miércoles, 24 de diciembre de 2014

Tita Merello murió hace 12 años:Un mito de barrio, hecho bien de abajo

Se atrevió a todo antes y pagó precios altísimos. Fue bataclana, cantante, actriz y finalmente una leyenda defaldas llevar. El gran amor de su vida fue clandestino: Luis Sandrini estaba casado con otra, a la que nunca dejó. “Se dice de mí” fue uno de sus grandes éxitos.

“Me está llegando la hora”, fueron sus últimas palabras, según relataron los médicos que la asistieron. Dueña de un acento arrabalero inconfundible, que le valió un lugar destacado en el universo del tango, Tita, que jamás renegó de sus orígenes humildes, brilló en el cine y el teatro entre 1930 y 1970, para convertirse luego en una figura pública consular, vastamente reconocida.
El jefe del Instituto de Cardiología de la Fundación Favaloro, Eduardo Gabe, dijo que llegó al final sin ninguna enfermedad importante. “Estaba un poco deprimida, propio de la edad, pero estaba bien y no había ningún problema que no fuese su edad”, señaló. Tita pasó sus últimos momentos “acompañada por una señora” que cumplía el rol de “una dama de compañía”. La actriz vivía en la Fundación desde 1997, tras un ofrecimiento del fallecido cardiocirujano René Favaloro, que le hizo comprender que por su edad necesitaba de atención permanente de médicos. El suicidio de Favoloro, hace dos años, fue un golpe muy duro para su ánimo. Pero hasta entonces, llevaba una vida activa y hasta solía hablar por radio, como columnista invitada de un programa matutino.
Para convertirse en una de las estrellas más grandes de la historia del espectáculo argentino, con una amplia filmografía y un paso sustancial por los teatros, Tita remontó las marcas de un origen humilde, que nunca olvidó. Había nacido el 11 de octubre de 1904 en una casa de Balcarce y San Lorenzo, en San Telmo. Hijo de una planchadora y un cochero, trabajó como doméstica en Montevideo, fue recluida luego en un asilo de campo de Magdalena, a unos 70 kilómetros de su ciudad natal. Allí empezó la cruda realidad de las privaciones, que se extendieron por muchos años. Volvió siendo adolescente y casi sin saber leer ni escribir. Se dedicó al mundo del espectáculo, contaría después, porque le bastaba con su figura. Tuvo, solía contar, en la intimidad, un solo gran amor, pero ese hombre estaba casado con otra. Era el famoso actor Luis Sandrini, que jamás se separó de su esposa legal. Merello tuvo durante años una silla vacía en el living de su casa, reservada para el día en que en ella viviera el hombre al que amaba.

Su debut fue en la compañía de Rosita Rodrigo en el Teatro Avenida, con la obra Las vírgenes de Teresa. Pasó por el teatro El Porteño en 1920 y siete años más tarde llegó al Maipo. Fue de la comedia al drama (La propia estimación, de Benavente, El lazo, de Claudio Martínez Payva, Santa María del Buen Ayre, de Enrique Larreta o La tigra, de Florencio Sánchez) y brilló. Cantó en la orquesta de Francisco Canaro y en 1929 grabó su primer disco con los tangos “Qué careta” y “Sos una fiera”. Después de protagonizar la obra Mujeres, flores y alegrías, debutó en cine en 1933, con Tango, de Luis Moglia Barth, primer film sonoro de la Argentina. “Yo quiero un hombre” cantó Tita en un escenario que mostraba como limitada escenografía un conventillo. Allí pegó fuerte y la fama empezó a llegarle.
En México filmó Cinco rostros de mujer (Gilberto Martínez Solares, 1947) junto a Arturo de Córdova. A su regreso protagonizó un enorme éxito teatral, Filomena Marturano, de Eduardo de Filippo, cuya versión cinematográfica la tuvo como lógica protagonista. En los años ‘50 y ‘60 se sucedieron éxito tras éxito: Arrabalera, de Tulio Demichelli, la célebre Los isleros, junto a Arturo García Buhr, Guacho y Mercado de Abasto, junto a Pepe Arias, todas de Lucas Demare. Directores de distintas formaciones y búsquedas a través de sus films la requirieron. Leopoldo Torre Nilsson la convenciópara el protagónico de Para vestir santos, Hugo del Carril para interpretar La morocha y Amorina y Enrique Carreras para Las hipócritas y Las barras bravas. 
Tita también les puso firma a letras de tangos como “Llamarada pasional”, que llevó música de Héctor Stamponi, y “Decime Dios dónde estás”, junto a Manuel Sucher. Y escribió un libro: La calle y yo. En televisión fue una figura referencial permanente mientras estuvo activa, e incluso tuvo un programa propio y manejó en otro un correo sentimental. En 1996 recibió el Gran Premio de Honor del Fondo Nacional de las Artes, que donó a dos hospitales. Un año después el cardiocirujano René Favaloro le ofreció quedarse a vivir en la Fundación. Ella aceptó, diciendo que se iba a casa de un amigo. En su último reportaje televisivo llevó en su mano un crucifijo, lo señaló y dijo “aquí estoy con mi amigo”.

sábado, 22 de noviembre de 2014

MARÍA JOSÉ Mentana presenta su nuevo disco “CienTROILOS”

El bandoneón de Troilo volverá a sonar la noche del 27 de noviembre en el Tasso, gracias a la gentil colaboración de la Academia Nacional del Tango y la Comisión Centenario Aníbal Troilo, que prestará el valiosísimo instrumento para la ocasión.
A cien años del nacimiento del Bandoneón Mayor de Buenos Aires, la consagrada cantante María José Mentana presenta su nueva producción discográfica “CienTROILOS” (Discos Melopea).
Un homenaje cantado para el cual María José convocó a los grandes maestros Atilio Stampone, Leopoldo Federico, Osvaldo Berlingieri, Raúl Garello, Ernesto Baffa, Carlos Buono, Hugo Rivas y Litto Nebbia, Horacio Ferrer , entre otros, para juntos recrear algunas de las obras más emblemáticas del gran Pichuco, compuestas en colaboración con sus ‘poetas-hermanos’.
Acompañan a Maria José : Ariel Pirotti - Pablo Fraguela( piano) Eva Wolff (Bandoneón) Andrés Serafini (contrabajo) y las palabras de Gabriel Soria y Marcelo Guaita.
María José Mentana, más conocida como María José, inició su carrera artística en 1970 con tan solo nueve años de edad debutando en el programa Grandes Valores del Tango, tras lo cual la crítica argentina la llamó "la niña prodigio”.
Desde muy joven realizó giras por toda la Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Venezuela y Colombia, presentándose en los festivales más importantes de América y de Europa. Luego aquella "niña prodigio" deslumbró realizando conciertos en las principales ciudades de Holanda, Italia, Francia, Suiza, Finlandia, Bélgica, Suecia, Turquía, China y sobre todo en Japón, país que visitó en varias oportunidades como cantante invitada de orquestas, entre las que se distinguen Mariano Mores y Néstor Marconi.
Luego de una exitosa carrera artística y de compartir escenarios con las grandes figuras y referentes del tango, continuó realizando extensas giras por el mundo transmitiendo nuestra música del Rio de la Plata y logró concretar un sueño: cantar como solista con orquestas sinfónicas, tales como: la Orquesta Sinfónica de Venezuela, la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas, la Sinfónica de Bogotá, la Orquesta Sinfónica de Salta, la Orquesta de Música Argentina Juan de Dios Filiberto, la Orquesta del Tango de Buenos Aires, entre otras.

Desde hace algunos años también se dedica a la docencia, es profesora de la Academia Nacional del Tango y en la actualidad continúa con sus clases particulares y Master Class dentro y fuera de la Argentina.
Dueña de un gran estilo, que proyecta una personalidad propia a través de su voz, María José Mentana, editó más de una decena de CDs. Y es una de las voces femeninas más personales que el tango lograra en las últimas décadas. Tanto el público como la crítica especializada la reconocen por poseer una voz de intensos matices y por su interpretación profunda y afinada.
Su pasión y fuerza al interpretar el Tango la coloca entre las cantantes más reconocidas de nuestra música ciudadana.

sábado, 15 de noviembre de 2014

2003 Muere Antonio Tormo, "El cantor de las cosas nuestras"

Cantante de enorme popularidad, integró en los inicios de su carrera La Tropilla de Huachi Pampa, conjunto
folclórico que, dirigido por el poeta y compositor Buenaventura Luna, en el que actuaban notables músicos e intérpretes como Diego Canales, Remberto Narváez, José Samuel Báez, el Zarco Alejo y el gran guitarrista Eduardo Falú. A partir de mediados de los `40 descolló como solista, dejando grabadas antológicas versiones de "El Jarillero", "Ay que se va", "Cuando no me quieras", "Los ejes de mi carreta", "Amémonos" y los que serían sus mayores éxitos, "Mama vieja", "Mis harapos" y "En el rancho e¦la Cambicha". Tanta era su popularidad que comenzó a ser llamado "el cantor de los cabecitas", en referencia al apodo despectivo con que las clases medias y altas de Buenos Aires nombraban a los trabajadores provenientes de las provincias. A la vez, esos trabajadores comenzaron a ser también llamados "veinte y veinte", aludiendo al hecho de que cuando entraban a los bares y almacenes en los que había pasadiscos, gastaban veinte centavos en una pizza y otros veinte para oír los temas de Antonio Tormo. A partir de 1955, el cantante más popular del país también será prohibido por la dictadura militar autodenominada Revolución Libertadora y la censura sobre sus temas se prolongará hasta la recuperación democrática de 1983, momento a partir del cual comenzará a ser reivindicado y conocido por las nuevas generaciones.
Había nacido en Mendoza el 18 de septiembre de 1913.

