domingo, 26 de abril de 2020

Alberto Marino, la voz de oro del tango por José Valle (*)

Siempre decía que cantar en Bahía Blanca era muy importante, que el público bahiense era de “paladar negro”, que conocía mucho de tango, que tenía mucha historia; “nacieron allí Carlos Di Sarli, el mejor pianista de la historia, Armando Lacava, Augusto Berto, Marambio Catán, ese cantorazo que es Roberto Achával”, sin embargo Marino actuó en reiteradas oportunidades en la ciudad.
Lo conocí allá por 1985, me lo presentó el flaco Alberto Morán en la histórica pizzería Yatasto de Av. San Martín y Alvarez Jonte. Marino había sido uno los cantores emblemáticos de la orquesta del gordo Troilo, ¡para mí era tocar el cielo con las manos! debido a mi admiración por Pichuco, tener cara a cara a un mito viviente como el “Tano”, era el sueño del pibe. Lo volví a ver tres o cuatro veces más, siempre fue muy atento conmigo.
Lo pude ver y escuchar cantar, acompañado por los recordados actores Eduardo Rudy y Rolando Chaves (que también fue un eximio cantante), en el mítico Bar El Preferido, que estaba en la esquina de Borges y Guatemala, del porteñísimo Barrio de Palermo, en un evento en que le rendían homenaje a tres ídolos de River, cuadro del que Marino era fanático: Adolfo Pedernera, Néstor Raúl Rossi y Félix Loustau. Lo acompañaban un bandoneonista gordo y un violero, interpretó magistralmente “Café de los Angelitos’’, “Tres amigos”, “Fuimos”, “Venganza”, “María”, "Naipe", "Cuando Tallan Los recuerdos" y "La vi llegar".
Había nacido como Vicente Alberto Marinaro el 26 de abril de 1923 en Verona, ciudad de la región de Véneto en el norte de Italia. A los pocos años, se radica con sus padres, Ángel y Ángela Musso (ambos cantantes líricos), y sus cinco 5 hermanos -Carmela, Dina, Flora, Nina y Gino- en el norte Argentino, más precisamente en Salta, donde su abuelo tenía minas de carbón.
La familia no se adapta al norte y al poco tiempo se radican en el Barrio de Palermo, en Buenos Aires.
Troilo y Marino
De joven estudia canto con el maestro Eduardo Bonessi -el profesor de canto de Gardel- y debuta en el año 1939 con la orquesta de Emilio Balcarce en Radio Broadcasting La Nación (hoy Mitre) con el seudónimo de Alberto De Mari. Luego se integra a varias orquestas de jóvenes, como la de Fortunato Martino, Luis Moresco y la del bandeononista Emilio Orlando; con este último actúa en el Alvear Palace Hotel del barrio de La Recoleta junto a Roberto Rufino.
Fue un profundo admirador del Zorzal Criollo, Carlos Gardel, y del Gallego Antonio Rodríguez Lesende, de quien dice haber aprendido los yeites del gotán.
Aníbal Troilo lo escucha cantar en el legendario salón Palermo Palace, que se ubicaba en la calle Godoy Cruz entre Santa Fe y Cerviño, y decide contratarlo de inmediato como segundo cantor, ya que en su orquesta brillaba el consagrado Francisco Fiorentino.
Debuta el 5 de abril de 1942, en el cabaret Tibidabo -de calle Corrientes entre Talcahuano y Libertad- con un éxito rotundo.
Sus versiones grabadas de temas como “Tres amigos”, “Fuimos”, “Tal vez será su voz”, "Cuando tallan los recuerdos", "Farolito de papel", "La vi llegar" o "Copas, amigos y besos", son auténticas joyas del tango.
Permaneció cinco años más con Pichuco, hasta comienzos de 1947.
Fiorentino,Castillo y Marino
El violinista Alfredo Gobbi lo bautizó como "La voz de oro del tango".
Un cantor finísimo, con registro de tenor, dicción perfecta, circunspecto, poseía un gran caudal de voz, pero de manera simultánea dulce y cristalina.
A partir del año 1947 comienza su carrera como solista, lo acompañaron musicalmente en distintas etapas el bandoneonista Enrique Alessio, luego el pianista, bandoneonista, director, compositor y arreglador Héctor Artola, posteriormente el guitarrista Roberto Grela.
En 1967 graba con la orquesta de Miguel Caló “Cafetín de Buenos Aires”, “Tu piel de jazmín” y “Cuando caigan las hojas”, entre otros temas. Y al año siguiente, con Armando Pontier “Donde quiera que estés”, “En las sombras”, “Seguime corazón” y “Y no pude ser”.
Realiza importantes giras por México, Perú, Colombia, Venezuela, Brasil y EEUU, donde actúa con Osvaldo Tarantino y a Japón, con Héctor Varela.
Participa en programas de TV y efectúa shows en los principales locales nocturnos tangueros del país.
Estaba casado con Irma "Pirula" Argentina Galván, quien murió en un accidente automovilístico al volcar el Dodge 1500 conducido por el cantor (el 11 de enero de 1972, a la altura de Coronel Brandsen). Este hecho afectó mucho su vida, con ella tuvo dos hijos Claudia Analía y Carlos Alberto.
El “Tano” Alberto Marino murió el miércoles 21 de junio de 1989, tenía 66 años de edad.

