su labor en la revista, donde formó dúo con el ya mencionado Carlos Castro haciendo imitaciones de personalidades famosas. Entre las obras en que participó se encuentran Coca Cola en marcha, La pérgola de las flores, que fue llevada al cine y My Fair Lady, donde encarnó al difícil personaje de Doolitle. A partir de los 70", y luego de incursionar en filmes de poco éxito, su trabajo cinematográfico comenzó a hacerse más escaso, a pesar de que en Juan que reía, su última película dirigido por Carlos Galettini, realizó uno de sus mejores labores componiendo a Benito Bevilacqua.
Falleció a los 66 años a las 8.10 hs del día 26 de febrero de 1980 en Buenos Aires, víctima de un infarto cardíaco. Su hermana, Cora Farías, fue actriz y vedette.
martes, 16 de febrero de 2016
3° FESTIVAL NACIONAL DE TANGO DE MONTE HERMOSO
El próximo viernes 19 de febrero dará inicio el 3° Festival Nacional de Tango de Monte Hermoso que se extenderá hasta el lunes 22 con una propuesta nutrida y de excelencia.
La apertura oficial se llevará a cabo el viernes a las 18 hs en el Centro de Convenciones (Av. Faro Recalada y Pedro de Mendoza). Allí el Intendente Marcos Fernández inaugurará las jornadas de música ciudadana secundado por el Secretario de la Tercera Edad, José Abraham, y el titular de Dandy Producciones, José Valle, responsables de la organización de esta fiesta del tango.
En la mencionada sala de la localidad balnearia el Ing. Carlos Benítez, coleccionista, reparador y restaurador de radios y Presidente del Círculo Gardeliano de Bahía Blanca, presentará parte de su colección de radios antiguas que permanecerá en exhibición hasta el domingo 21 inclusive. Acompañarán musicalmente la cantante Silvia Adami y el folklorista Alberto Roche.
Raúl Lavié y José Valle |
El mismo viernes a las 19.15 en Peatonal Dufaur y Costanera se inaugurará una plaqueta homenaje a Aníbal Troilo y seguidamente, en plena peatonal, los bailarines Natalia y Gustavo ofrecerán una clase gratuita seguida de una imperdible exhibición.
Para goce de todos los amantes de la danza, el Trío de Juan Carlos Polizzi con su inigualable repertorio interpretará piezas clásicas del género para musicalizar una gran milonga frente al mar. Finalmente, llegará Florencia Albanesi con sus canciones de amor y humor para concluir una velada inaugural con todos los ingredientes.
Gaby |
El sábado 20, a las 20 hs, en el mismo escenario de Peatonal Dufaur y Costanera retornarán el baile, la música en vivo y el canto de la mano de Paula Barrio y su cuarteto integrado por Waldo Graf (piano), Jimena Zalazar (flauta traversa), Melina Ricke (guitarra) y Lautaro Lepileo (batería), cinco jóvenes que darán que hablar con un estilo joven y enérgico interpretando piezas clásicas para que los presentes acompañen con baile y coros. Se presentarán también los cantantes Jorge Maza y Raúl Islas, ganador del 1° Certamen Roberto Achával.
La última noche de espectáculos al aire libre iniciará el domingo 21 a las 20 hs con la presentación del espectáculo “Nostalgias” protagonizado por Gaby “La voz sensual del tango” con la participación de Gerónimo Blint y la pequeña Valentina Etchebest (oriunda de Pigüé). Este show recorrió con gran éxito las ciudades de Mar del Plata, Necochea y Villa Gesell; se trata de una propuesta de tangos con historia, clásicos y homenajes a grandes de la música ciudadana como Alberto Morán, Argentino Ledesma, Jorge Falcón y Aníbal Troilo, entre otros, con alguna pincelada de otros géneros.