Comentarios de distintos autores que incluimos con el fin de respaldar la afirmación de que Tormo ha sido el inventor del folklore de masas y el comunicador de los provincianos identificados como “cabecitas”:
...”Entonces tenía algo que decirnos a todos nosotros, por eso lo llamaron “El cantor de las cosas nuestras”.
“La voz del poeta fue en la ocasión la voz del pueblo que creció a la par de Antonio y clavaba el dial en radio Belgrano para escuchar esa campana terrestre que se llamaba Antonio Tormo, de oficio tonelero, hombre de trabajo pesado al que un día allá en los valles se le instaló el sueño del canto y comenzó a cantar entre la gente y fue la gente la que hizo un tormo. Porque Tormo es un amasijo popular, una escultura hecha por su propio pueblo al que respondió sin dar jamás un paso atrás. Cantó todo lo que tenía que cantar. Cantó al niño desvalido, cantó a los pobres, cantó a la alegría de los vinos jocundos de nuestros valles, cantó al amor y cómo...”
...“A los cabecitas... nos decían también “veinte y veinte”, porque cuando estalló Tormo habían puesto en los boliches las máquinas de discos con monedas y los gallegos decían que íbamos a poner “veinte pa’ la pizza y veinte pa’Tormo”.
Armando Tejada Gómez – 1991 –

“Fue la época en que una voz humilde y bien modulada, la de Antonio Tormo, arrasó con las preferencias del público provinciano. El “Cantor de las cosas nuestras” fue el primer intérprete de música popular que logró vender más de un millón de discos. Su Boom fue “El Rancho e’la Cambicha”, al que siguió aquella trova que empezaba declarando: Buscaba mi alma con afán tu alma... (Amémonos)
y después, Mis Harapos, La canción del linyera, Merceditas. Y otros no menos resonantes. A tal punto quedó identificado Tormo con los “cabecitas”, que a éstos los llamaban “20 y 20”: veinte centavos para una porción de pizza y veinte centavos para escuchar un disco de Tormo en las moviolas que ilustraban algunos comederos sin pretensiones, con una amplia gama de opciones en tango, música melódica y folklore”.
Félix Luna – Historia Argentina – I. La Argentina era una fiesta-
Año 1946 – 1949. Pag. 467/468

“1950 - Tormo vende millones de discos.
“ En 1950 el cantante Antonio Tormo se convierte en un fenómeno masivo inusitado cuando impone su éxito “El rancho e’la Cambicha”, y alcanza una cifra de venta total de 5 millones de discos. Para ese entonces, está claro, había grabado 200 temas de un repertorio básicamente de tenor folclórico, como Merceditas, Pájaro Chogüí, El humahuaqueño, Desde el alma, Mis harapos o Mama vieja.
(...) El segundo desembarco de Tormo en Buenos Aires (el primero fue integrando la “Tropilla de Huachi Pampa”) coincide con un desplazamiento masivo del interior a la Capital. Ninguna de las otras grandes voces del momento que cantaban aires camperos alcanzaron tanta repercusión como el sanjuanino (...).
Diario CLARÍN - Historia Visual de la Argentina – Siglo XX
CD Nro. 2 – 1931/1955
“Entre Mendoza y San Juan cimentó su triunfo “El cantor de las cosas nuestras”, aquel tonelero que llegó a vender más discos que Gardel”.
“Para los argentinos nacidos en la segunda mitad de la década del’40 la figura de Antonio Tormo se liga estrechamente a los recuerdos de la infancia”.
“Para mi forma infantil de entender el mundo de aquel tiempo, Tormo era tan importante como Chaplin, Laurel y Hardy, Los Tres Chiflados, Luis Sandrini o Perón...”
“...Es que fue Antonio Tormo el primero que me mostró la incalculable belleza del folklore argentino. Con los años advertí que me había “marcado” como a tantos otros que vinieron detrás suyo”.
“Antonio Tormo fue un sembrador del amor por el canto criollo. Muchos que llegaron después ya no están. Otros, muy escasos, siguen como los últimos referentes de aquella siembra. Son los últimos protagonistas de una época en la que el arte popular criollo tuvo un espacio importante y dejó su imborrable paso para la posteridad, a pesar de las prohibiciones y censuras que debió sufrir por el desconocimientos y la incomprensión de funcionarios de turno.”
Diario “LOS ANDES” – Cultura – Gregorio Torcetta
24 de Septiembre del 2000

viernes, 7 de noviembre de 2014

Recordando A don Félix Daniel Frascara

Uno de sus hijos, periodista también, Félix Ricardo, así lo recordaba hace unos meses:
“Era bajo pero erguido, frontal. El peso de la vida lo llevaba adentro, nunca expuesto a ojos ajenos. Los suyos, aquellos chiquitos, gastados prematuramente por la miopía, veían mejor para su interior que hacia fuera. Todos los que se sentaban frente a él, cerca de las luces del ring o los que medían su capacidad para beber cognac, soportaban su mirada fácilmente. O creían que lo hacían, porque él llegaba hasta el fondo, conocía cada detalle del interlocutor y, encontrara lo que encontrara, surgía a la superficie con una sonrisa.
Al quitarse el sobretodo su cuerpo se reducía casi a la mitad; ya el sombrero, de ala medianamente ancha, colgaba en el perchero de su oficina en El Gráfico en Editorial Atlántida. Deslizaba la silla de respaldo alto a listones de madera; abría su atado de Particulares fuertes, ubicaba el cenicero a su alcance, como para que de ahí en adelante el ademán de fumar y volcar la ceniza fuera uno solo, casi; atraía la máquina de escribir hacia sí, insertaba la hoja de papel haciendo coincidir los bordes con prolijidad y echaba a andar un ritual.
Cuando entraba a un estadio, a un gimnasio, se sentía como un conquistador. Y eso que no conoció Estados Unidos, ni viajó a Rusia, Japón o Canadá. No fue nunca a Bariloche ni a Iguazú; no vio al hombre bajar en la Luna ni conoció a sus nietos; no vio volar un Jumbo. No jugó al scrabel –que lo hubiera atrapado en nuestros sábados familiares- ni con el ajedrez electrónico, ni la TV color. Pero lo que vio lo amó.
Mis sobremesas de cenas, más recordables por la carga de curiosidad, emoción, aprendizaje, roce, fueron aquellas que, con mi viejo y su barra, especialmente los sábados a la salida del Luna Park, en el restaurante del Jousten, en la barranca de Corrientes, se juntaban alrededor de Félix pintores, músicos, escritores, actores, señoras ... amigos.
Hijo de un genovés y una vasca inmigrantes, nacido y amante de Barracas, jugador de pelota y eximio tanguero, hincha de Estudiantes de La Plata, gran amigo, por lo tanto, de Lauri, Scopelli, Ferreira, Zozaya y Guayta, “los profesores”, y hermano del alma de Justo Suárez, bohemio de los de antes.”
Don Félix murió en Balvanera el 26 de febrero de 1962. Empezó como periodista en el diario La República y entró en El Gráfico en 1930 hasta que se jubiló tres décadas más tarde. Trabajó en radio y hasta se casó con una compañera de Atlántida, Amelia M. del Valle.
Poco después de la muerte de Félix Daniel Frascara, su colega Alberto Laya, de La Nación, lo definió así: “Y fue un periodista. Lo fue porque sintió su oficio de la única manera que debe sentirse: como una pasión.”

