miércoles, 6 de marzo de 2013

RECORDANDO A CESAR TIEMPO...!!!

César Tiempo, nacido Israel Zeitlin en la localidad deEkaterinoslav, Ucrania, el 3 de marzo de 1906- fallecio en Buenos Aires, el 24 de octubre de 1980, fue un escritor, periodista, editor, dramaturgo y guionista argentino. Sus "Libro para la pausa del sábado", "Sabatión argentino", "Sabadomingo" y "Aviso para encontrar a Jordana" son algunos de sus poemarios más reconocidos.
Con el nombre de Israel Zeitlin nació en la ciudad ucraniana de Ekaterinoslav , actual Dnipropetrovsk, pero cumplió su primer año de vida en Buenos Aires. En 1924 obtuvo la ciudadanía argentina. Formó parte del Grupo de Boedo. Fue cofundador de la editorial argentino-uruguaya "Sociedad Amigos del Libro". En 1930 obtuvo el Premio Municipal de Poesía. En 1937 fundó y dirigió la revista «Columna» -que editó hasta 1942- y recibió el Premio Nacional de Teatro. En 1945 ganó el Premio Municipal al Mejor Libro Cinematográfico. Entre 1952 y 1955 fue director del suplemento literario del diario La Prensa, en 1957 de la página literaria del diario «Amanecer». Entre 1973 y 1975 se desempeñó como director del Teatro Nacional Cervantes. En 1978 mereció el Premio Sixto Pondal Ríos (correspondiente a 1977).
Entre sus obras teatrales destacan "Pan criollo" y "El lustrador de manzanas". Eliahu Toker dijo: «Uno de los momentos más altos y significativos de la palabra poética de César Tiempo es su "Arenga en la muerte de Jaim Najman Biálik". Tiempo se identifica con Biálik:
¡Cuidado con los poetas/
cuyos puños golpean
sobre las mesas de los verdugos!",

dice dirigiéndose sin duda también a los nazis locales. Y a la judería porteña, a la que reprocha su indiferencia pequeño burguesa. Y se burla de ellos amargamente.[...] La condición judía y porteña de Tiempo empapa todas sus páginas».

DE YAPA UNOS POEMAS DE CESAR TIEMPO:

A UN OBRERO

Toda desnuda me ofrezco a tu instinto,
muerde mis pechos, estruja mi cuerpo,
quiero brindarte esta fiesta de carne
para que olvides tus días acerbos.

Sé que padeces, tu vida es amarga
vida de todos los tristes obreros,
sin una luz de esperanza en su noche,
sin la caricia cordial de un consuelo.

¡Cómo conforta sentirse piadosa,
dulce es la simple bondad de mi gesto;
tú que así sufres, mereces la efímera
fiesta que quiere brindarte mi cuerpo!

AMORIO CIUDADANO.

Saloncito reservado
de lechería de barrio.
Este pobre muchacho
pálido
me cree una novia ingenua
que va a brindarle sus encantos
-un anticipo del estío
para la primavera de sus años-
y unta de miel sus palabras,
viste de seda sus manos,
me quema la boca impura
con el lacre de sus labios
(máscara de castidad:
mis labios no están pintados)
y perfumándome de promesas
-con salacidad de fauno-
ante mi leve abandono
y mi fingido recato
comienza a desabrocharme
la bata con torpes manos.

Acariciándome el pecho
refulgen sus ojos claros
y me prodiga adjetivos
dulzones de enamorado.

Fiesta de los sentidos
impúdicos y castos:
mutuamente
nos hemos engañado.

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