Finalmente, el lunes 22 a las 21.30 hs en el Centro Cultural Monte Hermoso el Festival tendrá su broche de oro con el espectáculo de Raúl Lavié cuyas entradas tendrán un valor desde los $ 200.
jueves, 28 de enero de 2016
La Jabonería de Vieytes y el Café de Marcos
La llamada Jabonería de Vieytes -que como tal funcionó menos de dos años y fue seguramente una pantalla para encubrir las reuniones de los patriotas de Mayo- fue embargada durante el interinato virreinal de Santiago de Liniers. Sucedió en la jornada de la Nochebuena de 1808 mientras el propietario del inmueble, el subteniente de blandengues Nicolás Rodríguez Peña, padecía de nefritis aguda encarcelado en el cuartel de cántabros. Se lo sospechaba un revolucionario en inteligencia con su hermano Saturnino, aquel que había ayudado a fugarse al invasor William Carr Beresford. Saturnino Rodríguez Peña había remitido desde Río de Janeiro cartas comprometedoras con un emisario británico: el joven cirujano Diego Paroissien. Años después, sobre el mobiliario y gran biblioteca de la casa-vivienda de esa fábrica -que constituía el hogar del patricio Hipólito Vieytes, responsable industrial de los mejores jabones y velas de la ciudad, pero dueño de esos bienes personales- cayó la garra apropiadora de la Comisión de Secuestros surgida a consecuencia del golpe de abril de 1815 asestado contra el gobierno de Carlos María de Alvear.
El llamado Café de Marcos o de Mallco, en los tiempos de Mayo y casi al pie de San Ignacio, a un paso del Cabildo, era considerado una especie de tribuna abierta y nada escondida para la juventud amante de la exposición rebelde y polémica. Fue clausurado el 1º de enero de 1809 por el virrey Liniers.
Durante los cuatro años y algunos meses que Vieytes editó el Semanario de la Industria y Comercio -primer periódico escrito por un nativo- arrendó una casa de la viuda de un tal Miguel Alvarez en la calle San Juan, hoy Esmeralda, vereda oeste, entre las actuales Sarmiento y Perón. Allí funcionó la redacción de su periódico, pero, las invasiones inglesas, si bien concluyeron con la edición, despertaron a la vez la confianza de los combatientes de todo orden -ya fuera con las armas o con la pluma- para emprender planes independistas. En lo que fue la redacción y casa de Vieytes se concretaron las primeras reuniones de quienes decidieron acabar con la sujeción a la corona española.
El por entonces acaudalado Nicolás Rodríguez Peña propuso tener una sede más apartada para las tertulias secretas e iniciar a la vez una lucrativa actividad industrial que aprovechara el ingenio desplegado -entre muchos otros temas progresistas- por el impulsivo editor del semanario. El mismo Rodríguez Peña se propuso como socio de capital para que Vieytes fabricara jabón y velas con los métodos que había proclamado en el periódico. Dieron con una casa de la entonces calle de San Bartolomé, en la vereda que miraba al Norte (luego Agüero y actualmente México), propiedad que había sido conocida como la panadería de Videla. Estaba algo abandonada y habitada por seis negras libres, y quedaba a mitad de cuadra entre las hoy calles Lima y Bernardo de Irigoyen. Era una propiedad muy aislada porque un bajío y La Zanja -así llamada- a la que aprovisionaba para echar al río las aguas de lluvia, se interponían camino del Cabildo. La casa necesitaba ser remodelada para cumplir su función industrial y de vivienda, y así fuera habitable por la familia de Vieytes.
No habían logrado todavía curarse algunos heridos de la segunda invasión inglesa y menos aún acallarse los comentarios de las peleas cuerpo a cuerpo que regaron las fangosas calles de la Gran Aldea, cuando el socio de Vieytes compró la finca de 34 varas de frente y 60 de fondo en 2387 pesos y 3 reales. La escritura del 16 de octubre de 1807 la suscribió Nicolás Rodríguez Peña al folio 224 vta. del registro número 6 a cargo del escribano Inocencio Agrelo, según lo estableció el investigador Manuel Carlos Melo en la nota publicada en La Nación en 1964. El meritorio trabajo indagador terminó con la larga polémica que había sido entablada para determinar la ubicación de la jabonería, quizá porque varios autores -incluido Clemente L. Fregeiro- equivocaron su ubicación. Cuando Melo publicó el resultado de sus indagaciones, la jabonería hacía más de tres décadas que había sido reemplazada por un edificio funcional del arquitecto francés León Dourge. El solar llegó a declararse monumento histórico nacional, pero la avenida 9 de Julio cumplió con el desdén nativo por lo histórico.