jueves, 23 de octubre de 2014

Cafe historico La Biela

Hace más de 150 años, en lo que ahora es el magnífico barrio de La Recoleta, sólo se contaban unas pocas casas (nada de mansiones o palacetes), el convento perteneciente a los monjes recoletos y una bella Iglesia a cuya sombra descansaban los cadaveres de los menesterosos.  A pocos metros, en las barrancas que daban al Río de la Plata, se estacionaban las carretas que llevarían a la élite del sur de la ciudad, San Telmo, hasta sus campos de verano situados en parajes entonces lejanos: Olivos, San Fernando o El Tigre. Entre el bullicio de las lavanderas y las peleas de los cuchilleros, se erguía una edificación que, según grabados de la época, pudo ser el primer sitio gastronómico de la zona, el mismo sitio donde hoy está La Biela.
Cafe historico La Biela - Cafes historicos de Recoleta
Pero viajemos un poco más atrás en el tiempo. En 1732 no había nada. Sólo quintas desperdigadas a las que se llegaba a través de la Calle Larga, que no se parecía en absoluto a la actual y elegante Avenida Quintana. En esos parajes "reos" y de cuchillos rápidos se instalaron los frailes recoletos, junto a la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar, que se terminó de construir en octubre de ese mismo año.
El cementerio era administrado por la Iglesia, y como parte de una analogía perfecta, con el tiempo fue ascendiendo socialmente al igual que el barrio, hasta convertirse en uno de los más tradicionales de Buenos Aires. En 1810, mientras frente al Cabildo se desataba la Revolución de Mayo, los terrenos que hoy ocupa La biela pertenecían a la Virreina Vieja, Doña Rafaela de Vera y Pintado, viuda de Joaquín del Pino, quien fuera Virrey del Río de la Plata entre 1801 y 1804. La Virreina Vieja ocupó estos terrenos hasta su fallecimiento, ocurrido en 1816, según consta en la placa ubicada en el frente del local.
El tiempo siguió su curso. La peste provocó el éxodo del barrio de San Telmo, cuyos vecinos se fueron instalando progresivamente en La Recoleta. Pero aún por entonces, rodeando el cementerio que ya comenzaba a cobijar a lo más granado de la sociedad, el barrio mantenía su fisonomía de largos conventillos donde convivían hombres y mujeres de dudosa reputación. Por sus calles, gitanos, guitarristas, proxenetas y ladrones continuarion librando sus tremendas batallas hasta casi la mitad del siglo XX.
Desde la pulpería del "Vasco" Michelena hasta la coqueta Confitería La Biela han pasado muchos años, y esta esquina fue testigo y escenario de gran parte de la historia viva de Buenos Aires. Atrá ha quedado aquel minúsculo barcito al que su propietario español bautizó "La Viridita", compuesto por una angosta vereda con sólo 18 mesas. Y atrás ha quedado también "Aerobar", nombre que recibió durante algunos años en homenaje a los pilotos civiles vecinos de enfrente.
Y hacia 1950 la historia vuelve a dar otra vuelta de tuerca. Por entonces, un grupo bullanguero de adoradores de la velocidad, después de agotar la paciencia ajena, fue expulsado del lugar que frecuentaba para sus reuniones. Y qué mejor idea que disipar el mal momento con una picada "y buscamos un nuevo lugar para recalar". La aventura fue corta para uno de ellos ya que la biela de su auto dijo basta en la esquina de Junín y Quintana. "Bitito" Mieres se bajó de su coche y reunió a sus compañeros, Jorge Malbran, Ernesto Torquinst, y otros, afincándose en este pequeño bar al que bautizaron "LA BIELA FUNDIDA" primero, y luego simplemente como "LA BIELA", nombre con el que se hizo mundialmente famoso y que es una marca registrada por la concurrencia de los amantes del automovilismo.
 La Asociación Argentina de Automóviles Sport no tenia sede, y entonces estos fanáticos decían a La Biela "La Secretaría". Luego, sucesores de aquel primer grupo como Charly Menditeguy, Rolo Alzaga, Eduardo Copello, Gastón Perkins y muchos más, fueron testigos y protagonistas de la moda más temible que llenó las veredas de Quintana, Ayacucho y Alvear: las "PICADAS", monstruo ruidoso, provocador de adrenalina y curiosidad de los años sesenta.
A partir de aquí la historia es conocida. La inclinación tuerca queda representada en las paredes de La Biela y el lugar es concurrido por ilustres personajes, adquiriendo fama mundial. Sus mesas han sido visitadas por infinidad de turistas, políticos, empresarios, deportistas y muchos más. Personajes con poder Real o Democrático, como los Reyes de España o los Premieres de varios países. Artistas de la calidad de Adolfo Bioy Casares, Ernesto Sábato, Jorge Luis Borges, Julio Cortazar, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Facundo Cabral, Pérez Celis. Actores y actrices de todos los medios. Corredores de Fórmula 1 de distintas épocas, como Jackie Stewart o Emerson Fitipaldi. Futbolistas famosos... En fín, la lista es interminable.
Otra placa de bronce colocada en la entrada nos informa que en el año 1999, La Biela fue declarada "Sitio de Interés Cultural" por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Motivos no faltan. A lo dicho podemos sumar las fotografías autografiadas por José Foilán González o Clay Regazzonni, un dibujo hecho a mano por Fabrizio Ferrari, nieto del "Commendatore" Enzo Ferrari, cuando era niño, un cuadro donado por el último descendiente de la familia Lamborghini donde se ve el auto más lujoso de la marca, y más. Los ejemplos más recientes de la visita del famoso director de cine Francis Ford Coppola, cuya primera salida nocturna en su visita a Buenos Aires fue a La Biela (diario Ambito Financiero, 19 de Agosto de 2003) y los dichos del actor Robert Duvall, aparecidos en el suplemento espectáculos del Diario Clarín del día 24 de Agosto de 2003: "Siempre vamos a La Biela, que es mi lugar preferido en todo el mundo. Es una gran esquina, el café, los mozos.."
Así, el tiempo se detiene un poco en la febril Buenos Aires cuando nos instalamos en una de sus mesas y disfrutamos de la excelente gastronomía de La Biela, al abrigo de su historia viva que nos convoca, nos envuelve y nos deleita.

martes, 16 de septiembre de 2014

EL ASESINATO DE VÍCTOR JARA FUE SIMPLEMENTE MONSTRUOSO

El asesinato de Víctor Jara es simplemente monstruoso, uno de los más crueles de los cometidos en los días siguientes al golpe, cuando la represión de las tropas era salvaje y desorganizada. Ya llegaría la DINA en 1974 a organizarla y sistematizarla, pero por el momento el terror estaba a cargo fundamentalmente de los efectivos del Ejército.
En su fallo de diciembre pasado, el ministro en visita Miguel Vásquez Plaza fijó el 16 de septiembre de 1973 como la fecha del homicidio de Víctor Jara en el entonces Estadio Chile, pero los detenidos que fueron trasladados al Nacional el 15 reconocieron el cadáver acribillado del artista cuando los sacaban del recinto a punta de culatazos.
Estaba en una pila de entre 30 a 40 víctimas fusiladas, todas cubiertas de polvo blanco, al parecer cal. Lo concreto es que el cuerpo de Jara fue retirado del primer campo de concentración del golpe en la madrugada del 16 y arrojado en un sitio eriazo aledaño al Cementerio Metropolitano, donde unas pobladoras lo encontraron el 18.
En la mañana del 11 de septiembre de 1973, Víctor Lidio Jara Martínez tenía planificado cantar en un acto de Salvador Allende en el campus de la Universidad Técnica del Estado (UTE), donde el Presidente pensaba llamar a un plebiscito para que el pueblo decidiera si seguía o no en el poder. El acto estaba fijado para las 12 horas.
Víctor Jara llegó a las 11 con su guitarra y los organizadores del acto de Allende le preguntaron si no sabía lo que estaba pasando. “Claro que sé, pero oí por la radio Magallanes que había que ir a sus puestos de trabajo. Bueno, yo trabajo acá y acá estoy”, respondió el cantautor, que también era director teatral de la UTE. Tenía 40 años.
Tras el toque de queda de las 2 de la tarde, cerca de 600 académicos, estudiantes y funcionarios –incluido Jara-decidieron quedarse. En la madrugada del 12, los militares asaltaron a balazos la UTE y a punta de metralletas sacaron del campus a los detenidos. Los subieron a golpes a buses de la locomoción colectiva y los llevaron al Estadio Chile.
De acuerdo a un artículo publicado por La Nación, sobre la base de los expedientes del caso, un oficial de lentes oscuros y en tenida de guerra, cara pintada, metralleta terciada, granadas colgando en su pecho, pistola y cuchillo corvo en el cinturón, reconoció al cantante popular y se ensañó con él. Lo llamaban “El Príncipe” por sus ademanes soberbios.
Según el relato del abogado Boris Navia, también detenido, el oficial que lo reconoció “lo golpeaba una y otra vez. En el cuerpo, la cabeza, descargando con furia las patadas. Casi le estalla un ojo. Nunca olvidaré el ruido de esa bota en las costillas. Víctor sonreía. Él siempre sonreía, tenía un rostro sonriente, y eso descomponía al facho. De repente, el ofi­cial desenfundó la pistola. Pensé que lo iba a matar. Siguió golpeándolo con el cañón del arma. Le rompió la cabeza y el rostro de Víctor quedó cubierto por la sangre que bajaba desde su frente”.
Otro de los detenidos, el periodista Sergio Gutiérrez, contó que el artista “tenía numerosos hematomas en los pómulos, se notaba pálido, muy débil. Su mirada estaba perdida”. Apenas pudo reconocerlo, lo saludó y le preguntó cómo estaba, a lo que Víctor Jara le respondió: “Mira mis manos… mira mis manos… me las machacaron para que nunca volviera a tocar la guitarra…”.
Gutiérrez recordó que “sus manos, esas milagrosas manos cuyos dedos deleitaban a millares de trabajadores e intelectuales al pulsar las cuerdas de la guitarra para acompañar sus canciones de protesta y esperanza, ya no eran tales. Estaban hinchadas y parecían tener un solo dedo, gordo y recubierto de sangre. Las pocas uñas que le quedaban estaban negras en su totalidad. Eran las manos más golpeadas que había visto en mi vida”.
Cuando Víctor Jara se encontraba en una celda recibiendo ánimo de los otros detenidos, repentinamente llegaron dos soldados que lo arrastraron violentamente hasta un sector alto del Estadio, donde comenzó una nueva golpiza más brutal que las anteriores, a culatazos. El oficial apodado “El Príncipe” había recibido la visita de unos oficiales de la Armada.
El abogado Navia recordó que “desde lejos vemos cómo uno de ellos comienza a insultar a Víctor, le grita histérico y le da golpes de puño. La tranquili­dad que emana de los ojos de Víctor descompone a sus cancerberos. Los soldados reciben orden de golpearlo y comienzan con furia a descargar las culatas de sus fusiles en el cuerpo de Víctor. Dos veces alcanza a levantarse, herido, ensangrentado. Luego no vuelve a levantarse”. Es la última vez que ven con vida al cantante popular.
José Paredes, ex conscripto procesado en 2009 como integrante del grupo de militares que fusiló al cantautor, declaró que “cuando fueron trasladados alrededor de 15 detenidos a un camarín del subterráneo, entre ellos Víctor Jara y Litre Quiroga (ex director de Gendarmería), detrás de ellos llegó el teniente Nelson Haase y un subteniente a cargo de los conscriptos”. El subteniente comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien del cantautor, hasta que salió el primer tiro mortal que impactó en la cabeza del cantautor.
El ex conscripto, ya fallecido, añadió que el cuerpo de Víctor Jara cayó al suelo de costado y comenzó a convul­sionar. Enseguida el subteniente ordenó a los conscriptos que se encontra­ban en el lugar que descargaran ráfagas de fusiles en el cuerpo del artista. En total, recibió 44 impactos de bala.
 Después de ser hallado a un costado del Cementerio Metropolitano, el cuerpo de Víctor Jara fue llevado al entonces Instituto Médico Legal, donde un trabajador de militancia comunista lo recono­ció y avisó a su esposa Joan Turner, antes de que lo sepultaran en una fosa co­mún. Su compañera y sus dos hijas pequeñas lo enterraron silenciosamente en un humilde nicho del Cementerio General.
Recién en diciembre de 2004, a 31 años de su muerte, el magistrado de 5° Juzgado del Crimen de Santiago, Juan Carlos Urrutia emitió una resolución, donde por primera vez los tribunales se acercaban a la esquiva verdad y esbozaban parte de lo ocurrido con el cantautor popu­lar. El magistrado sometió a proceso al teniente coronel en retiro Mario Manríquez Bravo como autor intelectual del homicidio calificado de Víctor Jara.
Pese al optimismo por alcanzar nuevos avances en el proceso judicial, el caso tuvo un nuevo revés. En mayo de 2008, el ministro de fuero Juan Belmar, integrante de la Corte de Apelaciones de Santiago que había asumido el caso, cerró el sumario (fase indagatoria) con sólo un procesado, el ya señalado comandante Manríquez.
A comienzos de enero de 2012 la Corte Suprema redistribuyó diversas causas de violaciones a los derechos humanos y el caso quedó en manos del ministro de Corte de Apelaciones de Santiago, Miguel Vásquez Plaza. El 28 de diciembre pasado, el juez sometió a proceso a los militares en retiro Hugo Sánchez Marmonti y Pedro Barrientos Núñez como autores materiales del homicidio calificado.
Junto con ellos, encausó a los también ex miembros de Ejército Roberto Souper Onfray, Raúl Jofré González, Edwin Dimter Bianchi, Nelson Hasse Mazzei, Luis Bethke Wulf y Jorge Eduardo Smith Gumucio como cómplices del brutal crimen. Finalmente, el ministro emitió orden de captura internacional contra Barrientos, quien actualmente vive en Miami. La Corte Suprema aprobó la solicitud de extradición, que está en curso.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Lolita Torres