* El autor es historiador del tango, escritor, productor cultural. Director del Festival Nacional de tango “Carlos Di Sarli” de Bahía Blanca.

martes, 14 de abril de 2020

Discepolín por Gabriela Biondo*

El 27 de marzo de 1901, casi estrenando el siglo, nacía en Buenos Aires el inigualable Enrique Santos Discépolo. Y digo inigualable porque hay plumas más románticas, más elegantes, más lunfardas y con mayores recursos poéticos, pero ninguna con una lectura tan cruda y tan simple de la realidad. Sus tangos los manya cualquiera, no sólo por lo populares sino por lo comprensibles.
Discépolo buscó situarse más cerca del fracaso que de los éxitos; interpretando la angustia moderna, encontrando la voz de los otros: “Grité el dolor de muchos, no porque el dolor de los demás me haga feliz, sino porque de esta manera estoy más cerca de ellos. Y traduzco ese silencio de angustia que adivino. Usé un lenguaje poco académico, porque los pueblos son anteriores a las academias. Los pueblos claman, gritan, ríen y lloran sin moldes. Y una canción popular debe ser siempre el problema de uno padecido por muchos.”
Discépolo compuso letra y música de gran parte de su obra: “Escribo tangos porque me atrae su ritmo. Lo siento con la intensidad de muy pocas otras cosas. Su síntesis es un desafío que me provoca y que yo acepto complacido, aún a riesgo de los malos ratos que paso gestándolos. ¡Decir tantas cosas en tan corto espacio! ¡Qué difícil y qué lindo! Me subyuga esa lucha. Dicen que sacrifico la línea melódica en homenaje a la letra, y están en un error. Quiero que la música diga lo que luego aclararán aún más las palabras”.
Sus letras resultan tan vigentes hoy que pareciera que el pequeño filósofo hubiera hecho un pacto con Dios para saber lo reincidentes que podríamos llegar a ser los argentinos y escribir en 1930 cosas que ocurrieron “en el 506 y en el 2000 también”, para sacrificarse por los otros con una generosidad grandiosa, para sufrir hasta las entrañas y no tomar revancha alguna, para decidir su muerte sin tener más que acordar con el supremo que, junto con el nacimiento de Jesús, horas antes de la Navidad, se llevara su vida calladamente.
Enrique S.Discépolo y Tania
La historia de Discepolín es apasionante. Una infancia sin padres (por el pronto fallecimiento de ambos), una educación entre el teatro grotesco de su hermano Armando y la calle, numerosos fracasos y bolsillos flacos que se alternaron con la bonanza de algunos éxitos para caer nuevamente en la mishiadura después de derrochar el dinero de sus geniales obras hasta que una nueva le llenaba las arcas. Es que su generosidad y su gran gusto por la buena vida no admitieron el concepto de “ahorro”. Su herencia fueron las regalías que propiciaban sus populares obras y que Tania, su esposa, disfrutó casi por 50 años después de la muerte del poeta.
La clara visión de la alteración de valores que estaba sufriendo la sociedad -y que ha ido profundizándose con los años- comienza con el tango "Que vachaché", madura en "Yira... yira..." y se continúa en los tangos "Que sapa señor" y "Cambalache".
No podría doler más el cuestionamiento de Enrique, cuando vemos la corrupción de los cuatro poderes que debieran velar por nuestra integridad (agrego al periodismo porque así como se ha auto-declarado un “poder” para garantizar la democracia, también ha entrado en la comercialización de opiniones y líneas editoriales), cuando mediáticamente se le da prioridad al lenguaje inclusivo antes que a la educación para todos, cuando la buscada diversión de unos jóvenes termina con la muerte de un inocente o al ver que siguen muriendo personas por desnutrición en el país del alimento.
Discépolo murió el 23 de diciembre de 1951, en el departamento céntrico que compartía con Tania. Su compromiso con el peronismo, hecho público a través de su breve y fulminante participación en un discutido programa de radio (“Pienso y digo lo que pienso) popularmente recordado por “Mordisquito”, lo distanció de varios de sus viejos amigos. A casi 70 años de su muerte sus tangos siguen golpeando en la conciencia colectiva.