Durante el embargo de la jabonería -el 24 de diciembre de 1808-, el aguacil Manuel Mansilla fue atendido por Vieytes que debió juramentarse frente al escribano Francisco Seijas a dar la información precisa y quedar como custodio de los bienes entre los que se consideró como tales a los esclavos Joaquín, Juan y José. Así quedó consignado en el sumario instruido a Diego Paroissien, y en los que debieron testimoniar el propio Vieytes, Juan José Castelli y Nicolás Rodríguez Peña. Este último fue sometido a prisión e igual pena padeció el médico inglés a pesar de la ingeniosa defensa que asumió el propio Castelli. Todos ellos, a excepción de Paroissien, fueron los primeros conjurados que sumaron a Manuel Belgrano en los cónclaves cobijados bajo la vivienda de Vieytes anexa a la jabonería. El zagúan daba a un hall y una amplia sala, pero la vivienda tenía muchos cuartos y un gran patio de tierra donde Castelli, Rodríguez Peña y otros visitantes dejaban sus cabalgaduras.
Que para el año 1810 las reuniones ya fueron tumultuosas lo demuestran las dos docenas y media de cubiertos, los cinco mates y las 45 sillas contadas entre el equipamiento que inventarió entre el 28 de abril y el 1º de junio la Comisión de Justicia tiempo después de haber apresado a un Vieytes casi moribundo tras los infortunados sucesos de 1815.
La "casa de café en la calle que va del colegio a la Plaza Mayor" (actual calle Bolívar) figura de esa manera aludida por su dueño, don Pedro José Marcó, en el reclamo para levantar la clausura del negocio. El Café de Marcos era un lugar deliberativo y el mejor. Cuando estalló la primera conjuración de Alzaga, el 1º de enero de 1809, Liniers, virrey y héroe de la Reconquista, mandó clausurarlo y dar tres días a Marcó para salir de la ciudad. Pero quedó su socio José Antonio Gordon, que presentó dos rogatorias a Liniers para reabrir el local, ambas denegadas. Claro que a principios de agosto asumió don Baltasar Hidalgo de Cisneros y en seguida retornó don Pedro Marcó. Elevó un memorial al nuevo virrey que denunciaba que sus pérdidas serían de 30 mil pesos en utensilios y productos y el 21 del mismo mes fue autorizado a reabrir su negocio.
La jabonería, como bien de la sucesión de la viuda de Rodríguez Peña, fue vendida en subasta judicial en 500 mil pesos hacia 1869.
El llamado Café de Marcos o de Mallco, en los tiempos de Mayo y casi al pie de San Ignacio, a un paso del Cabildo, era considerado una especie de tribuna abierta y nada escondida para la juventud amante de la exposición rebelde y polémica. Fue clausurado el 1º de enero de 1809 por el virrey Liniers.
Durante los cuatro años y algunos meses que Vieytes editó el Semanario de la Industria y Comercio -primer periódico escrito por un nativo- arrendó una casa de la viuda de un tal Miguel Alvarez en la calle San Juan, hoy Esmeralda, vereda oeste, entre las actuales Sarmiento y Perón. Allí funcionó la redacción de su periódico, pero, las invasiones inglesas, si bien concluyeron con la edición, despertaron a la vez la confianza de los combatientes de todo orden -ya fuera con las armas o con la pluma- para emprender planes independistas. En lo que fue la redacción y casa de Vieytes se concretaron las primeras reuniones de quienes decidieron acabar con la sujeción a la corona española.
El por entonces acaudalado Nicolás Rodríguez Peña propuso tener una sede más apartada para las tertulias secretas e iniciar a la vez una lucrativa actividad industrial que aprovechara el ingenio desplegado -entre muchos otros temas progresistas- por el impulsivo editor del semanario. El mismo Rodríguez Peña se propuso como socio de capital para que Vieytes fabricara jabón y velas con los métodos que había proclamado en el periódico. Dieron con una casa de la entonces calle de San Bartolomé, en la vereda que miraba al Norte (luego Agüero y actualmente México), propiedad que había sido conocida como la panadería de Videla. Estaba algo abandonada y habitada por seis negras libres, y quedaba a mitad de cuadra entre las hoy calles Lima y Bernardo de Irigoyen. Era una propiedad muy aislada porque un bajío y La Zanja -así llamada- a la que aprovisionaba para echar al río las aguas de lluvia, se interponían camino del Cabildo. La casa necesitaba ser remodelada para cumplir su función industrial y de vivienda, y así fuera habitable por la familia de Vieytes.