Beatriz Mariana Torres nació en Avellaneda el 26 de marzo de 1930. A los 11 años debutó interpretando temas españoles en el Teatro Avenida con la Compañía Maravillas de España.
A esa misma edad grabó su primer disco con los temas "Te lo juro yo" y "Gitano Jesús". Al repertorio sumó, además, canciones del folklore nacional y de otros ritmos.
Torres debutó en teatro con la obra "Ladroncito de mi alma", junto con Juan Carlos Mareco en el Gran Splendid y en cine actuó en "La danza de la Fortuna", en 1944, con Luis Sandrini y Olinda Bozán.
En los años ´50, los hermanos Carreras le ofrecieron un papel protagónico en "Ritmo, Sal y Pimienta" que se filmó en 1952.
Además, se destacó en películas como "La mejor del Colegio", "La edad del amor", "Más Pobre que una laucha", "Un novio para Laura", entre otras.
En televisión se la recuerda por su programa "La hermana San Suplicio", "Gorrión" y "Sangre y Arena" y en la faz musical tuvo éxitos en Latinoamérica, España y en la ex Unión Soviética.
Al cumplir los 50 años con el espectáculo, Lolita realizó una presentación en el Luna Park, de la cual participaron artistas de la talla de Charly García, León Gieco y Ariel Ramírez, entre otros.

domingo, 7 de septiembre de 2014

LIBERTAD LAMARQUE VOLVIÓ UNA NOCHE A SU AMADA BOTICA DEL ÁNGEL

El pasado jueves 4 a las 21 hs se estrenó en la mítica Botica del Ángel el musical unipersonal “LA NOVIA DE AMÉRICA” protagonizado por la impactante morocha bahiense Gaby “la voz sensual del tango”, acompañada en piano por Víctor Volpe y con producción de José Valle. El espectáculo dura 75 minutos y se hace corto. Gaby opta por un didactismo prodigioso, huyendo de la hagiografía, mostrándonos desde muchos prismas diferentes la vida y obra de la magistral “Novia de America”. La selección musical es apabullante, abarca toda la trayectoria de Libertad Lamarque, se repasa su vida y su obra, se muestran muchas anécdotas y detalles poco conocidos, siguiendo siempre un orden cronológico y una búsqueda de ir siempre un poco más allá. Tiene mucho ritmo y en ningún momento pierde la perspectiva, al contrario muestra múltiples facetas, convirtiéndose así en la crónica de una vida, una carrera y una época y sus vicisitudes. La actuación tanto actoral como musical de Gaby resultó como abrir uno de esos regalos que de niño uno descubría con ilusión y alegría. Picos altísimos de emoción se registraron al ir desgranando la vida privada de Libertad, especialmente la relación con sus padres, su hija y su amor de toda la vida: Alfredo Malerba. Todo esto intercalado con hermosísimas interpretaciones de canciones épicas de la Lamarque y su legado artístico que nunca morirá. Un regalo que la memoria guardará para siempre en los que estuvieron. Y otra vez la idea de ese juguete infantil y mágico que puede ser la vida, la obra y la música de “La novia de América”
 Párrafo aparte para LA BOTICA DEL ANGEL, uno de los lugares más increíbles y únicos de la ciudad de Buenos Aires, es una casa y a la vez collage escenográfico que sirvió de atelier y refugio para una gran cantidad de artistas plásticos y, claro está, como hogar de su creador, el excéntrico e inolvidable Eduardo Bergara Leumann.