*Cantante (Gaby, la voz sensual del tango), autora, escritora, compositora, guionista y Lic. en Ciencias de la Comunicación (UBA).

domingo, 12 de abril de 2020

Salvador Giaigischia, el goleador que jugó con Bochini y Maradona Por José Valle*

Nació en la ciudad de Goya (Corrientes) el jueves 21 de febrero de 1957, fueron sus padres Gregorio Salvador y Julia Casafus.
Su progenitor fue un gran y recordado arquero del "Club Deportivo Central Goya", institución en la que también debutó, a los 15 años, el recordado Francisco “Pancho” Sá, quien descubriría al joven Salvador en la institución y lo llevaría al Independiente.
Ingresa a la sexta división del Rey de copas en el año 1973 y es dirigido por Nito Veiga, que le tenía gran afecto, el arquero era “El Ruso” Norberto Verea.
En el año 1975 el recordado Pedro Dellacha lo hace debutar en primera división, enfrentando a Chacarita Juniors y siendo marcado por Miguel Ángel Bordón, Salvador tenía 17 años.
También tuvo como técnico al mítico José Omar "El Pato" Pastoriza.
El joven Giaigischia era un delantero veloz, pícaro, fuerte, de excelente "pie" y buen cabeceador. El problema era la falta de continuidad porque delante suyo estaba ese magnífico goleador que fue Norberto "Beto" Outes.
En Independiente disputó 16 partidos oficiales, convirtiendo 5 goles.
Jugó con enormes futbolistas como Ricardo Bochini, Omar Larrosa, Enzo Trossero, Mariano Biondi, Rubén Galván, Antonio Alzamendi, Hugo Villaverde y Pedro Remigio Magallanes, entre otros.
Luego pasa a préstamo a Argentinos Juniors, donde llega a jugar con Diego Armando Maradona.
Después continuaría su carrera en Gimnasia y Esgrima de Jujuy y en Los Andes, retornando a su club de la infancia donde se retiró debido a las continuas lesiones, con apenas 24 años.
Formó una hermosa familia, casándose con Blanca Paiva con quien tuvo 4 hijos, dos varones y dos mujeres, todos profesionales.
Se dedicó al comercio, con la instalación de un lavadero de automóviles regenteado por su padre en un primer momento y por él hasta la actualidad.
En una entrevista para el programa radial "Aprontes y Partidas" que se emite por AM 1240 Radio Universidad, Bahía Blanca, manifestó: "Fue un enorme placer jugar con próceres del fútbol como Diego Maradona y Ricardo Bochini. Pero debo aclarar, que con quien me complementé mejor en una cancha fue con Mariano Biondi; fue el compañero que mejor supo explotar mi juego". Finalmente agregó: “Estaré toda la vida agradecido a Independiente, allí me protegieron siendo muy joven y, viniendo desde el interior del país, me inculcaron valores que me sirvieron para desenvolverme en la vida".
*El autor es Historiador de tango, escritor y productor cultural