No habían logrado todavía curarse algunos heridos de la segunda invasión inglesa y menos aún acallarse los comentarios de las peleas cuerpo a cuerpo que regaron las fangosas calles de la Gran Aldea, cuando el socio de Vieytes compró la finca de 34 varas de frente y 60 de fondo en 2387 pesos y 3 reales. La escritura del 16 de octubre de 1807 la suscribió Nicolás Rodríguez Peña al folio 224 vta. del registro número 6 a cargo del escribano Inocencio Agrelo, según lo estableció el investigador Manuel Carlos Melo en la nota publicada en La Nación en 1964. El meritorio trabajo indagador terminó con la larga polémica que había sido entablada para determinar la ubicación de la jabonería, quizá porque varios autores -incluido Clemente L. Fregeiro- equivocaron su ubicación. Cuando Melo publicó el resultado de sus indagaciones, la jabonería hacía más de tres décadas que había sido reemplazada por un edificio funcional del arquitecto francés León Dourge. El solar llegó a declararse monumento histórico nacional, pero la avenida 9 de Julio cumplió con el desdén nativo por lo histórico.
Durante el embargo de la jabonería -el 24 de diciembre de 1808-, el aguacil Manuel Mansilla fue atendido por Vieytes que debió juramentarse frente al escribano Francisco Seijas a dar la información precisa y quedar como custodio de los bienes entre los que se consideró como tales a los esclavos Joaquín, Juan y José. Así quedó consignado en el sumario instruido a Diego Paroissien, y en los que debieron testimoniar el propio Vieytes, Juan José Castelli y Nicolás Rodríguez Peña. Este último fue sometido a prisión e igual pena padeció el médico inglés a pesar de la ingeniosa defensa que asumió el propio Castelli. Todos ellos, a excepción de Paroissien, fueron los primeros conjurados que sumaron a Manuel Belgrano en los cónclaves cobijados bajo la vivienda de Vieytes anexa a la jabonería. El zagúan daba a un hall y una amplia sala, pero la vivienda tenía muchos cuartos y un gran patio de tierra donde Castelli, Rodríguez Peña y otros visitantes dejaban sus cabalgaduras.
Que para el año 1810 las reuniones ya fueron tumultuosas lo demuestran las dos docenas y media de cubiertos, los cinco mates y las 45 sillas contadas entre el equipamiento que inventarió entre el 28 de abril y el 1º de junio la Comisión de Justicia tiempo después de haber apresado a un Vieytes casi moribundo tras los infortunados sucesos de 1815.
La "casa de café en la calle que va del colegio a la Plaza Mayor" (actual calle Bolívar) figura de esa manera aludida por su dueño, don Pedro José Marcó, en el reclamo para levantar la clausura del negocio. El Café de Marcos era un lugar deliberativo y el mejor. Cuando estalló la primera conjuración de Alzaga, el 1º de enero de 1809, Liniers, virrey y héroe de la Reconquista, mandó clausurarlo y dar tres días a Marcó para salir de la ciudad. Pero quedó su socio José Antonio Gordon, que presentó dos rogatorias a Liniers para reabrir el local, ambas denegadas. Claro que a principios de agosto asumió don Baltasar Hidalgo de Cisneros y en seguida retornó don Pedro Marcó. Elevó un memorial al nuevo virrey que denunciaba que sus pérdidas serían de 30 mil pesos en utensilios y productos y el 21 del mismo mes fue autorizado a reabrir su negocio.
La jabonería, como bien de la sucesión de la viuda de Rodríguez Peña, fue vendida en subasta judicial en 500 mil pesos hacia 1869.
sábado, 16 de enero de 2016
Café “La Paz”
Fundado en 1944, comienza a tener brillo propio a partir de la década del 60, cuando la bohemia porteña decidió que ese era su lugar para confrontar ideas. Hasta 1976 tuvo su sello distintivo, sus largas noches de encuentros y discusiones. En sus paredes se respiraba vida. Hoy, sencillamente languidece. Ese lugar lleno de gente hoy está vacío. ¡Si hasta el “Ramos” tiene más vida!
Durante mucho tiempo la arteria principal del porteño fue Corrientes, bautizada como "la calle que nunca duerme", y su corazón latió en Corrientes y Esmeralda, esquina en que Scalabrini Ortiz sitúo al "hombre que está solo y espera". Con el correr de los años su pulso se trasladó a otra esquina: Corrientes y Montevideo. El “Ramos”, “Pernambuco”, “La Paz” fueron algunos cafés que marcaron el nuevo ritmo.
En “La Paz” se reunían literatos, cineastas, músicos, principiantes psicoanalistas. Todos jóvenes y noveles.