jueves, 28 de agosto de 2014

Fidel Pintos, el gran sanatero

Fidel Pintos nació el 28 de agosto de 1905 en la ciudad de Buenos Aires, más precisamente en el Bajo Belgrano. Tenía seis hermanos, y como es frecuente en los porteños amantes del fútbol, dividía su corazón entre el club de su barrio, el sufrido Defensores de Belgrano, y un equipo de la Primera División, en su caso el poderoso River Plate, que en la década del '30 inauguraría su estadio en las inmediaciones. ¿Señas particulares? Una narizota llamativa, de la que él mismo luego sabría reírse con elegancia: "un domingo fui a la cancha de San Lorenzo y al salir un policía me pidió documentos. Le entrego la libreta y me dice 'éste no es usted, no se parece en nada'. Lo que sucede - le contesté al agente - es que la nariz sigue en la otra página, a la vuelta..."
Comenzó a trabajar a los 14 años, como cadete del Banco Holandés. El joven Fidel, empero, tenía más vocación por el teatro que por las diligencias, algo que a sus padres no les gustaba demasiado. Dos de sus hermanos eran empleados del Correo Argentino, y a través de ellos ingresó a la institución. Trabajó en la sucursal de San Isidro y luego en el Correo Central, hasta que en 1933 perdió su empleo junto con otros miles, merced a un eufemismo tan miserable como "racionalización del personal". Los cesantes eran miles y miles, y la miseria y el hambre hacían estragos: unos pocos años después, un informe del Ejército argentino decía que casi la mitad de los jóvenes que se presentaban a cumplir con el servicio militar obligatorio debían ser dados de baja por no ser físicamente aptos. No por nada a la década del '30, en Argentina, se la conoce como la Década Infame.
Fidel quedó en la calle, pero paradójicamente, perder el trabajo lo empujó en el camino de la actuación. Integraba el grupo teatral "Churrinche", de Domingo Sapelli, y para ganarse unos pesos animaba bailes y presentaba orquestas de tango. A veces se olvidaba lo que tenía que decir y salía del paso con las primeras palabras que le venían a la mente. Los que no prestaban atención a las palabras del presentador no notaban nada raro, porque el tono era serio, formal, el adecuado: los que lo escuchaban raramente entendían mucho más que el nombre del número que seguía a continuación. Un día de 1938, en uno de esos shows, faltó un recitador que estaba en el programa, y Fidel salió del paso hablando de malvones, de glicinas, de ladrillos, de tango y de muchas cosas que nadie entendió pero que causaron mucha gracia.
Un tiempo después, Fidel presentaba a una orquesta en el auditorio de la entidad gremial de los choferes de tranvías y colectivos, la UTA. A medianoche bajó al bar a tomar algo y se prendió en una charla en la que no dijo absolutamente nada inteligible, pero su semblante y su actitud transmitían el convencimiento de que estaba expresando ideas de lo más importantes. Los parroquianos se veían tan divertidos que llamaron la atención del cantinero, que le ofreció a Fidel pagarle el doble de lo que le pagaban por presentar a la orquesta por una hora de actuación. Había nacido la sanata, que según los diccionarios del lunfardo (el argot de Buenos Aires) es una "forma de hablar confusa, incomprensible, en la que se expone un argumento sin sentido ni ideas claras".
Pocos trabajos más difíciles y más nobles había en aquella Argentina que hacer reír a la gente. El propio Fidel acuñó una bella frase que habla de esa dificultad y de la dignidad del oficio: "uno pica una cebolla y se pone a llorar; tráigame usted una hortaliza que me haga reír".
En los años '40, Fidel llegó al teatro de revistas, rubro en el que tuvo la suerte de vivir su era dorada, que llegó hasta mediados de los '70. Actuó en las principales salas: el Teatro Maipo, el Casino, el Comedia, el Nacional, en cabarets como Marabú y Tabarís y hasta en el famoso "colmao" El Tronío.
Sobre el final de la década comenzó a actuar en Radio Callao y, en 1948, participó en su primer película, "Novio, marido y amante", protagonizada por Enrique Serrano. Sus dos primeros papeles protagónicos llegarían en 1951, con "La vida color de rosa" y "El hermoso Brummel".
Fidel como "Mesié Canesú"En la buena, Fidel no se olvidaba de las malas que había pasado: como una vez dijera, "un actor es un señor que hoy come faisán y mañana se come las plumas". Fidel se había hecho en una escuela dura, y tal vez esa sea la razón de sus cualidades poco menos que de hombre renacentista: también reveló ser un buen compositor musical ("músico de oreja", se definía). Así lo atestiguan sus valses ("Náufrago", grabado por Mercedes Simone y por Alberto Marino; "Te vi partir", por Hugo del Carril; "Andate", por Horacio Guarany) y el tango "Una copa más" y el bolero "Evocación tropical", en ambos casos compartiendo la autoría con Manuel Flores y Carlos Bahr.
En 1950, en Radio Callao, daba vida a dos personajes, Churrinche y el recordado Mesié Canesú (imagen), su primer gran éxito: un modisto afrancesado y bastante chanta, de léxico rebuscado y cursi y una irrefrenable tendencia a dar consejos absurdos. Canesú pasó de Callao a Radio Splendid, se emitió durante ocho años y cesó el día en que falleció su libretista, Manuel Meaños. Todavía se recuerdan las palabras de despedida del modisto a sus imposibles admiradoras: "besitos, besitos a todas ¡leonas mías!".

En 1959, en "Calle Corrientes", alumbró a otro de sus personajes radiales más populares, Placé, un porteño simpático, fanático de las carreras de caballos, que siempre tenía la "precisa" pero que nunca salía de perdedor, y que solía decir: "yo fumo un paquete de rubios y otro de negros. Para cambiar de tos, ¿sabés?"

Los '60 son los años de Fidel, como todo el mundo sabe... Llega a la TV con "Viva contento", por Canal 7, en 1962. Pero su mejor época en la televisión llegaría un poco después, del brazo de los hermanos Gerardo y Hugo Sofovich en la primera época de "Operación Ja Ja". Los papeles más recordados son tres:

* el profesor Fidelius, un adivino cuya bola mágica era capaz de cualquier disparate. Su incondicional ayudante era el Hermano Pequeninus (Eddie Pequenino), y es un remoto precedente del memorable y mucho más zarpado Manosanta de uno de sus amigos y protegidos: Alberto Olmedo.

  El peluquero Don Mateo (¡sí, el mismo sketch que Gerardo Sofovich ha reciclado de todas las maneras posibles durante cuarenta años!). El cliente era nada menos que Javier Portales, y los papeles secundarios eran un lujo. Todos los programas aparecían un lustrabotas, interpretado por Juan Carlos Altavista, y un treintañero Jorge Porcel que le traía ofertas "pulenta, pulenta" a Portales con la idea de sacarle un peso (por ejemplo, pasajes a las Cataratas del Iguazú para lavarse la cabeza...). También actuaban Jorge Luz, María Rosa Fugazot y Carlos Carella y, cada vez que alguien decía casualmente la palabra "fuego", entraba un bombero demencial accionando un extinguidor: Alberto Olmedo. Comparen con las reediciones posteriores, incluso con la de Porcel como Don Mateo y Rolo Puente como el cliente, que solía ser bastante graciosa. [Nótese que la foto de la derecha incluye a Fidel Pintos, Olmedo, Gardel - desde el cuadro - Portales y Porcel. ¡Ésas son delanteras, fiera!]

* el integrante de la barra de café de "Polémica en el bar" (¡sí, el otro sketch que Gerardo Sofovich ha reciclado de todas las maneras posibles durante cuarenta años!). Fidel integró la que se reconoce unánimemente como la mejor de todas las (muy variadas) mesas: la que compartiera con Porcel, Altavista, Portales y Adolfo García Grau. Su capacidad para la sanata adquirió aquí ribetes de leyenda: entre susurros, frases entrecortadas e inentendibles y palabras grandilocuentes, Fidel podía acreditarse, con tono catedrático, haber descubierto a Guillermo Vilas, o dado el empujón decisivo a Carlos Monzón, o haber tenido sentada en la falda a Sofía Loren. Se hizo tan popular a lo largo de los años que el presidente Juan Domingo Perón, en 1973, lo parafraseó en un discurso ante la CGT sobre el tema de las paritarias: "yo aquí podría decir como Fidel Pintos: 'la inventé yo''' .(Al programa siguiente, Pintos, en vez de sentarse a la mesa común, se sentó solo en un rincón y no le prestaba atención a sus compañeros...). Otra aparición notable, en el sketch, sucedía cuando se desataba la inevitable y esperada pelea final entre Altavista y García Grau, que era interrumpida, de manera no menos esperada, por Fidel Pintos, que amagaba sacar una pistola que nunca se vio y que todos reputaban otra de sus invenciones. El rostro serio e imperturbable de Fidel en esa situación era más gracioso que cualquier mueca.
El éxito del programa hizo crecer aún más el respeto por Fidel. Cuando, en 1968, los Sofovich pensaron en que, en cada programa, uno de los integrantes del elenco presentara a los demás, fue la lógica primera elección. Claro que en el tercer programa, el elegido fue Olmedo, quien para esa circunstancia inventó al recordado Rucucu, y el rol dejó de ser rotativo...
Disco de Chistes hoy casi inhallableOlmedo era un gran admirador de Fidel, y ambos tenían una relación casi de padre a hijo. Ambos también grabaron a dúo un hoy inhallable disco de chistes pícaros para Microfón . Pintos le vendió a Olmedo su primer quinta de fin de semana, dándole las llaves antes de empezar a hablar de plata, y fue el padrino de bautismo de Javier, el cuarto de los hijos del Negro. Algunos gestos y trucos actorales de Pintos son perceptibles en Olmedo, en especial en el justamente célebre sketch de Borges y Álvarez que Olmedo jugara con Portales en los años '80, y en el inolvidable discurso que Olmedo hace, como candidato a vicegobernador en las fraudulentas elecciones de la década del '30, en la película "Las mujeres son cosa de guapos", discurso que de tan sanatero bordea el dadaísmo inconsciente.
Otra consecuencia del éxito televisivo fue un reverdecimiento de los laureles de Fidel como actor de cine: de esta época, entre otras, son "La cigarra está que arde" y "Coche cama alojamiento" (1967), "Villa Cariño está que arde" y "Corazón contento" (1968) y "El hombre del año" (con Olmedo, 1970). También tiene pequeños papeles en las películas de los Sofovich (en "Los caballeros de la cama redonda", filme inaugural del dúo Porcel - Olmedo, en "Los vampiros los prefieren gorditos", donde hace de absurdo capataz de la estancia de Portales) y, como en "Corazón contento" (donde acompañaba a Palito Ortega) tiene un rol secundario en una película de otro cantante popular de la época: es el recordado portero venal de "Quiero llenarme de ti", el éxito cinematográfico de Sandro de 1969. Inolvidable su frase cuando percibe la coima por dejar pasar a las chicas a ver al astro: "soy un sentimental..."
Fidel ganó en 1970 el Premio Martín Fierro a la mejor actuación humorística en TV. En los años posteriores seguía en "Operación Ja Ja", en el teatro de revistas, en el cine, en la radio (por Splendid hacía "Discosanatas en alta Fidel... idad y Pintos... fonía", con libros de Víctor Harriague), disfrutaba de la compañía de su esposa María Claudina, de su hijos y de sus nietas. En 1974 había estrenado dos películas (la ya citada "Los vampiros..." e "Intimidades de una cualquiera", de la dupla Isabel Sarli - Armando Bó) y estaba en plena actividad cuando lo sorprendió la muerte, el 11 de mayo. Desde entonces, su cuadro preside las cada vez más gastadas mesas de "Polémica en el bar", y hay quien dice que su sonrisa gardeliana es cada año más sanateada.
Y hablando de sanata, les recomiendo hacer la pequeña prueba de buscar su nombre en Google, Yahoo! o cualquier otro buscador de Internet, y ver cuántas veces su nombre aparece asociado a la capacidad de expresar insensateces en un lenguaje absurdo y superficialmente serio.

viernes, 22 de agosto de 2014

OSCAR DEL CERRO

Oscar del Cerro nace el 9 de julio de 1921 en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, con el nombre de Aureliano Avalo. Pero su ciudad es Quilmes. Debutó como solista en Radio Belgrano el 1 de enero de 1950 y si bien su fuerte fueron las canciones sureras, como milongas, estilos, cifras y otras, también incursionó en el tango.
 
