viernes, 16 de noviembre de 2012

BARES DE BUENOS AIRES



Están allí, dispersos y solitarios, como museos vivientes que guardan la costumbre y atesoran recuerdos de  otras épocas... El tiempo parece haberse detenido  con algo de magia, la modernización de la gran  urbe se quedó afuera.  Uno puede  disfrutar allí, de una aquietada atmósfera teñida de paz y nostalgia.
Todavía se juega  al truco, se toma el vermú de la tarde, se discute de política y de fútbol de manera apasionada, también hay espacio para el silencio, y tal vez se escuche algún evocador rasguido de guitarra en los atardeceres...
Si ellos hablaran..., ¡Cuánto añoran!, ¡Cuántas historias, guardadas en su corazón, podrían contarnos!. Son los viejos bares de Buenos  Ares, herederos de los antiguos almacenes. Algunos conservan, en mayor o menor grado, los antiguos mostradores de estaño, las paredes revestidas con madera, las enormes heladeras de antes...
Los invito a recorrer la geografía porteña y entrar en estos  viejos bares de barrio: La Boca, Almagro, Balvanera,  Palermo, Villa Crespo, entre otros,  conservan estas reliquias
Ahora, entramos el bar El estaño de 1880 que fue un antiguo almacén, en  la esquina de Hernándarias y Aristóbulo del Valle, barrio de la Boca. Sus paredes están revestidas de cedro, y a su antiguo mostrador hundido por el tiempo y gastado por el uso, lo sostiene madera de barco.
También, compartimos un café en Balvanera. Allí está, salido de una postal del Buenos Aires de ayer, el despacho de los hermanos Cao,  en Independencia y Matéu. Sus paredes están totalmente revestidas de madera con estantes y cajones hasta el techo. Allí el tiempo parece haberse detenido, en la vidriera podemos ver la botella de Hesperidina al lado de la lavandina, y detrás de una estampa de la Virgen.
El almacén confitería el Miramar en el barrio de San Cristóbal, San Juan y Sarandí,se ha convertido en un bar histórico de Buenos Aires. Allí hay una costumbre que se hereda de generación en generación. Todavía, Los muchachos del barrio se reúnen  cada anochecer para hablar de fútbol y boxeo, como lo hacían sus padres y los padres de sus padres, como ellos quieren que mañana lo hagan sus hijos.
Podemos aún recorrer varios lugares más, como por ejemplo, el bar Villamil en Colegiales, el  tradicional bar El federal en Perú y Carlos Calvo
En cuánto a los viejos  mostradores de estaño, con barra sentarse, de  la época de su apogeo proviene la palabra “bar”. Es una heredera del vocablo  ingles "barrier" que significa precisamente barra, mostrador. El poeta de Buenos Aires, Raúl González Tuñon, los evocaba así en Saudade de los viejos estaños  (publicado en 1957):
         " .........................................   
    Y estos versos son como el epitafio
    para todos aquellos mostradores
                  de ese metal constante, curtido, manoseado,
en rancios almacenes tibios y abigarrados
que hoy yacen bajo inmensos inquilinatos grises
o vulgarmente transformáronse
en tistes bares a la moda yanqui,
terriblemente lácteos.”
Podríamos agregar que hoy también yacen bajo su epitafio otra especie casi extinguida, los antiguos bares lácteos.

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