Durante los 60 y fines de 1975 sus habitués se caracterizaron por sus barbas, las mujeres por sus pechos sin sostenes que se adherían a las musculosas, por los atados de cigarrillos negros “Particulares” sin filtro, los fuertes “Parisiennes” o los “Jockey Club”, también por la variada temática de los libros depositados en las mesas, y algunos por sus pipas.
Típico café porteño con sus ventanas tipo guillotinas (esas que se abren para arriba), siempre abiertas ya que eran tiempos en que el aire acondicionado no existía –se escuchaba el monótono ruido de los ventiladores– y era frecuente ver a una persona del lado de afuera acodada en la ventana charlando con otra sentada en una mesa de esas que permiten ver la vida a través de un vidrio.
En una mesa de cuatro, cabían diez y consumían dos.
A cualquier hora había gente; mucha. Cumplía las funciones de "bar vidriera": si uno caminaba por Corrientes, era inevitable no cruzarse hasta Montevideo y pispear si se encontraba algún conocido.
En distintas mesas se los podía ver a Rodolfo Walsh, Ricardo Piglia, el "Mono" Villegas o David Viñas.
Época de bullicio, de discusiones, donde el murmullo no tenía cabida. Tenía vida.
Épocas de cafés, de ginebras, aperitivos o whiskys. ¡Y de levantes!
Épocas de ideas, ardides y demás.
Había energía.
Luego vino la dictadura militar de 1976, y con ella las razzias, los sinsabores. Muchos de aquellos que ocuparon sus mesas hoy están desaparecidos, otros debieron exiliarse.
El país y el café “La Paz” comenzaron a languidecer. La polémica, la alegría, la bronca, la vida que forjaron sus mesas se fueron para no volver.
En 1980 estuvo a punto de cerrar, siendo rescatado, en 1997, por el Gobierno de la Ciudad y a partir de entonces es uno de los bares notables.
Durante mucho tiempo la arteria principal del porteño fue Corrientes, bautizada como "la calle que nunca duerme", y su corazón latió en Corrientes y Esmeralda, esquina en que Scalabrini Ortiz sitúo al "hombre que está solo y espera". Con el correr de los años su pulso se trasladó a otra esquina: Corrientes y Montevideo. El “Ramos”, “Pernambuco”, “La Paz” fueron algunos cafés que marcaron el nuevo ritmo.
En “La Paz” se reunían literatos, cineastas, músicos, principiantes psicoanalistas. Todos jóvenes y noveles.
Durante los 60 y fines de 1975 sus habitués se caracterizaron por sus barbas, las mujeres por sus pechos sin sostenes que se adherían a las musculosas, por los atados de cigarrillos negros “Particulares” sin filtro, los fuertes “Parisiennes” o los “Jockey Club”, también por la variada temática de los libros depositados en las mesas, y algunos por sus pipas.
Típico café porteño con sus ventanas tipo guillotinas (esas que se abren para arriba), siempre abiertas ya que eran tiempos en que el aire acondicionado no existía –se escuchaba el monótono ruido de los ventiladores– y era frecuente ver a una persona del lado de afuera acodada en la ventana charlando con otra sentada en una mesa de esas que permiten ver la vida a través de un vidrio.
En una mesa de cuatro, cabían diez y consumían dos.
A cualquier hora había gente; mucha. Cumplía las funciones de "bar vidriera": si uno caminaba por Corrientes, era inevitable no cruzarse hasta Montevideo y pispear si se encontraba algún conocido.
En distintas mesas se los podía ver a Rodolfo Walsh, Ricardo Piglia, el "Mono" Villegas o David Viñas.
Época de bullicio, de discusiones, donde el murmullo no tenía cabida. Tenía vida.
Épocas de cafés, de ginebras, aperitivos o whiskys. ¡Y de levantes!
Épocas de ideas, ardides y demás.
Había energía.
Luego vino la dictadura militar de 1976, y con ella las razzias, los sinsabores. Muchos de aquellos que ocuparon sus mesas hoy están desaparecidos, otros debieron exiliarse.
El país y el café “La Paz” comenzaron a languidecer. La polémica, la alegría, la bronca, la vida que forjaron sus mesas se fueron para no volver.
En 1980 estuvo a punto de cerrar, siendo rescatado, en 1997, por el Gobierno de la Ciudad y a partir de entonces es uno de los bares notables.
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