Se acompañó por un conjunto de guitarras de gran calidad, que posteriormente integraron Las Guitarras Cuyanas de Zavalita.
 
En la Estancia La Valeria de Cañuelas donde se organizaban fiestas camperas se consagró Oscar del Cerro, al igual que José Larralde, Argentino Luna, Alberto Merlo, el Chino Martínez, Juancito el Peregrino, Oscar del Cerro, Waldemar Lagos y tantos otros.
 
La famosa composición "La primavera" de Victor Velazquez nació una de esas noches en que éste se quedó a dormir en el cuarto de la soga (donde se guardan los bozales y los recados) en La Valeria, junto a Víctor Abel Giménez, y al escuchar el canto de la calandria tomó su guitarra y creó esa milonga.
 
Cuenta Guido Antonio Ongarelli: "Sucedió que en 1970 llegué a ese pueblo (Naón) pasadas las 12 de la noche en el mes de junio o julio, después de recorrer 30 Km. (creo desde Chivilcoy) por un colchón de tierra, ya que hacía 6 meses que no llovía, acompañando al cantor sureño Oscar Del Cerro, sus guitarras, Pereyra y el Payo Silva, y unos amigos: Cabrera, Canaliccio, Giulano y un Sr. (lamento no recordar su nombre) que era director o gerente de una institución bancaria en Capital Federal, que tenía campos y familiares en Naón. Este Sr. había organizado un asado para agasajar a Del Cerro, del cual era muy amigo de la persona y ferviente admirador del cantor. Dicho asado era para las 20 horas y nosotros llegamos 4 horas después. En ese entonces el pueblo disponía de energía eléctrica solo por la tarde y hasta las 24 horas, que se cortaba; por lo tanto nuestro arribo en una oscuridad absoluta, con viento tormentoso, nublado y ya con algunas lloviznas; las personas nos festejaban porque habíamos también llevado la lluvia que tanta falta les hacia. Alumbrados con faroles de noche nos invitaron a ingresar a la casa, cuyo comedor aún hoy recuerdo en casi todos sus detalles. Del asado nada de nada, la mayoría de los paisanos pensando que no iríamos, se comieron todo y se fueron. solo unos pocos se quedaron, entre ellos un sobrino del Sr. bancario. Del Cerro cantó como nunca, influenciado por tanta calidez y cordialidad que le brindaban esas 10 o 12 personas que lo escuchaban, además del ambiente y la casa que nos parecían encantadas. Y entre guitarras, cantos, aplausos y como estábamos en una casa "mágica", a falta de asado (¡gracias a Dios!) mágicamente nos sirvieron manjares caseros: jamón crudo, salamines, longanizas de potranca, bondiola, queso, pan de campo, exquisiteces que solo con esta gente se puede comer y, como si todo fuera poco, un final a todo puchero a la española que nunca más pude volver a comer".
 
Una de las canciones más recordadas de Oscar del Cerro es el vals "Hermana" de 1958. Llevaba letra de Eugenio Majul que se lo había dedicado a su hermana María Julia. Le puso música Roberto Abrodos, uno de los integrantes del famoso conjunto folklórico Los hermanos Abrodos, y con ellos llegó al disco. Majul entendió entonces que su vals, de clima ciudadano, debía tornarse en una composición de carácter campesino. Entonces, a la letra original, con muy pocas palabras, la revistió de una geografía campera acorde con la identidad del conjunto. Pero no fue un pedido del compositor. Fue una concesión que hizo el propio autor de los versos, quien con el tiempo, se arrepintió, pues otros intérpretes además de Oscar del Cerro, como Enrique Espinosa y Alfredo De Angelis, grabaron el vals con esos versos cambiados.
 
El arrepentimiento le duró siempre a Majul. Hasta que habló con el cantor Juan Carlos Godoy para que se lo registrara en una grabación no comercial. Éste accedió y también el gran pianista Carlos García, quien lo acompañó y, desinteresadamente, estos dos artistas le obsequiaron al poeta una estupenda versión con los versos originales. Esa grabación, de la cual circulan muy pocas copias, lo redimió ante su hermana.
 
Esta es la letra del vals, van entre corchetes y cursiva los versos de la versión original, no la de Oscar del Cerro:
 
Te debía este vals y aquí lo tienes,
tan simple como el mundo de tus horas,
un pequeño regalo que no quiere
más que darte las gracias de esta forma.
Oh, no llores, si el vals tomó tu nombre
fue al fin porque eres buena y tolerante,
como nadie entendiste mis dolores
y creíste en mis sueños como nadie.
 
Hermana, hermana,
qué atrás quedó la niñez
el viejo rancho que amabas
[la vieja casa que amabas]
y el río largo ante él.
[y yo jamás olvidé.]
Tu pelo y el mío
prometen un gris,
acaso el otoño
ya esté por aquí.
Hermana, hermana,
rondita tibia y cordial:
abre las manos y guarda
la rosa azul de este vals.
 
Sin embargo hay un cargo que me abrasa
pues nunca penetré en tus inquietudes
y no fui alguna vez la voz que ansiabas
si un pesar te envolvía entre sus nubes.
Mas, con todo, jamás oí tus quejas
y siempre tus desvelos me auxiliaron
en las horas inciertas de la espera
cuando todo encendía el desencanto.
 
Se destaca de entre su material discográfico,  la grabación -junto a Héctor del Valle- de Martín Fierro. Otros discos suyos son: Así es como rinde el choclo, El trovador sureño, Semblanza de dos zorzales (con Carlos Souza), Milongas criollas (también con Héctor del Valle), Sureño y trovador y Sus nuevos éxitos. Todos en el catalogo de Diapasón.
 
Una de sus mejores interpretaciones fue "La serenata de ayer", de Manuel Buzón y Ismael R. Aguilar, transcribimos su hermosa letra:
 
Llegaba en coche a la ventana de la moza
y se embriagaba con glicinas y jazmines;
traía un ansia de zorzal en los cantares
ponía el alma en las guitarras y violines.
A la hermosura quinceañera le dejaba
el homenaje de su acento y de su amor
y se alejaba con el premio de un suspiro,
una sonrisa, un "muchas gracias" y una flor.
 
En la lejana noche fue
canción de amor y fe,
en la vidala fue el dolor
del mozo trovador...
Con habaneras vino al barrio a suspirar
y al claro de la luna, su farol de plata,
le pidió a la ingrata
que supiera amar.
La linda moza al despertar
al son de la canción.
Abría su alma y su balcón
poniéndose a soñar...
Y florecía la esperanza del cantor
al ver que la sonrisa de la porteñita,
era una infinita promesa de amor.
 
Enmudeció la serenata para siempre,
ya no anda en coche con guitarras y violines
siguió el camino de las buenas ventanitas
que se adornaba con glicinas y jazmines.
Se fue al ocaso con el coche en que llegaba
partió al recuerdo con Gabino, el payador.
Y se cerraron los balcones que se abrían,
para brindarle un "muchas gracias" y una flor.
 
El 12 de noviembre de 1991 fue declarado "Vecino ilustre de Quilmes".Falleció en Quilmes el 06 de Marzo de 1998

viernes, 15 de agosto de 2014

TRANSITO COCOMAROLA

Bandoneonista,   autor y compositor, Mario del Transito Cocomarola, nació el 15 de agosto de 1918 en “El Albardón” Departamento de San Cosme, Provincia de Corrientes.
A la edad de 8 años se inicia en la música con un acordeón de 2 hileras.
Con tan sólo 13 años se radicó en Corrientes donde empezó a actuar profesionalmente.

En el año 1940 viajó a Buenos Aires para continuar su carrera musical integrando “Los Hijos de Corrientes” y el “Trío Típico Correntino” ambas agrupaciones dirigidas por Emilio Chamorro. Integró además los conjuntos “Kunumí” con Chamorro y Samuel Claus, “Irupé” con Roberto Ferradás Campos y Santiago Barrientos, además de compartir escenarios y grabaciones con Osvaldo Sosa Cordero, Pedro Sánchez, Miguel Repiso y Ramón Estigarribia, entre otros, tocando indistintamente acordeón y bandoneón.

A fines de 1941 funda el Trío Cocomarola grabando en mayo de 1942 sus primeros 10 temas en el sello ODEON. Sus primeros integrantes fueron Colón Cobas, Policarpo Benitez, Pedro Pascasio Enríquez y Luís Ferreira, luego ingresa el dúo de “los Zorzales” compuesto por Ramón Hurtado e Isauro Guerreño, hasta el año 1945.Desde 1945 hasta 1948 el dúo Cejas- Ledesma, de José Cejas y Juan Alberto Ledesma.

Entre los años 1948 al 1952 grabaron con Cocomarola: Nieves Rodríguez, Emeterio Fernández, Odilio Godoy, Manuel Gómez, José Cejas, Antonio Nicolás Niz en una primera etapa, y el legendario Dúo Vera – Lucero integrado por Salvador Miqueri y Eustaquio Vera, con el que le llega su total consagración. Posteriormente también se integran al Trío Cocomarola el dúo de voces Quiróz-Úbeda, compuesto por Gabino Quiróz y Pascasio Úbeda.. A fines del año 1956 y luego de la desvinculación del Dúo Vera-Lucero, se integra el Dúo Verón – Palacios y en 1958 se agregan el acordeón de Roque Librado Gonzalez y nuevamente la guitarra de Antonio Niz.

Pero la vida y obra de Tránsito Cocomarola no se detiene e incorpora los dúos y tríos de voces de: Lisardo Cáceres-Evaristo Reyes-Hipólito Argentino Vargas; Gregorio Molina; Pascasio Ubeda, Héctor Chávez, Julio Godoy; Luis Soloaga; Ireneo Ramírez, Carlos Ramírez, Elpidio Verón Miño, Juan Ojeda, Alfredo Alejandro Almeida, ; entre otros.

Participan en sus grabaciones en calidad de invitados artistas como Ernesto Montiel, Isaco Abitbol, Fito Ledesma, Blas Martínez Riera, Avelino Flores, Bruno Mendoza, entre los más destacados.

“El Taita” deja grabados en el sello ODEON 124 temas y en el sello PHILLIPS 250,esto deja demostrado la vigencia de un genio de la música folklórica correntina. Los temas registrados en SADAIC superan dos centenares.

Tránsito Cocomarola fallece un 19 de septiembre del año 1974. Esa fecha ha sido instituída como el “Día Nacional del Chamamé”.

Tiene registradas más de 300 obras entre las que podemos destacar , EN TU VENTANA, KM 11, PUENTE PEXOA, RETORNO, MIRAME, entre otras.

lunes, 21 de julio de 2014

CONCIERTO DE LUJO DE LA ORQUESTA HOMENAJE A ANIBAL TROILO EN BAHIA BLANCA

La Comisión Homenaje Centenario Aníbal Troilo digitalizó 489 arreglos manuscritos de la orquesta de Pichuco. El viernes 25 de julio a las 21,30 hs en Bahía Blanca en el histórico Teatro Municipal podrá escucharse por primera vez el resultado de esta recuperación, en la que trabajaron Juan Carlos Cuacci y Javier Cohen. Se han escaneado las partituras para salvaguardar manuscritos –hecho que permitió reconocer el aporte que hicieron sus arregladores Argentino Galván, Julián Plaza, Ismael Spitalnik y Astor Piazzolla, entre otros.
La orquesta “HOMENAJE A ANIBAL TROILO” dirigida por el maestro Victor Volpe y compuesta por 14 músicos de elite junto a las voces de Gaby “la voz sensual del tango” y Pablo Gibelli, más la pareja de baile de Natalia y Gustavo y la participación del reconocido Marcelo Guaita, recrearán la obra de la orquesta del Bandoneón mayor de Buenos Aires con sus arreglos originales.
La orquesta estará conformada por Víctor Volpe en piano y dirección, los bandoneones de Antonio Volpe, Nicolas Malbos, Elbio Leguizamón y Julio C. Sanchez; los violines de Besa Aliaj (violín solista), Paolo Miserocchi, Andi Lulja, Fernando Duarte, Franco Cipriani y Maria Rojas; Andrea Zanzeri en viola; Gabriel Falcioni en violoncello y Federico Kuperman en contrabajo.
En la velada troilena bahiense estará también presente el presidente de la Comisión Homenaje Centenario Aníbal Troilo, Francisco Torné, nieto de Zita Troilo, compañéra de Pichuco durante toda su vida. Se distinguirá por su trayectoria a Antonio Volpe y Marcelo Guaita será declarado visitante ilustre de la ciudad. “De Pichuco puedo decir que fue el bolsillo del mundo, nunca vi tanta generosidad en un hombre. Siempre pagaba las mesas para veinte personas con los mejores vinos. Un día en Mar del Plata le dije al dueño del restaurante: Mañana yo les doy el dinero de la cena. Siempre me sentaba al lado de Aníbal; me paré al baño para dejar al dueño el dinero convenido, y cuando regreso a mi lugar  veo que debajo del plato asomaban billetes, y Pichuco me replica: Guardá esa plata cachorro, a mí ya no me sirve”, comentó el locutor.
 
 

jueves, 3 de julio de 2014

¿Por qué el 3 de julio se celebra el Día del Locutor?

Los profesionales de la locución y de la radiodifusión tienen su fecha de homenaje. Los orígenes de la conmemoración.
Cada 3 de julio se conmemora en Argentina el Día del Locutor Nacional. La tradición existe desde 1950 y conmemora el nacimiento de la entidad gremial que nuclea a los profesionales de la radiodifusión, la Sociedad Argentina de Locutores.
La conmemoración del Día del Locutor en Argentina encuentra su origen en 1943, cuando un grupo de locutores radiales conformaron la Sociedad Argentina de Locutores. La puesta en marcha oficial de la organización se llevó a cabo un 3 de julio, razón por la cual fue elegido este día para conmemorar el Día del Locutor.
Según el relato de uno de los protagonistas de aquel evento, los locutores en ese momento se hallaban muy distanciados, al ser parte de radios que diferían en sus orientaciones y, en ocasiones, también competían por audiencia. Sin embargo, la propuesta de crear una entidad gremial de Jorge Omar Del Río halló eco pronto y, ese 3 de julio de 1943, en una sesión extendida hasta las cuatro de la mañana, se creó la Sociedad Argentina de Locutores.

domingo, 22 de junio de 2014

¿por qué las facturas llevan esos nombres?

La comida dice mucho sobre la geografía, la época y la cultura de los lugares donde fueron creadas y consumidas. Todos los platos tienen una historia detrás, a veces casual, a veces deliberada y en la mayoría de los casos, insólita.
Por ejemplo, ¿alguna vez te pusiste a pensar por qué la mayoría de las facturas que compramos habitualmente en la panadería tienen los nombres que tienen? ¿A quién se le ocurrió bautizarlas "vigilante", "bola de fraile" o "cañoncito"?
Semejantes nombres no podían ser casuales y tienen un por qué. Resulta que alrededor de 1888 los panaderos tenían un sindicato organizado por el anarquista Enrico Ferrer y resultaron una huelga que duró más de diez días.
Además de dejar de trabajar por casi dos semanas, los panaderos decidieron combatir a través de los nombres de sus facturas. Así, los obreros panaderos anarquistas protestaron a través de sus creaciones.

Sacramentos: similares a las medialunas, ideales para rellenar con jamón y queso, su nombre es una crítica a la Iglesia.


Bolas de fraile: rellenas de dulce de leche o crema pastelera, los panaderos de 1888 les pusieron ese nombre para ironizar sobre la iglesia.

Bombas: su nombre directamente se burla del ejército. Son los clásicos profiteroles, rellenos de crema o dulce.
Cañoncitos: con pastelera o dulce de leche, espolvoreados con azúcar impalpable, el nombre hace alusión también al ejército.



Vigilantes: su nombre es una burla a la fuerza policial. Junto con las medialunas, son una de las facturas más simples, clásicas y ricas.



El sindicalista Enrico Ferrer había nacido en 1853 y era un anarquista fugado de Italia. Llegó a Argentina en 1887 y colaboró en la formación de sindicatos.
Así que ya ves, gastronomía, historia y cultura, van de la mano y cuando te sientes frente a un palto, pensá que detrás de él hay mucho más que una mezcla sabrosa de ingredientes.

miércoles, 18 de junio de 2014

V JORNADAS GARDELIANAS EN BAHIA BLANCA

Dentro del Ciclo “Bahía Blanca NO Olvida”, del 19 al 22 de Junio de 2014 tendrá lugar la Quinta Edición de Jornadas Gardelianas en Bahía Blanca. Continuando la ya tradicional cita a la que Dandy Producciones ha acostumbrado a los tangueros del sur bonaerense en cada mes de junio, se homenajeará al zorzal criollo con imperdibles eventos culturales que detallamos a continuación:

JUEVES 19 DE JUNIO
11 HS: Café Miravalles (Av. Cerri 777)
Apertura Oficial con inauguración plaqueta homenaje a CARLOS GARDEL Y SUS GUITARRISTAS. Palabras a cargo de Sergio Raimondi y Eduardo Giorlandini. Show Musical de Alberto Mansi. Entrada libre y gratuita.
14 HS: Hogar del Anciano Adelino Gutiérrez (Sixto Laspiur 1800)
Show musical para los abuelos. Una comitiva de los artistas que se presentarán en las quintas Jornadas Gardelianas celebrará el día del anciano en el Hogar Adelino Gutiérrez.
 
18 HS: Centro Cultural de la Cooperativa Obrera Ltda (Zelarrayán 560)
El Jueves 19 de Junio en el Auditorio de la Cooperativa Obrera el Historiador Carlos Benítez ofrecerá su charla-debate “Gardel y las Mujeres” acompañada de un audiovisual. El Centro de Estudios y Difusión de la Cultura Popular Argentina distinguirá a personalidades de la cultura y sociedad bahiense: París “Chiche” Senesi, Eduardo Montes, Osvaldo Rojas, Juan Carlos Cabirón, Mario Galleani y Carlos Nistal. Conducción: Mariel Estrada.
 
21,30 HS: Café Histórico de Bahía Blanca (Av. Colón 602)
Show “QUÉ ME VAN A HABLAR DE AMOR” a cargo de PATRICIA MALANCA y MARCELO BALDONEDO, SANTIAGO PÉREZ y DAVID ROLDÁN.
 
 
VIERNES 20 DE JUNIO
21,30  HS: TEATRO MUNICIPAL DE BAHIA BLANCA
Espectáculo “SI SUPIERAS QUE TE EXTRAÑO” con  FERNANDO RODAS, el Trío de JUAN CARLOS POLIZZI, GABY “LA VOZ SENSUAL DEL TANGO”, el pianista MARCELO BALDONEDO y los bailarines NATALIA y GUSTAVO. Entrada General Numerada $60.
 
SABADO 21 DE JUNIO
21,30 HS: El Motivo Tanguería (Brandsen 550, Bahía Blanca)
Espectáculo “MELODÍA DE ARRABAL”: PATRICIA BÁEZ y LUCIO PASARELLI CUARTETO con SUSANA MATILLA.
 
DOMINGO 22 DE JUNIO
21,30 HS: Café Histórico de Bahía Blanca (Av. Colón 602)
Espectáculo Musical “SUEÑO DE JUVENTUD” con “BAHIA BLANCA TRIO”, PABLO GIBELLI y PAULA BARRIO.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Luis César Amadori

El teatro y el cine fueron sus pasiones, constituyeron su oficio y también su medio de vida. Durante casi cincuenta años perteneció por talento a lo que se consideraba el mundo de las estrellas de entonces. Entreverarse en el territorio del cine y el teatro en aquellos años significaba comprometerse necesariamente con el tango. Además, Luis César Amadori era simpático, entrador y, lo más importante, sabía escribir, era un hombre de lecturas y preocupaciones literarias.
Supe de él en un debate acerca de la autoría del tango “Confesión”. Mi amigo sostenía que Amadori era el autor; yo afirmaba que era Discépolo. Los dos perdimos la apuesta, porque después nos enteramos de que ese formidable tango había sido escrito por los dos.
“Confesión” es un tango discepoliano desde la primera a la última letra. No hace falta leer la firma para saber que está en la misma línea de “Infamia”, “Secretos” o “Quien más quien menos”. La pregunta a hacerse en todo caso es la siguiente: ¿Cómo se puede escribir un tango tan personal entre dos personas? La respuesta no admitía dudas: el autor era Discépolo y Amadori se había prendido en los detalles o en algún procedimiento menor.
Es lo que pensaba hasta que escuché por la voz del Negro Alfredo Belussi el tango “Cobardía”, que sí estaba escrito del principio al fin por Amadori: “Yo sé que es mentira, todo lo que estás diciendo, que soy en tu vida sólo un remordimiento, yo sé que es de pena, que mentís pa no matarme, lo sé y sin embargo sin esa mentira no puedo vivir”. La conclusión era previsible: un tipo que escribe un poema de esa calidad no es un poeta menor o un simple acompañante.
Después lo escuché a Julio Sosa en “Quien hubiera dicho” y “Rencor”. Y a Charlo interpretando “Olvido”. Con esos antecedentes no hizo falta que luego me enterara de que Carlos Gardel le había grabado cinco tangos, entre los que se destacan “Madreselva” y “Fondín de Pedro Mendoza”.
Particular mención merece el tango “Portero suba y diga”, un tango que a mi tío le encantaba en la versión de Agustín Magaldi, aunque también merecen escucharse las versiones de Belussi, Argentino Ledesma y Ricardo “Chiqui” Pereyra. La escena es conocida. El hombre lo interpela al portero del edificio para que suba y le diga a la mujer que está trabajando en una “garsoniere” que él allí la espera, que no se va. Y hay una estrofa muy bien escrita: “Y diga a esos maulas, sotretas sin nombre que aquí hay un hombre si tienen valor, y dígale amigo que aquí yo la espero, que aquí yo me muero por ella de amor”.
Estos tangos fueron escritos entre 1928 y 1936. Son tangos cuya música pertenecen a Francisco Canaro, Luis Rubistein, Rodolfo Sciammarella, Enrique Delfino y Charlo, compositor, por ejemplo, de “Tormento”. Algunas letras están escritas en compañía de otros poetas. Es el caso que ya comentamos de “Confesión”, pero también de “Desencanto” o “Alma de bandoneón”. Una sociedad parecida establece con Ivo Pelay, para escribir en 1929 “Fondín de calle Mendoza”.
Se trata en la mayoría de los casos de letras destinadas a animar una pieza teatral o algún espectáculo de revista. De todas maneras, basta prestar atención a los poemas para coincidir en que estamos ante un poeta que trasciende al mero letrista de revistas que entre acto y acto improvisa alguna estrofa pintoresca más o menos rimada.
“Rencor”, por ejemplo, un tango escrito en 1932 y musicalizado por Charlo, tiene una estrofa antológica: “La odian mis ojos porque la miraron, mis labios la odian porque la besaron la odio con toda la fuerza de mi alma y es tan fuerte mi odio como fue mi amor” Para después rematar con “No repitas nunca lo que vi a decirte, rencor tengo miedo de que seas amor”.
Presten atención que tanto en “Cobardía” como en “Portero suba y diga” o “Rencor”, se narran historias de amores frustrados, historias en donde el fracaso del amor se confunde con la lástima, el odio o el resentimiento. El amor como una trampa, una tragedia, un destino doloroso. O el amor como una fatalidad a la que el hombre le resulta imposible renunciar.
Esta parece ser la constante en los poemas de Amadori. “Tormento”, está en esa misma línea: “Será verdad lo que dice la gente, que andás por ahí tirando mi cariño, será verdad que así cobardemente, te entretenés burlándote de mi querer. No puedo creer que seas tan poca cosa, que te olvidés que yo te he dao mi vida, será verdad que mi ilusión la más querida, me ha de fallar yo no lo puedo creer”. Se trata de un tango escrito en 1934 con una excelente versión de Charlo.
“Madreselvas en flor” posee otra estructura, pero se mantienen las mismas obsesiones. La evocación de la vieja pared se relaciona con la niñez, la pobreza y las lágrimas del primer amor. Después los años pasan con sus penas y desengaños. De amor y de los otros. “Así aprendí que hay que fingir para vivir decentemente, que amor y fe mentira son y del dolor se ríe la gente. Hoy que la vida me ha castigado y me ha enseñado su credo amargo, vieja pared con emoción me acerco a vos y te digo como ayer”.
Y si en la primera estrofa la madreselva es un testigo del primer amor, en la última estrofa ya no hay esperanzas. “Madreselvas en flor que me vieron nacer y en la vieja pared sorprendieron mi amor, tu humilde caricia es como el cariño primero y querido que nunca olvidé. Madreselvas en flor que trepándose van en tu abrazo tenaz y dulzón como aquel, si todos los años tus flores renacen, ¿por qué ya no vuelve mi primer amor?”. Gardel grabó este tango en 1931, pero la versión de Libertad Lamarque de 1938 es inolvidable.
Luis César Amadori nació en la localidad italiana de Pescara, el 28 de mayo de 1902. Llegó a la Argentina cuando tenía cinco o seis años de edad. La escuela primaria la cursó en Ballester, y el bachillerato con los hermanos Salesianos. Estudió Medicina en Córdoba durante dos años. Los rumores dicen que fue uno de los protagonistas de la Reforma Universitaria de 1918. Nada de esto está confirmado. Lo seguro es que mantuvo una buena amistad con algunos dirigentes del movimiento reformista y, muy en particular, con Enrique Barros y Gumersindo Sayago.
De todos modos, las tentaciones de la vida nocturna y la bohemia intelectual pudieron más que la fantasía de los padres de tener un hijo doctor. Iniciados los años veinte Amadori ya está entreverado en el mundo del periodismo y el teatro. Ha renunciado a su empleo de practicante en el hospital para trabajar de cronista en el diario Última hora. Después lo hará en Caras y Caretas y en la revista Plus Ultra. En 1926 es director del teatro Cervantes. Se dice que quien lo introdujo en el mundo de las tablas fue Ivo Pelay, con quien luego compartirán responsabilidades en el Teatro Comedia, donde organizarán las temporadas de revistas.
Si Pelay lo apadrinó en el teatro, diez años más tarde Mario Soffici lo hará en el cine. Su primera película es de 1936. Se trata de “Puerto nuevo”, donde actúan José Gola y Pepe Arias, y cantan Sofia Bozán y Charlo. La dirección de “Puerto nuevo” es compartida con Soffici.
Amadori filmó alrededor de setenta y ocho películas. Lo hizo en la Argentina hasta 1955, y después, perseguido por sus relaciones con el peronismo, se exilió en España donde filmó algunos sucesos taquilleros con Sarita Montiel como “La violetera” y “El último tango”.
En el cine nacional hay coincidencias en admitir que su gran película fue “Dios se lo pague”, filmada en 1947 y estrenada en el Gran Rex en marzo de 1948. Allí trabajan Arturo de Córdoba y la esposa de Amadori, Zully Moreno. “Dios se lo pague” trascendió las fronteras locales y fue elegida para participar en el Oscar.
Luis César Amadori murió el 5 de junio de 1977.